Daniel Pastore es ministro Vinculación Comunitaria. Aunque sea poco conocido en la sociedad, es uno de los funcionarios más importantes de Martín Llaryora. Hombre de consulta para el gobernador y para el periodismo, el sanfransiqueño accedió por primera vez a hablar en público.
“El tiempo zanjó las discusiones con la Nación a favor de la posición de Llaryora”, afirmó Pastore sobre la relación entre Córdoba y Javier Milei, sobre todo en el inicio, complicado por los enfrentamientos.
–¿Es el Adorni de Llaryora? ¿Qué diferencias o puntos en común hay con lo que hacen ustedes?
–Poco en común con Adorni, hasta hoy por lo menos. Nuestra estrategia de comunicación, y mi rol como ministro hasta ahora, no es de aparición pública dando explicaciones sobre la gestión de gobierno. Es de manejo de los instrumentos de comunicación que tiene el Estado a través de su vínculo con la prensa, con las campañas de difusión en medios tradicionales, en redes sociales, en la comunicación en el metro cuadrado. Yo había dedicado todo mi tiempo, durante los dos años que fui secretario de comunicación de la Municipalidad y este año, en el ministerio de Vinculación, a eso. Eso lo hace también Adorni, porque conduce ese aspecto de la comunicación del Gobierno nacional. Y tiene una jerarquía de ministro. Pero esta es la primera vez que hago una entrevista pública en los tres años en la función pública.
–En el 1-1 con los periodistas, usted oficia de vocero.
–Tengo un diálogo muy fluido con mis colegas; porque yo los considero colegas. Les digo que extraño mucho estar del lado del que están ustedes. Vengo del periodismo y de las entrevistas televisivas. Entonces, tengo un diálogo muy fluido, transmitiendo lo que pensamos desde el Gobierno cada vez que tenemos una iniciativa o tenemos que dar una explicación sobre algún tema que el periodismo considere de interés público. Por eso, soy muy conocido para los periodistas, pero desconocido para el público cordobés.
–Uno de los instrumentos son las encuestas. ¿Cómo es el estado de ánimo cordobés después de este año primer año de gestión de Llaryora y de Milei?
–Los cordobeses en general, y el Gobierno en particular, hemos hecho un gran sacrificio para sostener las políticas de ordenamiento económico que lleva adelante Milei, con la esperanza de que este sacrificio se transforme en un período de bonanza económica. Y que esa bonanza llegue a cada uno de nosotros, y también al Gobierno provincial. Los cordobeses han hecho el sacrificio, han sufrido la recesión, la pérdida de empleo, la pérdida de poder adquisitivo salarial. Y el Gobierno de Córdoba ha recibido sobre sus espaldas una cantidad de responsabilidades extra y de recursos que la Nación dejó de transferir; algunos que eran discrecionales y otros de carácter obligatorio, porque lo imponen leyes y acuerdos vigentes. La actitud del gobernador Llaryora fue absorber todo eso y tratar de sostener políticas que le hagan menos dolorosa a los cordobeses esta transición hacia un futuro que, esperamos, sea mejor. En ese contexto, apostamos a sostener el superávit fiscal a pesar de la pérdida de recursos nacionales y la caída de los recursos provinciales. Sostener el superávit fiscal para, con esos recursos, aplicar políticas que hagan de colchón.
–Al comienzo, Llaryora tomó medidas duras como la suba de aportes de los empleados públicos y negoció paritarias, en muchos casos, por debajo de la inflación. ¿Quién paga el costo: la Provincia o Milei?
–Creemos que la sociedad cordobesa cada vez comprende mejor el sentido que le está imprimiendo Llaryora a su gestión. En diciembre (del año pasado) no se entendían las medidas que tomó, de fuerte impacto económico, especialmente para los trabajadores provinciales, porque veníamos de una etapa donde el Gobierno provincial tenía sus cuentas en órdenes. Pero cuando Martín habló por primera vez con Milei, salió de esa reunión, yo estaba afuera, con la convicción de que lo que venía iba a ser muy difícil y que nosotros como Estado teníamos que estar preparados para una situación de fuerte contracción económica. No se entendía, pero él lo vio. Con el transcurso del tiempo, cuando empezaron los recortes y la transferencia de responsabilidades, ahí se empezó a comprender. ¿Quiénes pagan este costo? Siempre el conjunto de la sociedad, porque cuando aplicás medidas que contraen el gasto corriente del Gobierno afectás partidas, inversiones y salario.
