Daniel Passerini: “La gente exige obras, gestión y respuestas, no explicaciones”

El intendente de Córdoba, Daniel Passerini, no duda: la discusión presupuestaria para 2026 tiene el objetivo de lograr el “déficit cero”. No como consigna de campaña, sino como una condición de supervivencia.

En un municipio asfixiado por deudas, subsidios en retirada y servicios en transformación, su mensaje busca marcar un límite político y fiscal. Y una advertencia sobre la realidad nacional. “Hoy los indicadores son malos, pero las expectativas son altas”, dijo al ser entrevistato en Voz y Voto.

—El Suoem fue uno de los gremios más beligerantes esta semana. La Provincia plantea que es responsable, junto a otros, del déficit de la Caja. Rubén Daniele sostiene que no, que los propios activos sostienen las jubilaciones de los municipales. ¿Cuál es la situación?

—Es una discusión larga. En 2008 hubo un primer conflicto serio. La Provincia acudió a la Corte Suprema en tres oportunidades: lo hizo De la Sota, lo hizo Schiaretti y también Llaryora. Hay un reconocimiento sobre las razones que tiene la Provincia para acreditarse recursos que la Nación debería aportar, fundamentalmente en materia previsional, y que viene incumpliendo. Si eso se hubiera resuelto, el nivel y la profundidad del conflicto hoy sería otro. El agravamiento crónico de la crisis económica obliga a provincias y municipios a manejarnos con los recursos disponibles. Y este déficit requiere todos los años hacer ingeniería para sostener el funcionamiento del sistema y el pago de jubilaciones, que en Córdoba están por encima de las nacionales. Esa es la raíz del problema. Cada decisión genera tensiones, pero lo importante fue la instancia de diálogo que se inició. Todos los gremios participaron de una reunión con representantes de la Legislatura, que es donde debe discutirse, y no en la calle, y con el secretario General de la Gobernación, responsable de la negociación salarial. Las crisis son oportunidades y esta debe servir para discutir a fondo las razones del déficit. Siempre cuidando a los jubilados.

Protesta. Estatales de Córdoba marchan en rechazo al aumento de aportes para la Caja de Jubilaciones. Pedro Castillo  / La Voz

—¿Cree que los municipales pueden afrontar un esfuerzo mayor que otros sectores, como los docentes, que tienen jubilaciones más bajas?

—Hay que ser responsables, conocer los números y también las leyes previsionales. Me tocó discutirlo como legislador y uno siempre defiende los recursos de Córdoba. La gran responsabilidad de la Provincia es sostener una Caja que tiene déficit crónico, cuyo origen central es la deuda histórica de la Nación. Si esa deuda se hubiera pagado estaríamos hablando de otra situación.

—¿Cómo está hoy la relación entre activos y pasivos en la Municipalidad?

—Durante muchos años la Municipalidad tuvo un número de empleados muy por encima de lo compatible con su realidad económica, y ese fue uno de los talones de Aquiles. En 2019, cuando asumimos con Llaryora, el pago de sueldos y aportes representaba el 62% del presupuesto. Era inviable. Hoy ese número bajó al 42%, sin despedir a nadie y sin resignar ingresos de los trabajadores, que están entre los mejores del país. Además, ese 62% estaba montado sobre un presupuesto con 8,8 puntos de déficit. Este año estamos cerrando con un déficit de 2 puntos. El presupuesto que debate el Concejo plantea para 2026 el objetivo de “déficit cero”. Y no es un lema político. La Municipalidad no tiene un banco al que recurrir, porque además, estamos pagando deudas en dólares. En este proceso de reconfiguración podemos discutir muchas cosas, pero los recursos deben cuidarse.

—¿El debate sobre la Caja afecta el plan de lanzar una pasividad anticipada?

