El negocio de los “coworking” vuelve a escalar posiciones en Córdoba

Poncio Business Lab es el nombre de uno de los nuevos espacios que se está sumando a la amplia oferta del universo de los coworking que funcionan en Córdoba.

Liderado por Martín Poncio, que también encabeza una consultora de recursos humanos, posee 60 posiciones en barrio Poeta Lugones y apunta a aglutinar proyectos innovadores y a ofrecerles asesoramiento para que puedan despegar.

Aunque todavía no se lanzó formalmente, este “laboratorio de negocios” ya tiene dos empresas trabajando dentro, y consultas permanentes de otras compañías y de particulares.

Para Poncio, la explicación es sencilla: “La pandemia trajo como resultado que, en muchos rubros, cuando volvieron y vieron la oficina vacía, pero que la facturación se había mantenido, esa necesidad de tener un lugar propio con un logo grande de la empresa no era tan grande. Muchos se resistían a este proceso, hasta que les tocaron el bolsillo”.

Según su mirada, lo que han demostrado los espacios de coworking es que hay costos que se creían que sí o sí tenían que ser fijos, para convertirse en variables, lo que representa una mayor eficiencia en el gasto.

“Una oficina propia significa los costos de los servicios, una secretaria, el café, el mantenimiento, la limpieza. Todas cosas pequeñas, pero que juntas arman una pelota grande de erogaciones fijas. Ahora las empresas se dieron que las puede variabilizar, que pueden ocupar y pagar por un servicio de una oficina cuando lo necesiten, e incluso ampliarla o achicarla sin demasiados problemas”, subraya Poncio.

Tamara Halac, socia junto a Julieta Sandrone de Co-innova, que funciona en el Córdoba Business Tower, relata una anécdota que pinta a las claras esta tendencia que ya venía desde antes de la pandemia, pero que se profundizó tras la irrupción del Covid-19 y la necesidad que tuvieron las empresas de reconvertir sus formatos ante la crisis.

“A una de las empresas hasta les encargamos las verduras y los snacks, y después les pasamos el ticket. Se desligan completamente de todo lo que conlleva la administración de una oficina propia”, comenta.

En su caso, todavía no observan una fuerte reactivación, pero valora que han logrado mantener a los clientes que venían trabajando desde antes que irrumpiera el Covid-19. “Sí tenemos un buen nivel de consultas y proyectamos que en la segunda mitad del año vamos a tener un alza en la ocupación”, señala Halac.

Trabajar y vivir

Ciudad Empresaria Coworking, en tanto, es uno de los espacios de trabajo colaborativo más grandes de la ciudad y también está viendo un proceso de reactivación.

“Sobre un total de 600 posiciones, tenemos activas 200. Luego de caer a cero durante el año pasado, en el inicio de la pandemia, el interés renació y estamos retomando los niveles de ocupación prepandemia. Y con consultas crecientes que nos pueden hacer abrir pronto otro tercio; es decir, 200 posiciones más”, describe Matías Ochoa, director de marketing de Ciudad Empresaria.

Un aspecto novedoso es que este coworking históricamente estuvo demandado por grandes empresas o corporaciones, y ahora el interés llega a todos los rubros y hasta a emprendimientos unipersonales. “Antes las pymes nos veían de lejos, ahora tenemos desde empresas industriales que venden materiales para la construcción por teléfono, hasta profesionales de la salud que ponen un consultorio”, ejemplifica.

Sobre este punto, coincide con lo aportado por Poncio y Halac. “A muchas empresas ni se les pasaba por la cabeza pensar en un coworking; ahora lo ven como una posibilidad. El beneficio de recibir una sola factura por todos los servicios es muy atractivo”, explica.

Francisco Tillard, fundador del coworking Ghyka en barrio Jardín, no duda al respecto: “Hoy la gente le está poniendo más cabeza a pensar a dónde quiere trabajar. Se quiere mover lo menos posible y no tener que administrar costos y demás, facilitarse la vida. Hasta el más prehistórico se está preguntando si la forma en que trabaja antes era realmente porque necesitaba hacerlo así, o solo porque era una costumbre”.

Ghyka tenía hasta marzo de 2020 un 70 por ciento de ocupación y en mayo quedó completamente vacío. Hoy tiene el 100 por ciento de las oficinas alquiladas –en total, allí ofrece casi 50 posiciones– y muchas reservas de la sala de reuniones.

Según Tillard, está teniendo un ritmo de una consulta por día de alguna empresa o particular interesados en arrendar un espacio. Por esa razón, ha empezado a consultar en locales de la zona para ampliar su emprendimiento.