Entrevista a Diego Schwartzman: “Soy político y me gusta involucrarme”

Como cuando está en la cancha, no se guarda nada a la hora de hablar. Diego Schwartzman es la gran figura que tiene el Córdoba Open 2021. Fue finalista el año pasado y regresa en busca de revancha. Pero también llega con otra “espalda”, ya que ahora es un top ten del tenis mundial. Y es algo que no solo exhibe dentro del campo de juego. 

Es el máximo favorito en Córdoba y tendrá su estreno en octavos de final, donde enfrentará al italiano Marco Cecchinato. “No me pongo presión por lo que escucho, leo o me dicen, sino que yo solo me pongo una auto presión, pero siendo realista”, contó “el Peque”. Pero agregó: “Hasta que no entre a la cancha y vea cómo estoy, no puedo determinar si me voy a sentir bien o no en un torneo. Últimamente, tengo una regularidad que me hace confiar en lo que hago y eso me ayuda a pelear los torneos. Espero que esta semana tenga una buena sensación y eso alimente mi confianza para poder ganar uno de estos torneos en casa”. 

El Córdoba Open y el Argentina Open (la semana que viene, en Buenos Aires) pueden ser una buena plataforma para la temporada que imagina el número 9 del mundo. Sabe que el desafío es grande, gracias a lo que fue evolucionando en los últimos años: “Quiero seguir creciendo. Desde que soy profesional, salvo en un año, siempre pude mejorar mi ranking. Ojalá no sea la excepción este año. Los que tengo arriba ya vienen con un ritmo interesante desde antes de Australia. Va a ser difícil crecer, pero quiero mantenerme y ser sólido en este nivel. Es difícil mantener la forma de jugar que tengo y más con estas condiciones de la pandemia y la burbuja”. 

Este martes, Schwartzman iba a entrenar con el serbio Miomir Kecmanovic, un joven de 21 años que está siendo entrenado por el cordobés David Nalbandián. Las inclemencias climáticas impidieron el encuentro entre “el Peque”, la promesa europea y “el Rey”. Sin embargo, Diego se mostró entusiasmado con la llegada de David: “Que se sume al circuito es espectacular. David sabe y jugó demasiado bien al tenis. Le puede aportar mucho a Kecmanovic y al tenis. Teniéndolo acá en la burbuja hemos charlado bastante. Habló mucho con Juan (Chela, entrenador del “Peque”) y recordaron cosas de cuando jugaban. Fue divertido. Ojalá que le vaya bien. Siempre es bueno tener argentinos en el circuito, y más David por lo que fue como jugador”.  

Además, Schwartzman reconoció el impacto que Nalbandian y su camada tuvieron en su generación: “La mayoría que tiene mi edad empezó a jugar al tenis por la fuerza que tomó el deporte por lo que hicieron los jugadores de ese momento. Todos tenían un fanático que lo veía como a un superhéroe. Fue el mejor momento del tenis argentino en la historia y no sé si algún otro país tuvo un momento así a nivel tenístico. Eso generó mucha movida en el país y que la gente de mi edad juegue a este deporte es por ellos”.  

Tiempo difícil 

Los jugadores están acostumbrados a tener trato preferencial en cada torneo al que asisten. Sin embargo, la pandemia lo cambió todo. Y uno de los fenómenos a los que se ven sometidos los tenistas y sus equipos es el hecho de tener que moverse en burbujas, con mucho protocolo y pocas libertades. 

Consultado sobre cómo se sobrelleva el fenómeno, contó: “No hay mucho para hacer. La burbuja no empezó ahora, sino que hace cinco o seis meses en Europa. Algunos torneos tienen un poco más de libertad en cuanto al protocolo, pero siempre dentro del hotel. Ffffff… (resopla). Es muy difícil, la verdad, por más que estemos haciendo lo que nos gusta. No es una queja por lo que pasa, sino por la salud mental al estar todo el tiempo encerrados. Pasan las semanas y mucho más que mirar películas o jugar a las cartas con tu equipo no te queda”. 

Sobre los jugadores, explicó: “Cada tenista es un mundo. Es muy difícil que todos coincidamos. Cada uno tiene su punto de vista sobre jugar todo en un solo lugar, sobre que sigan siendo burbujas, sobre que agradezcamos y sigamos jugando, que vayamos o no vayamos a los torneos. Está muy dividido y es muy difícil unificar una sola mirada”.  

Pero explicó sobre su postura: “Lo de Australia me pareció buenísimo. Yo me hubiera quedado dos meses jugando allá, después de esos 14 días de cuarentena. Pero qué lugar en el mundo puede sostener dos o tres meses sin que haya un rebrote. Sería lo ideal, pero me parece muy difícil que se pueda lograr y que la ATP lo apruebe. Hay que rever que a partir de marzo los Grand Slam y los Másters 1000 vuelvan a ser obligatorios. La salud mental y física de los jugadores, estando encerrados por semanas, van a estar envueltas en mucha dificultad. Tendría que ser decisión de un jugador ir o de no a un torneo. También hay que rever el tema de la pérdida de los puntos del ranking, mientras se intenta normalizar todo de a poco”.  

Y enfatizó: “Que en marzo vuelvan el ranking normal y los torneos mandatorios me parece una locura. Hay que pasar cinco meses encerrados en Europa, teniendo que jugar torneos obligados y no pudiendo ni salir a la esquina. Hasta que no esté la vacuna, no se podrá volver todo a la normalidad”. 

Para cerrar, asume que su sitial en el escalafón le permite tener una voz con mayor peso y busca aprovecharlo: “Hoy tengo un ranking que, como funciona todo, lamentablemente se escucha un poco más al que está arriba. Trato de hablar un montón con los jugadores para ver cómo estamos, qué opinamos, para dónde vamos o qué queremos cambiar. Soy político y me gusta involucrarme. Aprendí a hablar inglés bastante bien y puedo comunicarme sobre todos estos temas con la gente de la ATP y trasladar lo que pensamos los jugadores para tratar de cambiar las cosas que vemos mal”. Juega “el Peque”. Dentro y fuera de la cancha. Y no se guarda nada.

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