—No. Nuestros objetivos son inalterables porque están orientados a mejorar el perfil económico del municipio para que deje de ser deficitario. Desde 2019 tomamos decisiones que fueron cuestionadas, siempre en defensa de la solvencia y del cumplimiento en tiempo y forma de nuestras obligaciones, sin descuidar servicios esenciales y con pagos de capital cada seis meses.

—¿Entonces se va a lanzar la pasividad?

—Sí. La decisión está tomada. En su momento, cuando Martín era intendente y yo viceintendente, logramos una adhesión importante. Es una herramienta útil, especialmente para trabajadores que por razones de salud están cerca de la pasividad. No es sumar problemas, es cerrar el déficit, que es el más importante de la provincia. Esto mejorará la eficiencia y la sustentabilidad.

—¿Tiene fecha o condiciones definidas?

—Estamos trabajando en eso. Es uno de los objetivos para 2026. Lo hemos planteado con transparencia y mostrando los números. El presupuesto ya fue aprobado en primera lectura y ahora viene la audiencia pública. Además, tomamos medidas para mejorar la situación de la ciudad porque ofrecimos una rebaja del 30% de la tasa de Comercio a más de 20 mil comercios, aprobamos una ordenanza de promoción productiva única en el país, que despertó interés de otros municipios y cámaras empresariales. En una Argentina con indicadores negativos lo positivo son las expectativas. Si el gobierno Nacional logra el crecimiento del 6% que proyecta para 2026, estas medidas favorecerán a Córdoba y atraerán inversiones.

El intendente de Córdoba, Daniel Passerini, en el programa Voz y Voto, conducido por Florencia Ripoll y Federico Giammaría.  (Nicolás Bravo / La Voz)

Subsidios al transporte

—Sobre la reducción del déficit, una de las medidas será eliminar los subsidios municipales al transporte. ¿Cómo se instrumentará y qué impacto tendrá en la tarifa?

—A los 20 días de asumir, en diciembre de 2023, Milei eliminó todos los subsidios a provincias y municipios, excepto al Amba. Fue una decisión que no se discutió, se aplicó. En ese momento eran 7.800 millones de pesos, que actualizados por inflación representarían mucho más. El corte fue a cero y debimos reconfigurarnos. La concesión del transporte ya era deficitaria y hubo que tomar decisiones. Contamos con el acompañamiento de la Provincia, que sostuvo los subsidios a la demanda, con el Boleto Educativo, o el Obrero y Social, y la Municipalidad mantuvo una parte de la tarifa subsidiada. Hoy el boleto pleno costaría unos 2.100 pesos.

—Actualmente, vale 1.720 pesos. No están tan lejos.

—Hoy estamos aportando entre 225 y 250 pesos por pasaje.

—Eso se termina.

—Sí. Pero logramos algo importante: después de 16 años, conseguimos la Sube. Para casi el 40% de los usuarios significa pagar 800 pesos, es menos de la mitad del valor pleno. Además, otro porcentaje accede al Boleto Educativo. No podemos cargar todo el costo sobre el usuario que trabaja; porque además queremos aumentar la cantidad de pasajeros para que el sistema sea sustentable. Por eso la salida será gradual. La Municipalidad tiene deudas y no podemos tomar más. Tampoco compraremos más colectivos. Ya hicimos una inversión grande, ahora el sistema entra en transformación. Sobre eso, estamos discutiendo el marco regulatorio, que se aprobará en 2026, y habilitará la futura licitación del sistema.

—La reducción gradual de subsidios, ¿implicará subas del boleto?

—Si hay estabilidad, la salida será progresiva y no traumática. Buscamos sustentabilidad mejorando la oferta: se sumaron dos empresas nuevas, y transformamos Tamse en Tamsau (una SA), que hoy opera líneas sustentables, como los troles y los coches a GNC, y el resto se distribuye entre otras empresas. Pasamos de tener 3.100 empleados a poco más de 700. El servicio mejoró notoriamente, estamos en un 90, 91% de la frecuencia ideal en hora pico y queremos llegar al 100%. Estas decisiones, junto con el fideicomiso y la mejora en el pago por kilómetro, aumentaron el corte de boletos y despertaron interés empresario.

