Apps de nutrición: pros y contras de un consumo que crece en la sociedad
Sabrina se levanta todos los días a las siete de la mañana. Lo primero que hace, después de apagar el despertador, es entrar a la aplicación que le indica cuántas horas le faltan para romper su ayuno intermitente. Ella pasa, todos los días, 18 horas sin comer. Organiza su alimentación en base a dos grandes comidas que distribuye a lo largo de las seis horas destinadas a la ingesta. “A mí me sirve muchísimo porque no solo me ordena sino que con el correr de las horas del ayuno me va diciendo qué le está ocurriendo a mi cuerpo”, explica sobre Ayuno Zero-Cal, la aplicación que utiliza. “Incluso me tira recetas e ideas sobre cómo armar mis platos”, cuenta a La Voz la joven de 22 años.
Cristina (30), por su parte, opta por el final del día para darle mayor uso a la aplicación de nutrición que emplea. “Uso una App que se llama MyFitnessPal en la que todas las noches cargo los alimentos que consumí en el día para saber la cantidad de calorías que ingerí”, describe. Dicha aplicación ofrece también planes dietarios en línea. “Vos cargás en la App tus datos de edad, sexo, actividad física que hacés y el objetivo que tenés y, por ejemplo, si querés bajar tres kilos, te dice cómo tenés que alimentarte para lograrlo”, agrega.
Ninguna de estas dos jóvenes acude a nutricionistas o médicos, sino que eligen orientarse con las recomendaciones e información que les brindan las aplicaciones.
La demanda de este tipo de Apps alarma a profesionales de la salud e incluso a personas que padecieron Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). La licenciada en nutrición Noel Argüello dijo al respecto: “El problema con estas aplicaciones es que no le brindan un seguimiento al paciente. Además, algunas te dan dietas de 500 calorías y ponen en riesgo tu salud. A mí me hacen acordar a las famosas ‘dietas de revistas’ que eran tan populares en los 90′. Que la dieta de la avena, que la dieta de la luna, todas opciones generalistas que no contemplaban la individualidad de la persona. Estas Apps hacen lo mismo”.
Respecto a las que cuentan calorías, la nutricionista sostuvo: “El mero conteo no tiene en cuenta la calidad de los alimentos que la persona consume. 100 calorías de una golosina no son lo mismo que 100 calorías de una fruta. Además, estas Apps no crean ningún tipo de hábito alimentario sostenible en el tiempo en cuanto al equilibrio de nutrientes”.
Argüello aseguró también que es fundamental consultar a un profesional de la salud antes de llevar a cabo cualquier dieta. Por otra parte, subrayó que estas aplicaciones no contemplan el entorno ni las condiciones socioeconómicas de un paciente: “Si la persona va caminando por la calle y se tienta con una publicidad de una hamburguesa, ¿qué asistencia le puede dar una aplicación?. Nosotros proponemos un trabajo interdisciplinario en el que el apoyo psicológico es clave para lograr cambios de hábitos sostenidos en el tiempo. También pensamos en el bolsillo del paciente y le brindamos opciones nutritivas y económicas para que pueda alimentarse bien sin pensar que comer saludable es inaccesible o caro”.
En la misma línea, la licenciada en psicología Anabella Viola expresó: “Estas aplicaciones solamente se reducen a un aspecto del individuo, como si la persona solo fuera ese número en la balanza al que quiere llegar. Además, solo se basan en lo que se espera socialmente de cómo debería ser un cuerpo hegemónico”.
El riesgo para pacientes con TCA
Consultada sobre si este tipo de aplicaciones puede generar o empeorar cuadros de TCA, la psicóloga añadió: “Muchas chicas con TCA las bajan y se obsesionan más. Empeoran el trastorno con estas aplicaciones. Son extremadamente riesgosas”.
Genoveva Tenaillon (37), influencer de cocina, padeció TCA en su adolescencia. Ya recuperada, opinó sobre las aplicaciones: “Empecé a usarlas allá por 2015 cuando se puso de moda toda esta onda fitness y se me metió un poco esto de la ‘carbofobia’ (miedo a consumir hidratos de carbono). En ese entonces la usaba para medir los carbohidratos al día e iba poniendo todo lo que comía. Pero al mes la desinstalé porque me ponía re obsesiva. La aplicación te dice ‘te quedan 400 calorías para consumir el resto del día y son las 2 de la tarde. Entonces sentí que me traumó y la desinstalé”.
