El presidente de Sudáfrica dijo que la revuelta fue instigada

El Gobierno de Sudáfrica informó este viernes que ya son 212 personas las que perdieron la vida en el marco de las protestas contra el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma por desacato.

La ministra interina de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni, actualizó el balance de víctimas y detalló que murieron 189 personas en la provincia de KwaZulu-Natal y 32 en Gauteng.

Ntshavheni también indicó que son 1.692 las personas detenidas en estas dos provincias, vinculadas con las movilizaciones que se suceden desde el pasado fin de semana. Entre las personas detenidas estaría el que fuera jefe de la Agencia de Seguridad sudafricana, Thulani Dlomo, uno de los 12 presuntos instigadores de las protestas.

El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, afirmó este viernes, en un discurso televisado, que “quienes están detrás de estos actos han buscado planificar una insurrección popular” en el país y denunció que “la inestabilidad actual constituye una contravención directa al Estado de derecho” en su país.

Las protestas tienen “como objetivo provocar inestabilidad social”, así como “debilitar severamente el Estado democrático y la economía”, aseveró el mandatario. En esta línea, consideró que el caos fue utilizado como una cortina de humo para un “sabotaje económico”.

“A través de noticias falsas y desinformación, han buscado inflamar la violencia. Han buscado manipular a los pobres y vulnerables para su propio beneficio”, aunque “este intento de insurrección no ha logrado el apoyo de nuestra gente”.

Ramaphosa también confirmó la cifra de 212 muertos en el contexto de las movilizaciones, y precisó que se trataría de 131 casos de asesinato, mientras que se han abierto 81 expedientes de investigación. Por otro lado, hizo un balance de los daños económicos, con al menos 161 centros comerciales, 11 almacenes y ocho fábricas, entre otros, destruidos. A pesar de la violencia vivida en los últimos días, Ramaphosa aseguró que se vive un aparente regreso a la calma con una “fuerte disminución” de la violencia.

En referencia a la respuesta de las autoridades, el mandatario admitió que no tenían “las capacidades y los planes para responder rápidamente”, pero que “una vez que se desplegó personal de seguridad adicional, se pudo restablecer la calma”.