Transporte de pasajeros urbanos de la ciudad de Córdoba. (José Gabriel Hernández / La Voz)

—¿Entonces no sería un lastre ingresar al sistema?

—No. Lo estamos haciendo eficiente. Ha sido duro. De marzo a octubre recibimos muchas críticas, algunas justas. Pero estamos logrando resultados con recursos propios y con el esfuerzo del usuario y de la ciudad.

—¿El escenario de subsidio cero se concretará a fin del año que viene, o antes?

—El objetivo es llegar a fin de 2026 con déficit cero, incluido el subsidio al transporte.

El contrato del agua

—El año que viene se discutirá otro contrato grande: agua y cloacas. ¿Qué objetivos se fijan? ¿Qué falta en el servicio?

—En 2020, al asumir con Llaryora, el gobernador Schiaretti decidió el traspaso de la concesión del servicio a la Municipalidad, algo que había que hacer. Desde entonces tenemos el poder concedente. Los contratos son antiguos y en 2026 debemos reunirnos con la Provincia y con el Ersep para actualizar todo. Se avanzó mucho: había más de 100 mil vecinos sin agua potable y hoy cumplimos el 70% del objetivo. Estamos ejecutando el total de lo recaudado por la tasa específica en obras. También estamos completando las conexiones cloacales de Villa el Libertador, una deuda histórica. Allí, la Provincia hizo la obra dura y la Municipalidad está ejecutando las 3.000 conexiones domiciliarias restantes.

—¿Qué porcentaje de la ciudad tiene cloacas?

—En 2026, queremos llegar al 60%. Veníamos de un 40%. Se hicieron colectores troncales y obras estratégicas. Pero el tema no es inocente: hablamos de agua y cloacas, y esa definición deberá trabajarse. Será uno de los grandes debates del año próximo. Otro será la recolección de residuos, cuya concesión también vence. Y el marco regulatorio del transporte, que mencioné. La ciudad tiene una oportunidad: el contexto tecnológico, la inteligencia artificial y las nuevas prácticas de gestión permiten modernizar los servicios con estándares globales. Debemos aplicar las mejores experiencias para dejar una estructura sólida para los próximos 20 años. Y no quiero olvidar un cuarto tema: la reestructuración de la deuda externa.

—¿De cuánto es esa deuda?

—Quedan 50 millones de dólares de capital y otros tantos en intereses acumulados. En total, la deuda flotante ronda los 100 millones. A mi gestión le restan cuatro cuotas. Hoy, Argentina tiene mejores condiciones porque bajó el riesgo país, mejoró el acceso al financiamiento y además nuestra conducta fiscal es valorada. Estamos recibiendo ofertas de inversión junto a la Provincia, pero antes queremos ver cómo mejorar las condiciones de pago.

—Antes de tomar deuda para obras, quiere resolver la deuda pendiente.

—Exactamente. Es muy pesado afrontar en marzo y septiembre cuotas que suman 50 millones de dólares. Imaginen si esos 100 millones se hubieran invertido en obras… la ciudad estaría en otra situación. El error, que no puede repetirse, es tomar deuda en dólares para gastos corrientes. A la ciudad le faltaron inversiones. La deuda fue tomada para otros fines que la gente no ve; lo que sí ve es que debemos pagarla.

—Este año evitaron el default pagando la deuda, pero lanzaron un bono para proveedores por 50 mil millones de pesos, opcional. ¿Cómo avanza la aceptación?

—Es una herramienta habitual en estas circunstancias y tuvo buena aceptación. Hemos demostrado conducta fiscal y cumplimiento. No somos una gestión que patee los problemas. Tenemos sostenibilidad porque cuidamos los recursos y no dejamos de prestar servicios.

