Nardo Escanilla es “Buenardo”: “Siempre le tuve mucho miedo al piloto automático”

Sale de la radio, va a hacer fotos, atiende el llamado de VOS, sigue preparando su debut unipersonal. Está a mil y se nota, pero en ninguno de esos momentos Nardo Escanilla pierde la chispa que lo identifica y que ya lo ha ubicado entre los nuevos referentes del humor cordobés contemporáneo.

“Un terremoto”, dice el propio artista sobre este comienzo de año agitado, que en febrero tuvo un pico de intensidad a partir del nacimiento de Vera, su segunda hija, pero que en marzo redobló el desafío a partir de un nuevo proyecto radial y de su flamante estreno como solista, tras la separación de Camilo y Nardo a comienzos de 2020.

“Nació Vera casi al mismo tiempo que me voy de la Sucesos y entro en la Pulxo, y en el medio del armado del show que no es uno más, porque soy yo volviendo a los escenarios solo”, sintetiza Escanilla.

“La verdad es que no estoy durmiendo absolutamente nada y no porque tenga una recién nacida, sino porque la ansiedad me está comiendo por dentro”, admite sobre el inminente estreno de Buenardo, un unipersonal cuyo título surgió a partir de la popularidad del modismo y de la catarata de mensajes que recibió Escanilla de parte de fans que le pedían que usara esa expresión “para algo”.

–¿Qué te está pasando a nivel interno con este regreso a los escenarios?

–De todo. Mucha ansiedad porque tengo ganas de estar sobre el escenario, muchas ganas. Tengo que dejar de tocar el show. Estoy como cuando lavás el auto, pero le seguís pasando un trapito. Y es una responsabilidad porque yo también tengo una forma de ver el humor. Para mí no hay herramienta discursiva más importante. Podés abordar cualquier tema, mientras lo hagas con respeto, y capaz podés entrarle a la gente con cosas que no le interesaban hasta ayer y vos se las hacés entrar por otro lado. Cada vez que voy a hacer algo solo, siento mucha responsabilidad. Me exijo un montón. Para mí nunca alcanza.

–¿Sentís la presión de confirmar lo que ya significa tu nombre?

–Ni hablar. Todas las etapas tienen su cosa relajada y su cosa de presión. Cuando actuás para 50 personas, por ahí te podés dar licencias para probar ciertas cosas. Hoy ya estoy en un lugar en el que hasta te diría que la remera arrugada es un detalle que se ve. No es lo mismo decir: “Vamos a ver a este guaso, a ver qué hace porque me dijeron que empezó hace poquito” que decir: “Vamos a ver a este con el que me secaron la cabeza diciéndome que es bueno”. Está la responsabilidad de dar un buen producto. Yo fui exigente desde el principio, para dos personas, o para lo que sea, así que imaginate ahora que la exigencia viene de otro lado. Yo siempre voy a los desafíos, siempre me gusta que me movilice algo, y capaz que eso tuvo que ver en la separación de Camilo y Nardo. Siempre estoy buscando algo que me lleve a un lugar de exigencia.

Puerta abierta a lo desconocido

“Siempre le tuve mucho miedo al piloto automático”, sentencia Escanilla en la antesala de un movimiento inédito en su carrera. Según cuenta, evitar ese punto en el que la comodidad y el oficio se transforman en sinónimos de “hacer la planchita” es su principal objetivo. “Lo he visto tanto, y hasta incluso yo me he visto en esa situación de ‘acá estoy bien, sale bien, vamos a darle por ahí’ que entonces siempre estoy tratando de escaparme de eso”, asegura.

“Creo que lo hago hasta inconscientemente. Por ahí me voy a un lugar que no sé cómo va a ser. Por eso también en el show me gusta plantear los momentos de charla con el público, para que el show tampoco se vuelva automático, si no creo que me aburro. Tengo que hablarlo en terapia (risas)”, comenta el humorista, que adelanta algunos raptos de improvisación y de feedback con la
platea en el inminente Buenardo.

“Algo que siempre me gustó mucho es la sorpresa. No es lo mismo algo improvisado que hacer improvisación. Más vale que hay herramientas, hay un laburo cuidado para que no sea simplemente que hablo con un tipo de cualquier cosa. Pero en este show quiero ir poquito más allá”, asegura, al tiempo de que adelanta la inclusión de sobres con preguntas desconocidas por él, y que el público elegirá para luego contestar y dar pie a alguna ocurrencia in situ por parte del comediante.