–En el arranque, estuvo aquella postura más dura de Llaryora con Milei, lo que tuvo un costo en términos de la gente. ¿Qué aprendizaje se hizo a partir de eso? ¿Cambió la relación con el Gobierno nacional desde entonces?
–En diciembre, Llaryora planteó un tipo de relacionamiento con el Gobierno nacional. Nosotros somos oposición, tenemos una mirada distinta de lo que es el rol del Estado y de lo que debería ser la economía en Argentina. Sin embargo, planteamos desde ese momento un respeto institucional y garantizar la gobernabilidad de Milei. Salvo que eso afecte los intereses de los cordobeses. Y eso es exactamente lo que hicimos. Hubo tres discusiones centrales con la Nación y el tiempo las zanjó a las tres a favor de la posición de Llaryora.
–¿Cuáles fueron esas discusiones?
–La primera fue por el 15% que la Ley de Bases original pretendía imponer a los bienes con valor agregado, que eran retenciones a las exportaciones de la industria. Imaginemos lo que sería hoy exportar con un dólar con las características que tiene ahora y un 15% más de retenciones. El gobernador lo evitó. La segunda discusión fue por los eventos masivos. El Gobierno nacional no entendió en ese momento, y creo que ahora sí porque está promoviendo algunos, como la Fórmula 1, la importancia que tienen los eventos para una economía como la cordobesa. Un estudio reciente de la Universidad Siglo 21 demuestra que el principal beneficiario de los eventos que se hacen en Córdoba es el Gobierno nacional, vía recaudación de impuestos como el IVA; y el resto de las provincias también, porque son impuestos son coparticipables. Y el beneficio fiscal para Córdoba, aun siendo mejor que para Nación, es tan importante que justifica la actividad de promoción que se siguió llevando adelante a lo largo de este tiempo. Y la tercera diferencia es por la obra pública. Cada vez es más comprensible para los cordobeses, y eso surge de las encuestas, que es esencial la inversión en infraestructura. Primero, por los beneficios directos que provoca una obra en el mejoramiento del servicio y de la calidad de vida, y en segundo lugar porque es un promotor del desarrollo y da trabajo. Así que los tres grandes debates que hemos sostenido han sido zanjados por la realidad a favor de nuestra posición. El Gobierno nacional también comprendió eso, lo que ha facilitado una relación institucional, que es lo único que pretendemos en esta etapa. Un buen vínculo institucional, que no se nos discrimine, y que a los cordobeses se le dé lo que se le está negando.
–¿Cuál es el interlocutor que tienen en el Gobierno Nacional?
–Martín tiene un vínculo con el Presidente… institucional. Se hablan cuando es necesario, se escriben cuando es necesario. Y después tenemos un vínculo más fluido con Guillermo Francos y con (Luis) Caputo, que llevan los principales temas de gestión del Gobierno nacional. En algunos temas hemos logrado cosas importantes para Córdoba, y en otras las estamos reclamando.
Legislatura y oposición
–El primer año tuvo la Legislatura dividida en dos, con fuertes enfrentamientos. Allí, el Gobierno avanzó y avanza con proyectos importantes. ¿Esperaban que la oposición se mantuviera unida? ¿Quién es hoy el principal opositor: Luis Juez o Rodrigo de Loredo?
–Esto también tiene que poner en valor la gestión del gobernador. Nosotros, además de todas las dificultades que describí, tenemos que sumarle que gobernamos en minoría en el Tribunal de Cuentas, y sin cuórum y ni sin mayoría en la Legislatura. En el Tribunal, nuestra estrategia fue puesta, obviamente, en hacer las cosas bien, como nos gusta hacerlas, para que el control esté presente y eso le dé garantía a los ciudadanos de que invertimos los recursos correctamente. Hemos tenido algunas dificultades allí, pero en general estamos encontrando la manera de que la gestión no se detenga.
–¿Es de los que piensa que la oposición “ponía palos en la rueda”?
–Hubo casos en los que sí, especialmente en la primera etapa. Hubo algunas actuaciones que iban por encima de las facultades que tiene el Tribunal de Cuentas, que son las de control de legalidad.
–¿No había control, sino una actitud política?