—¿Qué porcentaje de aceptación tiene? ¿Cuál es la deuda total con proveedores?

—Una parte de la deuda total estaba destinada a ese bono. La deuda con proveedores es dinámica porque las obras siguen y los pagos también. Pero tenemos un buen nivel de cumplimiento, más de la mitad del bono disponible ya fue ejecutado.

La relación con Siciliano

—Hay mucha conversación sobre la llegada de Miguel Siciliano al Ministerio de Vinculación: se habla de mala relación con usted y de un “intendente paralelo”, en carrera para 2027. ¿Qué responde?

—Me causa gracia porque se dicen muchas cosas. Tengo una relación excelente con el gobernador y esta decisión de designar a Miguel nos parece muy buena. El escenario cambió respecto de 2023 y necesitamos reconfigurar funciones. Hubo hechos traumáticos, como la Caja y el retiro de subsidios, que afectaron a Provincia y al municipio. Y además dejamos la vara muy alta. La gente exige obras, gestión y respuestas, no explicaciones. La articulación Provincia–Municipio es fundamental. Con Schiaretti entre 2019 y 2023 recuperamos la ciudad, y con Martín tenemos una dinámica de memoria. La llegada de Miguel suma. Su primera reunión fue conmigo en mi despacho. Ambos conocemos la agenda y fuimos parte del mismo equipo. Más allá de especulaciones electorales, nadie responsable en el Gobierno está pensando en 2027. Hoy estamos enfocados en mejorar la realidad de la gente. Los indicadores son negativos, con cierres de empresas, suspensiones, más demanda en salud y educación y presión social creciente. Lo que hay son expectativas positivas, pero deben gestionarse. Por eso, tanto la Provincia como el Municipio tomamos decisiones impositivas en esa línea. Y mientras tanto, hay que estar al lado de la gente.

Peronismo: primera foto oficial del ministro Miguel Siciliano con el intendente de Córdoba, Daniel Passerini. (Prensa Miguel Siciliano)

—¿Cómo analiza la diferencia que La Libertad Avanza obtuvo en la Capital?

—Fue la menor en elecciones legislativas de los últimos 20 años, pero no sirve de consuelo porque perdimos.

—¿Esa señal obliga a cambios en la gestión?

—No. Soy parte del equipo provincial desde 2005, cuando De la Sota me convocó. Salvo en 2013, cuando Schiaretti ganó con 26% y 17 puntos de diferencia en la Capital, siempre en las elecciones de medio término nos ha ido mal. Pero dos años después, en las provinciales, el resultado es otro. Desde 1998 ganamos la Provincia de manera ininterrumpida y desde 2019 también la Municipalidad. Sabemos de qué se trata cada elección. No formamos parte de un espacio nacional; estamos construyendo uno con Provincias Unidas. Y aun así, este fue el mejor resultado en la Capital en 20 años, aunque no alcanzó.

—Dice que no es momento de campaña pero, al no tener reelección, deben comenzar a construir un relevo. ¿Ese trabajo debe empezar ya?

—Por supuesto. Sin reelección, la política se pregunta quién será el sucesor o sucesora. Mi aporte es dejar la vara alta y hacer la mejor gestión posible para que quien nos represente tenga todas las condiciones para ganar. Ese es mi objetivo y también el del gobernador. Durante muchos años no ganábamos la ciudad; ahora que la ganamos y la estamos mejorando, no queremos retroceder. Mi responsabilidad es gobernar bien para todos los cordobeses para garantizar continuidad.

—¿Va a participar en esa decisión?

