Inglaterra: una mujer creyó que iba a morir por coronavirus y asesinó a su hija
Una mujer, por miedo a morir a causa de coronavirus, asesinó a su hija de 5 años a puñaladas porque pensó que la niña no podría vivir sin ella el 30 de junio de 2020.
Sutha Sivanantham, de 36 años, apuñaló 15 veces a su hija Sayagi en el dormitorio de su departamento en el barrio Mitcham, al sur de Londres, Reino Unido. Acto seguido, se enterró el cuchillo en su propio abdomen.
La mujer llevaba casi un año quejándose por distintos dolores y su esposo, Suganthan Sivanantham, cree que el miedo al virus y las restricciones de la cuarentena la llevaron al límite.
“Creo que pueden haber tenido un efecto negativo en su bienestar. Se tomó las restricciones en serio y estaba petrificada de contraer el virus”, se lamentó el hombre durante el juicio, en el banquillo de los acusados.
Sivanantham no habla inglés y reside en Reino Unido desde 2006, tras un matrimonio concertado con su esposo. Él la describió como “una muy buena madre”. En 2019, sin embargo, la mujer comenzó a quejarse dolores misteriosos y para el verano del año siguiente, en plena pandemia, también decía que sentía mareos y que había perdido peso.
El fiscal Bill Emlyn-Jones afirmó: “La acusada había desarrollado una preocupación mórbida de que padecía una enfermedad grave no diagnosticada. Parecía convencida de que iba a morir”. A su vez, las pruebas del hospital revelaron que la mujer se había infectado con coronavirus en algún momento.
Los hechos
La noche previa al asesinato, Sivanantham le había preguntado específicamente a su esposo si se haría cargo de los niños en caso de que ella muriera, según señaló el fiscal. “La mañana del 30 de junio de 2020, le pidió a su marido que no fuera a trabajar, pero él le explicó que tenía que irse, dejando a la acusada en casa”, agregó.
La mujer llamó por teléfono a sus amigos durante el día, explicando su estado de salud, pero pensaron que era normal. Alrededor de las 16, escucharon ruidos extraños en su departamento: “Encontraron a la acusada en el suelo, con una puñalada grave en el abdomen”, explicó el fiscal.
Madre e hija fueron trasladadas al hospital en helicóptero, pero Sayagi fue declarada muerta al llegar. La habían apuñalado 15 veces y dos de las heridas habían traspasado el corazón.
Ya en el hospital, la mujer le dijo a un médico lo aterrorizada que estaba de estar a punto de morir. A su vez, dijo que el día del asesinato se había sentido como si estuviera dormida y soñando. Ella sabía que se estaba lastimando a sí misma “pero no me di cuenta de que la estaba lastimando”, explicó.
El 11 de septiembre de 2020 fue acusada por asesinato y la Justicia encontró dos cartas: en una, pidió perdón y aseguró que no “sabe lo que pasó ese día”.
Sivanantham fue tratada en el hospital por su lesión abdominal durante varios meses. A su vez, un psiquiatra afirmó que el aislamiento social y el estrés causado por el encierro contribuyeron a su grave enfermedad mental.
“En el momento de los presuntos delitos, el estado mental de la señora Sivanantham parece haber estado dominada por creencias delirantes hipocondríacas y, por lo tanto, anormales. Su comportamiento y toma de decisiones fueron fuertemente influenciados por el contenido de su creencia psicótica”, afirmó un médico durante el juicio.
“Sin embargo, en mi opinión, ella probablemente conocía la naturaleza fundamental y la calidad de sus acciones en el momento del asalto, y sabía que lo que estaba haciendo estaba mal”, declaró.
A su vez, el doctor Nigel Blackwood, que realizó una evaluación psiquiátrica tras el asesinato, afirmó que los médicos estaban “preocupados” por los síntomas físicos que la mujer declaraba, como dolor estomacal y pérdida de peso, y que “no habían notado que en realidad estaba desarrollando una depresión severa”.
Aunque Sivanantham negó haber asesinado a su hija, admitió el homicidio por motivos de responsabilidad disminuida.
Su marido no volvió a hablar con ella, pero acepta que Sivanantham no es responsable de sus acciones: “Sé que si estuviera bien no habría podido matar a nuestra hija”.
La jueza Wendy Joseph sentenció una orden de arresto hospitalaria indefinida durante la audiencia, y catalogó el caso como una “terrible tragedia”
“Lo que está claro es que nadie a su al rededor, incluso sus doctores, notaron plenamente la emergente enfermedad mental”, concluyó.