Tenaillon reconoció que, cada tanto, vuelve a caer en ellas. “A veces vuelvo a usarlas para medir mi consumo calórico diario pero las uso dos o tres días y vuelvo a abandonarlas porque son re subjetivas. No miden un montón de variables que sí va a medir un profesional, entonces te re obsesionas. Para mí son muy peligrosas porque te rayas super fácil. Mirá que yo soy una mina que va al nutricionista, que va a terapia, e igual me rayo con facilidad”, confesó.
Sobre el uso de estas aplicaciones, la licenciada Viola advirtió: “No las recomiendo en general, pero fundamentalmente a las personas con TCA. Usarlas puede agravar algunos trastornos alimentarios porque como son tan estrictas y responden a expectativas tan altas, si la persona no bajó la cantidad de kilos que le había ordenado la App, no solo genera frustración sino también autoboicot y conductas compensatorias como el vómito o atracones”.
La psicóloga agregó que, en el caso de que alguien igualmente decidiera usarlas pese a los riesgos que ella plantea, debería hacerlo de forma complementaria a la asistencia que pueda brindar un profesional: “En todo caso, que el paciente lo tenga como un recurso más y no como el único para poder llegar a su objetivo”.
Otras experiencias
Javier Asinari (33) es profesor de educación física y kinesiólogo. Por su trabajo está en contacto permanente con profesionales de la salud. En comunicación con este medio, contó que empezó a utilizar la aplicación Fastic para orientar el ayuno intermitente que realiza hace más de dos años. “En su versión gratuita, que es la que yo uso, la aplicación te cuenta las horas de ayuno, los pasos realizados y la hidratación diaria. En la versión paga te ofrece planes alimentarios. A esta parte no la utilizo porque prefiero el asesoramiento de profesionales. En mi caso, la App es un complemento a las recomendaciones que me da mi nutricionista”, explicó.
“No recomiendo el uso de la versión paga porque lo que ofrece -al igual que todas las de su tipo- es una propuesta de alimentación genérica que no contempla a las personas individualmente, tampoco su vida cotidiana ni sus necesidades energéticas reales. A todas estas variables nos las puede calcular un algoritmo”, enfatizó Asinari. “Siempre que se utilicen aplicaciones de nutrición o entrenamiento debe hacerse con el apoyo profesional, porque si bien puede que no estén erradas desde el punto de vista técnico, cada persona, a nivel organismo, tiene su propia individualidad y eso debe contemplarse”, concluyó.
Marcelina Domínguez, por su parte, indicó que utiliza la App Fatsecret para armar planes nutricionales a sus alumnas. Ella es entrenadora de musculación y brinda asesoramiento sobre entrenamiento y alimentación fitness. “La aplicación me sirve para armar los planes bien a medida, porque me tira la información nutricional exacta de cada alimento que cargo, incluso los diferencia por marcas”, contó. Consultada sobre si recomienda estas aplicaciones, Domínguez opinó que, siempre y cuando la persona no tenga trastornos alimenticios, pueden ser una buena guía para aprender a comer mejor.
Al nutricionista, siempre
La licenciada Noel Argüello reiteró que, para conseguir resultados reales y sostenibles en el tiempo, hay que acudir a un profesional médico sin buscar “soluciones mágicas”. “Ir a un nutricionista siempre va a ser mejor que guiarte por una aplicación que te dice cuántas calorías al día tenés que consumir para bajar de peso, o te restringen el consumo de ciertos alimentos que te gustan. Nosotros en el consultorio incluimos el placer, la vida social, el contagiar buenos hábitos, elementos fundamentales para hacer de esto un estilo de vida”, detalló.
Para cerrar, Argüello enfatizó: “No digo que no se pueda armar una aplicación que sirva para acompañar al paciente en su proceso de cambio de hábitos y bajar de peso, pero tienen que contemplar de manera multifactorial todo lo que involucra este proceso”.