—Por supuesto. Más allá de los análisis políticos, no debe perderse de vista que hace años que la política no acierta. Argentina está sobrediagnosticada. Como médico, siempre digo que nos toca hacer el tratamiento: somos los elegidos para mejorar la realidad. En el caso de Córdoba, tiene una situación distinta a la del país y la gente nos exige que la sostengamos. No hay que entrar en peleas a destiempo. La gente eligió un gobierno Nacional que genera expectativas aún sin mostrar resultados. Esta expectativa debe ser una oportunidad para obtener mejores condiciones de financiamiento y captar inversiones. Si las expectativas se cumplen, los indicadores deberían mejorar. Hoy los indicadores son malos, pero las expectativas son altas. Hay que dar vuelta esa ecuación.

El intendente de Córdoba, Daniel Passerini, no duda: la discusión presupuestaria para 2026 tiene el objetivo de lograr el “déficit cero”. No como consigna de campaña, sino como una condición de supervivencia. En un municipio asfixiado por deudas, subsidios en retirada y servicios en transformación, su mensaje busca marcar un límite político y fiscal. Y una advertencia sobre la realidad nacional. “Hoy los indicadores son malos, pero las expectativas son altas”, dijo al ser entrevistato en Voz y Voto. —El Suoem fue uno de los gremios más beligerantes esta semana. La Provincia plantea que es responsable, junto a otros, del déficit de la Caja. Rubén Daniele sostiene que no, que los propios activos sostienen las jubilaciones de los municipales. ¿Cuál es la situación?—Es una discusión larga. En 2008 hubo un primer conflicto serio. La Provincia acudió a la Corte Suprema en tres oportunidades: lo hizo De la Sota, lo hizo Schiaretti y también Llaryora. Hay un reconocimiento sobre las razones que tiene la Provincia para acreditarse recursos que la Nación debería aportar, fundamentalmente en materia previsional, y que viene incumpliendo. Si eso se hubiera resuelto, el nivel y la profundidad del conflicto hoy sería otro. El agravamiento crónico de la crisis económica obliga a provincias y municipios a manejarnos con los recursos disponibles. Y este déficit requiere todos los años hacer ingeniería para sostener el funcionamiento del sistema y el pago de jubilaciones, que en Córdoba están por encima de las nacionales. Esa es la raíz del problema. Cada decisión genera tensiones, pero lo importante fue la instancia de diálogo que se inició. Todos los gremios participaron de una reunión con representantes de la Legislatura, que es donde debe discutirse, y no en la calle, y con el secretario General de la Gobernación, responsable de la negociación salarial. Las crisis son oportunidades y esta debe servir para discutir a fondo las razones del déficit. Siempre cuidando a los jubilados.—¿Cree que los municipales pueden afrontar un esfuerzo mayor que otros sectores, como los docentes, que tienen jubilaciones más bajas?—Hay que ser responsables, conocer los números y también las leyes previsionales. Me tocó discutirlo como legislador y uno siempre defiende los recursos de Córdoba. La gran responsabilidad de la Provincia es sostener una Caja que tiene déficit crónico, cuyo origen central es la deuda histórica de la Nación. Si esa deuda se hubiera pagado estaríamos hablando de otra situación.—¿Cómo está hoy la relación entre activos y pasivos en la Municipalidad?—Durante muchos años la Municipalidad tuvo un número de empleados muy por encima de lo compatible con su realidad económica, y ese fue uno de los talones de Aquiles. En 2019, cuando asumimos con Llaryora, el pago de sueldos y aportes representaba el 62% del presupuesto. Era inviable. Hoy ese número bajó al 42%, sin despedir a nadie y sin resignar ingresos de los trabajadores, que están entre los mejores del país. Además, ese 62% estaba montado sobre un presupuesto con 8,8 puntos de déficit. Este año estamos cerrando con un déficit de 2 puntos. El presupuesto que debate el Concejo plantea para 2026 el objetivo de “déficit cero”. Y no es un lema político. La Municipalidad no tiene un banco al que recurrir, porque además, estamos pagando deudas en dólares. En este proceso de reconfiguración podemos discutir muchas cosas, pero los recursos deben cuidarse.