Como en los viejos tiempos: cumbre de Biden y Putin

La última vez que Ginebra había sido sede de una cumbre de estas características fue en 1985. En aquel entonces se encontraron Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, en el marco de una Guerra Fría a la cual le quedaban pocos años. Como un guiño hacia aquella ocasión histórica, este miércoles se encontraron en la misma ciudad los actuales mandatarios, Joe Biden y Vladimir Putin.

Desde su campaña presidencial el año pasado, los dardos verbales del estadounidense a su par ruso han sido largos y contados, mientras que el jefe del Kremlin tampoco se ha quedado callado.

La cumbre no fue meramente protocolar, sino que se produjo con la clara intención de frenar la escalada de tensiones y evitar que se produjera un conflicto de consecuencias impredecibles.

Fuego cruzado

Hace algunos meses, el presidente de los Estados Unidos había sorprendido al llamar directamente “asesino” en público a Putin. Desde su asunción, el demócrata plantea el escenario internacional como una especie de conflicto entre las democracias liberales occidentales y lo que él considera dictaduras o “autocracias”.

Apenas 48 horas antes del encuentro, no aminoró su retórica, sino que volvió a referirse a Putin como un “autócrata”.

Había algunos puntos principales sobre la mesa de antemano. Biden había adelantado que interpelaría a Putin sobre cuestiones referidas a espionaje ilegal, injerencia electoral rusa en los comicios estadounidenses, piratería informática, supuestas violaciones a los derechos humanos y la situación particular del opositor Alexei Navalny, actualmente detenido en una prisión rusa.

Temas clave

Además, se trataron algunos temas clave que tienen que ver con la geopolítica y los intereses de Estados Unidos en la región, especialmente lo concerniente a Bielorrusia y a Ucrania.

El Gobierno bielorruso, encabezado por Alexander Lukashenko, considerado por Washington como un dictador que viola los derechos humanos, es un aliado esencial del Kremlin en la zona, mientras que en Ucrania continúa el conflicto territorial en la península de Crimea.

De hecho, en los últimos meses hubo nuevos movimientos de tropas en la región, y Biden aseguró que apoyará de manera “inquebrantable” a Volodomir Zelenski, presidente ucraniano, en cualquier tipo de enfrentamiento que sostenga con Rusia.

Ya durante la campaña, había prometido que iba a impulsar la entrada de Ucrania en la OTAN, algo que Rusia considera poco menos que una provocación. La Casa Blanca ve al Kremlin como un agresor con claras intenciones expansionistas en su zona de influencia.

Desescalar

El encuentro, según comentó el mismo Putin, se desarrolló con cordialidad y no hubo ningún sobresalto. En las imágenes se los ve sonrientes y de buen semblante a ambos. El ruso admitió diferencias, pero habló de su “deseo de entenderse y acercar posturas.”

Respecto de las acusaciones de Biden en las que lo calificaba como un “autócrata”, Putin prefirió no responder de manera negativa, sino que resaltó los valores morales de su par norteamericano. Al mismo tiempo que afirmó: “No significa que tenemos que jurar amistad eterna, vamos defendiendo los intereses de nuestros países”.

Aunque ambos líderes ya se conocían desde que Biden era vicepresidente de Barack Obama, se trató del primer encuentro presencial desde que el demócrata llegó al poder como cabeza de la Casa Blanca.

No se sabe, por ahora, qué resultará de la cumbre, pero al menos se trata de un gran primer paso para desescalar tensiones en un contexto que por momentos recuerda a los viejos enfrentamientos del pasado.

Había muchas expectativas. No era para menos, las relaciones entre dos de los principales países del tablero geopolítico mundial son fundamentales para un desarrollo pacífico y una comunidad internacional tan sólida como estable.

* Magíster y Doctorando en Relaciones Internacionales