Cordobesa se fue a Europa, la aerolínea le perdió el vestido para una boda y ahora la demandó

El plan contemplaba viajar durante un mes y medio por Europa. Lo que no estaba “incluido” era el angustiante extravío de la valija con, entre otras pertenencias, el vestido que había planificado usar en el casamiento de unos amigos en Ibiza, España.

Una empleada judicial de Córdoba demandó a una aerolínea internacional y le reclamó 300 mil pesos. El caso está cargo del fiscal federal N°1, Enrique Senestrari, y radicado en el Juzgado Federal N°2, de Alejandro Sánchez Freytes.

Por estos días se prevé una audiencia judicial.

Imagen ilustrativa. (Pixabay.com)

Un viaje y un extravío

A través de la página web de la aerolínea, la mujer compró un pasaje con rumbo a Europa para junio de 2017. El 22 de ese mes partió del aeropuerto de Ezeiza con destino a Barcelona.

El itinerario estipulaba unir otras ciudades del Viejo Continente, como Viena-Barcelona, Barcelona-Ibiza y Barcelona-Buenos Aires.

Llegó el 22 de Barcelona. Cinco días más tarde, viajó a Londres por otra aerolínea y el 2 de julio tomó un colectivo a Ámsterdam (Países Bajos). Luego voló a Praga (República Checa) y, tras una estadía de tres días, decidió continuar su recorrido europeo en tren hasta la bella Viena (Austria).

Ya transcurrida la mitad de la travesía, el 12 de julio se tomó un vuelo a Ibiza con escala en Barcelona. El trayecto fue subcontratado por la aerolínea demandada, por lo que fue operado por otra empresa.

Como es habitual, despachó dos valijas (una de 20 kilos y la otra, de 23) en el aeropuerto de Viena.

Sin embargo, cuando fue hasta la cinta de equipaje en la terminal aérea de Ibiza, la maleta más pesada nunca apareció.

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El vestido y euros

En la valija llevaba varios objetos que había comprado durante el viaje, regalos y hasta el vestido que pensaba usar para la boda de la pareja amiga que iba a tener lugar en la ciudad top de Europa. Y una suma monetaria, que según denunció, superaba los 5.600 euros.

Con desazón, presentó un reclamo ante la aerolínea subcontratada y recurrió a compras imprevistas para sortear la situación. Una semana después voló a Palma de Mallorca y volvió a insistir con la queja.

Presentó fotos de la maleta, incluso del cobertor que había adquirido para el viaje. Denunció que la subcontratista no la compensó económicamente, y que el malestar la acompañó durante el resto de sus vacaciones.

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Continuó su recorrido por Italia, hasta que emprendió el regreso a Buenos Aires.

Como parte de sus intentos de poder recuperar sus pertenencias, realizó varios reclamos por correo electrónico con la subcontratista (transportista de “hecho”) y la aerolínea con la cual había adquirido el viaje inicial a Europa (transportista “contractual”).

La mujer demandó a la aerolínea contractual por presunto incumplimiento del deber de información, ya que consideró que no fue notificada que el vuelo Viena-Ibiza sería -o podría ser- operado por una subcontratista.

Le adjudicó haber sufrido daño material (por los objetos extraviados, la propia maleta y los gastos posteriores para compensar los perdidos, además de los costos de los reclamos) y también daño moral (por la angustia por la situación en el contexto de sus vacaciones).

Por lo tanto, reclamó una indemnización de 300 mil pesos (100 mil por daño moral por el extravío de la maleta, 100 mil por daño moral por el presunto incumplimiento del deber de información y 100 mil por daño punitivo por este último ítem).

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