—¿El debate sobre la Caja afecta el plan de lanzar una pasividad anticipada?—No. Nuestros objetivos son inalterables porque están orientados a mejorar el perfil económico del municipio para que deje de ser deficitario. Desde 2019 tomamos decisiones que fueron cuestionadas, siempre en defensa de la solvencia y del cumplimiento en tiempo y forma de nuestras obligaciones, sin descuidar servicios esenciales y con pagos de capital cada seis meses.—¿Entonces se va a lanzar la pasividad?—Sí. La decisión está tomada. En su momento, cuando Martín era intendente y yo viceintendente, logramos una adhesión importante. Es una herramienta útil, especialmente para trabajadores que por razones de salud están cerca de la pasividad. No es sumar problemas, es cerrar el déficit, que es el más importante de la provincia. Esto mejorará la eficiencia y la sustentabilidad.—¿Tiene fecha o condiciones definidas?—Estamos trabajando en eso. Es uno de los objetivos para 2026. Lo hemos planteado con transparencia y mostrando los números. El presupuesto ya fue aprobado en primera lectura y ahora viene la audiencia pública. Además, tomamos medidas para mejorar la situación de la ciudad porque ofrecimos una rebaja del 30% de la tasa de Comercio a más de 20 mil comercios, aprobamos una ordenanza de promoción productiva única en el país, que despertó interés de otros municipios y cámaras empresariales. En una Argentina con indicadores negativos lo positivo son las expectativas. Si el gobierno Nacional logra el crecimiento del 6% que proyecta para 2026, estas medidas favorecerán a Córdoba y atraerán inversiones.Subsidios al transporte—Sobre la reducción del déficit, una de las medidas será eliminar los subsidios municipales al transporte. ¿Cómo se instrumentará y qué impacto tendrá en la tarifa?—A los 20 días de asumir, en diciembre de 2023, Milei eliminó todos los subsidios a provincias y municipios, excepto al Amba. Fue una decisión que no se discutió, se aplicó. En ese momento eran 7.800 millones de pesos, que actualizados por inflación representarían mucho más. El corte fue a cero y debimos reconfigurarnos. La concesión del transporte ya era deficitaria y hubo que tomar decisiones. Contamos con el acompañamiento de la Provincia, que sostuvo los subsidios a la demanda, con el Boleto Educativo, o el Obrero y Social, y la Municipalidad mantuvo una parte de la tarifa subsidiada. Hoy el boleto pleno costaría unos 2.100 pesos.—Actualmente, vale 1.720 pesos. No están tan lejos.—Hoy estamos aportando entre 225 y 250 pesos por pasaje.—Eso se termina.—Sí. Pero logramos algo importante: después de 16 años, conseguimos la Sube. Para casi el 40% de los usuarios significa pagar 800 pesos, es menos de la mitad del valor pleno. Además, otro porcentaje accede al Boleto Educativo. No podemos cargar todo el costo sobre el usuario que trabaja; porque además queremos aumentar la cantidad de pasajeros para que el sistema sea sustentable. Por eso la salida será gradual. La Municipalidad tiene deudas y no podemos tomar más. Tampoco compraremos más colectivos. Ya hicimos una inversión grande, ahora el sistema entra en transformación. Sobre eso, estamos discutiendo el marco regulatorio, que se aprobará en 2026, y habilitará la futura licitación del sistema.—La reducción gradual de subsidios, ¿implicará subas del boleto?