El volante de 21 años que Caranta “rescató” en Instituto
Para muchos, el tren solo pasa una vez. Para otros, los trenes pasan a cada rato y hay que tener el valor para subirse.
Nicolás Cavagnero
, de 21 años y oriundo de
Villa Nueva
, está ahora intentando subirse a un nuevo tren que le puso frente a sus ojos el fútbol.
Un tren quizá sorpresivo e inesperado. Pero está ahí y quiere pelearla.
En 2018, este volante central de las inferiores de
Instituto
fue subido al plantel profesional que conducía por entonces Darío Franco.
Entrenó dos semanas con la primera, mientras era figura en la 5ta de AFA.
Pero cuando estaba ahí, cerca de lograr su sueño de ser futbolista profesional, se cruzaron piedras en el camino.
Primero, una insistente pubalgia que no se iba y que lo alejó más de un año de las canchas.
Y, cuando estaba por volver a tomar vuelo, una pandemia frenó toda la actividad de inferiores.
Cavagnero pensaba que su camino ya estaría lejos de Instituto, hasta que llegó un cambio.
Apareció
Mauricio Caranta
como nuevo DT y observó a todos los jugadores en La Agustina.
Y se fijó en “Nico”, a quien decidió abrirle una puerta y subirlo al plantel profesional.
“Esto siempre lo esperaba, aunque no pensé que fuera a darse en este momento. Estuvimos entrenando unos días con el plantel de Primera y fueron pasando los días. Como que fui quedando y acá estoy. Nadie me dijo que ya sea fijo, pero es una ilusión enorme. En 2018, con Darío Franco como técnico, estuve dos semanas. Pero me lesioné, tuve pubalgia y me quedé un año y pico sin jugar”, detalla Cavagnero, un “5” de lucha y también juego.
Que pisó la Liga Cordobesa y sus canchas “desparejas”. Siempre intentando creer en que la posibilidad volvería a aparecer.
“De esa pubalgia fue todo para atrás. Volví, jugué en la local y me tocó como a todos vivir la pandemia. Fue terrible. Venía entrenando de 10 con Franco, haciendo goles en mi categoría. Esa lesión me mató y cuando quise agarrar vuelo de nuevo vino el coronavirus. Pero por algo pasan las cosas. Tocó pasar este momento y ahora hay que aprovechar esta oportunidad”, se sincera.
Cavagnero está desde los 13 años en Instituto. Antes, había estado en las inferiores de Atlético Rafaela. En su Villa Nueva natal la rompía en el baby fútbol del club El Porvenir.
“Es un club chico pero han salido varios jugadores. Pero hice todas las inferiores en Instituto. Viví mucho en la pensión del club”, rememora.
En 2020, en medio de la pandemia, tuvo la chance de ser cedido a préstamo a Unión de Oncativo para disputar el Torneo Regional Amateur. Pero cuando el certamen se pospuso de noviembre a enero de 2021, eso se diluyó.
“El año pasado estuve en el selectivo de Instituto que se armó. Estaba la incertidumbre por la pandemia que no se sabía cuándo volvía. Lo único que se jugaba era el Regional. Y me llamaron de Unión de Oncativo. Estuve entrenando, jugamos un amistoso con Talleres. Querían que me quedara, pero después saltó eso de que se posponía también el Regional. Así que quedó todo en la nada. Si arrancaba en noviembre, hubiera jugado allá. Nunca se concretó el préstamo”, dice “Nico”.
Tras las vacaciones en su casa, retornó a la Gloria y apareció esta chance de entrenar para ser visto y “rescatado” por Caranta.
“Mauricio es muy intenso a la hora de trabajar, se mete mucho en el laburo. Si ve algo mal, de cualquier jugador, te lo remarca para que mejores, te explica qué tenés que hacer. Le gusta trabajar mucho. Todo el tiempo al palo, con trabajos lindos. Y en la parte física, el cuerpo técnico muy bueno”, señala.
Fanático de Diego Maradona (lo lleva tatuado en la piel) por los videos que le mostraba su papá, se define como un “5” que mete y también se anima a jugar: “Siempre estuve acostumbrado a jugar de cinco tapón. Hay que meter, ser el primer pase y la salida. Me gustan los cinco que juegan y meten al mismo tiempo. Me tocó jugar en Liga Cordobesa y hay que raspar. Cuando tengo la pelota, me gusta también ir para adelante”.
Junto a Cavagnero, fueron promovidos el zaguero
Nicolás Vaquer (clase 2003), el extremo Manuel Liendo (clase ’99) y el delantero de área Jonathan Dellarossa
(clase 2000).
“Nico” no tiene contrato profesional y sabe que le dieron la chance de treparse a un nuevo tren: no sólo quiere subir, quiere quedarse. No será fácil, pero ahí está.
“Lo mejor sería estar en consideración. Que el técnico te vea, te tenga en cuenta, que le puedas cumplir. Si me va bien, el contrato vendrá solo. Tengo que hacer los méritos. Yo ya con 21 años, si no aparecía esta posibilidad, estaba viendo qué hacer… Quizá me tenía que ir de Instituto. Porque el fútbol es así. Ahora ya depende de mí, la voy a pelear. Si tengo que bajar a la local a jugar en Liga, lo haremos con todas las ganas. Estoy en el juego de nuevo y no puedo regalar nada. Hay que pelearla y si no hay espacio, lo voy a buscar”, cierra Cavagnero, un “5” dispuesto a dar batalla.