Córdoba Open: Delbonis y cómo no vivir del pasado

Federico Delbonis acaba de darse un lindo abrazo con Juan Ignacio Londero en la cancha 1 del Córdoba Open. Su tono de voz, alto, de tipo con experiencia, se le nota en el saludo con el “Topito”, con quien acaban de ganar el partido de primera ronda del certamen de dobles (ver aparte). En definitiva, “Delbo”, un zurdo portentoso de 30 años, irrumpe en cualquier cancha con su 1,93 metro de estatura. También lo hace en su mano a mano con Mundo D.

“¿Hay alguna nota en la que no te pregunten por tu triunfo decisivo ante Croacia en la final de la Copa Davis 2016?”, le lanzamos para ver cómo lleva esa medalla… y suelta: “Ja, ja, no, y no es un problema. Es una hermosa marca que tendré en mi carrera y en mi vida. Fue un triunfo que sirvió para darle al tenis argentino un trofeo que merecía. En lo personal, haberle ganado a Karlovic, en Zagreb, y el juego decisivo… es algo impresionante. Y lo sentimos como que lo ganó ese grupo de tenistas pero que fue de todos”.

Ese 27 de noviembre de 2016, ese triunfo a Karlovic en Zagreb, ese momento de felicidad inmensa, es un para siempre con el que Delbonis convive a gusto. “Tengo en casa la réplica de la Davis, también la remera que usé. Y hasta tengo las remeras de los muchachos (por Del Potro, Guido Pella y “Leo” Mayer) firmadas. Las raquetas que tenía, que eran como siete, también. No me acuerdo exactamente cuál usé en ese momento, pero las tengo, son importantes”.

Delbonis es hoy el 84 del ranking y en aquel 2016 fue 33 en el escalafón de la ATP. Y en la charla “define” que la sigue luchando, que intenta mejorar su juego para volver a su mejor versión. “Ahora incorporé muchas cosas a mi juego, ataco más, arriesgo más. Sé que eso te lleva a perder puntos, pero es una evolución”, pinta sobre su presente.

“Me gustaría seguir muchos años más en el circuito. Disfruto de lo que hago y quiero más”, avisa, como para sentenciar que irá con el alma ante el portugués Pedro Sousa (32 años y 108 del mundo), al que enfrentará por la primera ronda. “Delbo” viene de perder en Melbourne ante Mathew Ebden, un australiano que está 320 del mundo, por 6-4 y 7-6. Y no quiere que en el campo de victorias de la web de la ATP sigue estando ese “cero” cruel. En ese portal se destaca su carrera con 130 alegrías y 154 frustraciones, solo en el circuito. Ya se sabe, el triunfo a Karlovic vale oro.

—¿Estás en contacto con el equipo que ganó la Davis?

—Sí, seguido. No es que nos escribamos todos los días, porque las agendas no siempre se dan para hacerlo. Y creo que de acá a un par de años, cuando ya todos nos hayamos retirado, nos vamos a juntar a volver a recordar el montón de anécdotas que tuvimos en esas jornadas. Fue hermoso. Con Juan Martín hablé hace poco por la muerte de su papa. A “Leo” y a Guido los veo más seguido en los torneos.

—¿Cómo es la relación de los tenistas argentinos hoy?

—Unidos, con buena onda. Nos pasó que en Melbourne, después de la cuarentena, nos juntamos a cenar en una restaurante. Fue armónico. Es difícil coincidir por los horarios de entrenamientos y organización. Ese día comimos todos juntos. Fue lindo.

—¿Por qué dupla con Londero?

—Al ‘Topo’ lo conozco desde hace unos años y es una excelente persona. Buen tipo y me siento a gusto. Y a mi gusta jugar con alguien con quien pueda disfrutar. Vamos a jugar en la gira Sudamericana. Sale fluido con él. Tenemos química.

El de Azul cuenta que está en Córdoba con su esposa y sus dos hijos. “Tiene mucho de lindo el acompañamiento, el no sentirse solo. Por ahí no estás acostumbrado a esos horarios y más que tengo a hijos chiquitos. Pero es lindo. Es otra vorágine”.

Delbonis, el del apellido para la historia, no vive del pasado. Se le nota en los ojos.

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