—Si hay estabilidad, la salida será progresiva y no traumática. Buscamos sustentabilidad mejorando la oferta: se sumaron dos empresas nuevas, y transformamos Tamse en Tamsau (una SA), que hoy opera líneas sustentables, como los troles y los coches a GNC, y el resto se distribuye entre otras empresas. Pasamos de tener 3.100 empleados a poco más de 700. El servicio mejoró notoriamente, estamos en un 90, 91% de la frecuencia ideal en hora pico y queremos llegar al 100%. Estas decisiones, junto con el fideicomiso y la mejora en el pago por kilómetro, aumentaron el corte de boletos y despertaron interés empresario.—¿Entonces no sería un lastre ingresar al sistema?—No. Lo estamos haciendo eficiente. Ha sido duro. De marzo a octubre recibimos muchas críticas, algunas justas. Pero estamos logrando resultados con recursos propios y con el esfuerzo del usuario y de la ciudad.—¿El escenario de subsidio cero se concretará a fin del año que viene, o antes?—El objetivo es llegar a fin de 2026 con déficit cero, incluido el subsidio al transporte.El contrato del agua—El año que viene se discutirá otro contrato grande: agua y cloacas. ¿Qué objetivos se fijan? ¿Qué falta en el servicio?—En 2020, al asumir con Llaryora, el gobernador Schiaretti decidió el traspaso de la concesión del servicio a la Municipalidad, algo que había que hacer. Desde entonces tenemos el poder concedente. Los contratos son antiguos y en 2026 debemos reunirnos con la Provincia y con el Ersep para actualizar todo. Se avanzó mucho: había más de 100 mil vecinos sin agua potable y hoy cumplimos el 70% del objetivo. Estamos ejecutando el total de lo recaudado por la tasa específica en obras. También estamos completando las conexiones cloacales de Villa el Libertador, una deuda histórica. Allí, la Provincia hizo la obra dura y la Municipalidad está ejecutando las 3.000 conexiones domiciliarias restantes.—¿Qué porcentaje de la ciudad tiene cloacas?—En 2026, queremos llegar al 60%. Veníamos de un 40%. Se hicieron colectores troncales y obras estratégicas. Pero el tema no es inocente: hablamos de agua y cloacas, y esa definición deberá trabajarse. Será uno de los grandes debates del año próximo. Otro será la recolección de residuos, cuya concesión también vence. Y el marco regulatorio del transporte, que mencioné. La ciudad tiene una oportunidad: el contexto tecnológico, la inteligencia artificial y las nuevas prácticas de gestión permiten modernizar los servicios con estándares globales. Debemos aplicar las mejores experiencias para dejar una estructura sólida para los próximos 20 años. Y no quiero olvidar un cuarto tema: la reestructuración de la deuda externa.—¿De cuánto es esa deuda?—Quedan 50 millones de dólares de capital y otros tantos en intereses acumulados. En total, la deuda flotante ronda los 100 millones. A mi gestión le restan cuatro cuotas. Hoy, Argentina tiene mejores condiciones porque bajó el riesgo país, mejoró el acceso al financiamiento y además nuestra conducta fiscal es valorada. Estamos recibiendo ofertas de inversión junto a la Provincia, pero antes queremos ver cómo mejorar las condiciones de pago.—Antes de tomar deuda para obras, quiere resolver la deuda pendiente.—Exactamente. Es muy pesado afrontar en marzo y septiembre cuotas que suman 50 millones de dólares. Imaginen si esos 100 millones se hubieran invertido en obras… la ciudad estaría en otra situación. El error, que no puede repetirse, es tomar deuda en dólares para gastos corrientes. A la ciudad le faltaron inversiones. La deuda fue tomada para otros fines que la gente no ve; lo que sí ve es que debemos pagarla.—Este año evitaron el default pagando la deuda, pero lanzaron un bono para proveedores por 50 mil millones de pesos, opcional. ¿Cómo avanza la aceptación?—Es una herramienta habitual en estas circunstancias y tuvo buena aceptación. Hemos demostrado conducta fiscal y cumplimiento. No somos una gestión que patee los problemas. Tenemos sostenibilidad porque cuidamos los recursos y no dejamos de prestar servicios. —¿Qué porcentaje de aceptación tiene? ¿Cuál es la deuda total con proveedores?