–Tiempo atrás dijiste que durante la cuarentena no extrañaste el escenario…

–Yo venía del furor de Camilo y Nardo, que tuvo mucho escenario, mucha gira, muchos viajes, las temporadas. Llegó un momento en el que tuve la necesidad de quedarme en casa. El planteo con Camilo fue ese, por eso cada uno fue por su lado. Tengo que tener cuidado de cómo hablo de la cuarentena porque yo la pasé bien, y el grueso de la gente la pasó mal. Soy un privilegiado y un agradecido del momento en el que me agarró: si hubiera sido dos años antes, todavía estoy llorando. Aparte estaba en radio y en tele muy contento. En las redes no sé si hubo alguna vez un mejor momento en la historia. Me agarró con todo, entonces dije: “Bueno, el escenario puede esperar”.

–¿Y por qué ahora? ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de parecer?

–El año pasado no tuve la necesidad, hablábamos con Camilo y él me decía que hiciera un show en streaming, pero a mí no me gustaba. No estaba encontrando un porqué. Y una noche estaba viendo la serie The Crown, eran las 2 de la mañana, y de repente me pegó una trompada en el cerebro el show. Me levanté, me hice unos mates, me puse a pensar, ya me embalé y me di cuenta de las ganas que tenía de volver. Es como cuando pensás que no tenés hambre, y comés un maní y te das cuenta de que estás desesperado. Así me pasó. Tenía muchas ganas de volver, pero no estaba encontrando el empuje.

–Vas a estar solo en el escenario. ¿No extrañás la complicidad de Camilo?

–Sí, me pasa a mí y le pasó también a Camilo. Venís con una dinámica en la que sabés que si en algún momento tenés una laguna, hay alguien al lado tuyo que va a saltar ahí nomás. Ahora no hay nadie, estás solo. Me pasó lo mismo cuando hacía stand up. Yo venía de Biólogos, que no había baches, que era un ida y vuelta, y de repente fue encontrarme solo frente al público. Y el recuerdo que tengo, porque fue hace nueve o 10 años y pasaron muchas cosas en el medio, es que me gustaba mucho. Vamos a ver qué pasa ahora. Es como si por 10 años no agarrás una bicicleta. Me gustaba andar en bici, pero no sé cómo voy a andar ahora (risas).

En los medios 

En paralelo a su desarrollo como artista de escenario y de redes sociales, Nardo ha cultivado un perfil propio en los medios locales.

“Yo el año pasado volví a la tele, que es una plataforma que no me gusta mucho, pero hice la prueba porque con Joel (Rossi) siempre pegamos muy buena onda. Y me gustó, me cambió totalmente el chip que tenía de la tele”, comenta en relación con las razones que lo llevaron a dejar Radio Sucesos tras casi cuatro años para incorporarse al ciclo radial de Rossi, Encendidos
, en PLX Pulxo 95.1.

“Le dimos formas y se dio el paso”, acota el comediante, quien no tenía pensado ese cambio, pero encontró en la propuesta un nuevo incentivo para seguir alimentado su impronta radial. “Es un desafío porque vengo de un formato (Basta chicos) en el que era un delirio donde podíamos hacer lo que queríamos, y Encendidos es un formato más frenético, tres o cuatro minutos cada cosa”, explica.

“Los primeros días, estaba como alumno nuevo de colegio, aparte que es la primera vez que entro a un proyecto que ya está andando. No digo que ahora la esté rompiendo, pero ya me muevo más cómodo, al principio era una planta al lado de la mesa”, agrega.

–Este nuevo proyecto te confirma como hombre de radio.

–Es la plataforma que más me gusta. Si me dijeran que tengo que abandonar todo y elegir una sola cosa… Mirá que el escenario me fascina, la tele me ha empezado a gustar de vuelta, las redes son algo que me vuelve loco, pero ninguna le llega ni a los tobillos a la radio. Si tuviera que elegir una sola, elijo la radio.

–¿Por qué?

–En las otras plataformas, si yo tengo que decirle a alguien que estoy en la Luna tengo que armar toda una atmósfera, vestirme de astronauta, poner otro tipo de luz. Yo en la radio digo: “Estoy en la Luna”, me ponen un efecto de sonido y yo estoy en la Luna. La radio te da una infinidad de cosas para cosas. Podés viajar por todo el mundo estando sentado en una silla. Podés ser tres personas distintas en un ratito sin ponerte una peluca. A mí me encanta poder estar hablando y de repente ser otro tipo, un movilero en la otra punta de Córdoba o en otro lugar del mundo. Eso te permite contar las cosas desde distintos lugares. En las otras plataformas lo tenés que armar, pero la radio es magia. Magia todo el tiempo.

Para ir

Nardo Escanilla presenta su unipersonal Buenardo este sábado en el teatro Ciudad de las Artes (av. Pablo Riccheri 1955). Funciones a las 21 y a las 23.30, con entradas disponibles desde $ 825 a través de Autoentrada. El 17 de abril, además, se presentará en Río Cuarto.

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Escanilla asegura que la radio es la plataforma que más disfruta.
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