—Una parte de la deuda total estaba destinada a ese bono. La deuda con proveedores es dinámica porque las obras siguen y los pagos también. Pero tenemos un buen nivel de cumplimiento, más de la mitad del bono disponible ya fue ejecutado.La relación con Siciliano—Hay mucha conversación sobre la llegada de Miguel Siciliano al Ministerio de Vinculación: se habla de mala relación con usted y de un “intendente paralelo”, en carrera para 2027. ¿Qué responde?—Me causa gracia porque se dicen muchas cosas. Tengo una relación excelente con el gobernador y esta decisión de designar a Miguel nos parece muy buena. El escenario cambió respecto de 2023 y necesitamos reconfigurar funciones. Hubo hechos traumáticos, como la Caja y el retiro de subsidios, que afectaron a Provincia y al municipio. Y además dejamos la vara muy alta. La gente exige obras, gestión y respuestas, no explicaciones. La articulación Provincia–Municipio es fundamental. Con Schiaretti entre 2019 y 2023 recuperamos la ciudad, y con Martín tenemos una dinámica de memoria. La llegada de Miguel suma. Su primera reunión fue conmigo en mi despacho. Ambos conocemos la agenda y fuimos parte del mismo equipo. Más allá de especulaciones electorales, nadie responsable en el Gobierno está pensando en 2027. Hoy estamos enfocados en mejorar la realidad de la gente. Los indicadores son negativos, con cierres de empresas, suspensiones, más demanda en salud y educación y presión social creciente. Lo que hay son expectativas positivas, pero deben gestionarse. Por eso, tanto la Provincia como el Municipio tomamos decisiones impositivas en esa línea. Y mientras tanto, hay que estar al lado de la gente.—¿Cómo analiza la diferencia que La Libertad Avanza obtuvo en la Capital?—Fue la menor en elecciones legislativas de los últimos 20 años, pero no sirve de consuelo porque perdimos.—¿Esa señal obliga a cambios en la gestión?—No. Soy parte del equipo provincial desde 2005, cuando De la Sota me convocó. Salvo en 2013, cuando Schiaretti ganó con 26% y 17 puntos de diferencia en la Capital, siempre en las elecciones de medio término nos ha ido mal. Pero dos años después, en las provinciales, el resultado es otro. Desde 1998 ganamos la Provincia de manera ininterrumpida y desde 2019 también la Municipalidad. Sabemos de qué se trata cada elección. No formamos parte de un espacio nacional; estamos construyendo uno con Provincias Unidas. Y aun así, este fue el mejor resultado en la Capital en 20 años, aunque no alcanzó.—Dice que no es momento de campaña pero, al no tener reelección, deben comenzar a construir un relevo. ¿Ese trabajo debe empezar ya?—Por supuesto. Sin reelección, la política se pregunta quién será el sucesor o sucesora. Mi aporte es dejar la vara alta y hacer la mejor gestión posible para que quien nos represente tenga todas las condiciones para ganar. Ese es mi objetivo y también el del gobernador. Durante muchos años no ganábamos la ciudad; ahora que la ganamos y la estamos mejorando, no queremos retroceder. Mi responsabilidad es gobernar bien para todos los cordobeses para garantizar continuidad.—¿Va a participar en esa decisión?—Por supuesto. Más allá de los análisis políticos, no debe perderse de vista que hace años que la política no acierta. Argentina está sobrediagnosticada. Como médico, siempre digo que nos toca hacer el tratamiento: somos los elegidos para mejorar la realidad. En el caso de Córdoba, tiene una situación distinta a la del país y la gente nos exige que la sostengamos. No hay que entrar en peleas a destiempo. La gente eligió un gobierno Nacional que genera expectativas aún sin mostrar resultados. Esta expectativa debe ser una oportunidad para obtener mejores condiciones de financiamiento y captar inversiones. Si las expectativas se cumplen, los indicadores deberían mejorar. Hoy los indicadores son malos, pero las expectativas son altas. Hay que dar vuelta esa ecuación.La Voz