–En algunos casos, los controles que se efectuaron estaban basados no en la legalidad de los actos sino en algunas apreciaciones de carácter político que no le corresponde a ese órgano de gobierno. Y en la Legislatura, nuestra situación de minoría nos obliga a buscar consensos. A veces nos llama la atención la doble vara con la que se juzga esto en algunos espacios, especialmente políticos. Cuando Milei, que tiene una situación inclusive peor que la nuestra, logra un consenso, parece un hecho político relevante. ¡Logró el consenso a pesar de estar en minoría! Acá, nosotros buscamos consensos todo el tiempo y para lograrlos obviamente tenemos que hablar con opositores. Y cuando los logramos… “tránsfugas, que esto, lo otro”. Los cordobeses también tienen que valorar esta búsqueda de consensos que tenemos que encontrar en cada una de las leyes que necesitamos aprobar. A veces lo hacemos con más elasticidad y otras veces, con menos. Pero estamos obligados a que cada proyecto sea debatido y pasado por ese tamiz. Porque sin el tamiz de la oposición no podemos aprobar ninguna ley.
–¿Y De Loredo o Juez?
–Están compitiendo, ¿tengo que decir quién va primero en esa carrera? Yo los veo empatados, pero ellos creen que van a 100 kilómetros por hora… y yo los veo yendo a paso de hombre, a paso de tortuga. Es más, están descolocando mucho a la opinión pública con una carrera por la gobernación, cuando todavía no terminó el primer año de gestión y faltan cuatro años.
–¿Tienden más puentes con el radicalismo que con el juecismo?
–Nosotros, especialmente desde la Legislatura y a través de la vicegobernadora (Prunotto), de Facundo (Torres), de Miguel (Siciliano) y de Nadia (Fernández) tratamos de dialogar con todos. Con algunos es más fácil. Y en otras situaciones, hay posiciones apriorísticas. Y no hay manera de convencerlos.
–¿El caso del juecismo?
–Y… cuando vos a priori estás en contra de algo, el diálogo se torna difícil. Pero intentamos llevarlo adelante con todos todo el tiempo.
La mesa chica de Llaryora
–Usted es un funcionario de mucha confianza y de consulta ¿Quién integra la mesa chica de Llaryora?
–La mesa chica de Llaryora debe ser una de mil personas, más o menos. Martín no tiene mesa chica. Porque tiene un proceso de toma de decisiones muy particular. Con Martín trabajo hace tres años, y nunca ha dado por cerrado un tema, nunca mezquina consultas. Tiene centenares, miles de personas a las que llama por teléfono para hablar sobre cada uno de los temas donde no siente que tenga la certeza. Y no tiene ningún tipo de dificultad en ir corrigiendo a medida que lo que le dicen le hace ver que la decisión que está tomando es posible de ser mejorada, o corregida. Por eso Llaryora falla poco en sus decisiones; porque nunca da por cerrado un tema y no mezquina la consulta sobre cada cuestión.
–¿Es decir que no funciona con “el diario de Yrigoyen”?
–Digo más: los funcionarios que tienen una tendencia a pintarle el diario de Yrigoyen, le generan desconfianza. A él le gusta que le digan lo que piensan. Por ejemplo, con las encuestas. He conocido muchos políticos que se enojan cuando no les dan bien. Bueno, Martín desconfía de las encuestas que le dan todo bien. Insisto en que tiene un margen de error muy acotado porque no da por cerrada ninguna discusión y abre el debate lo más que puede.
Elecciones 2025
–¿Tienen definido los candidatos para el año que viene en el Partido Cordobés?
–No. Lo que tenemos definido es una estrategia. Nosotros pretendemos que Juan lidere el proceso del armado de Hacemos por Argentina.
–¿Juan Schiaretti? ¿Puede ser candidato?
–Juan está liderando el armado de un espacio nacional. Y ese liderazgo se puede hacer con o sin candidatura. No es el momento, entendemos, de definir eso. Pero sí de que Schiaretti se muestre cada vez más liderando este espacio. Creemos que 2025 tiene que ser un año donde ese liderazgo nacional tome visibilidad. Después, Juan decidirá porque obviamente tiene el piné, el conocimiento y las charreteras. Sería un despropósito pretender aconsejarlo. Pero lo que esperamos como militantes es posicionar fuertemente su liderazgo a nivel nacional. ¿Cuál es el problema que tiene el tercio del medio? Hoy, hay un tercio milenista, uno kirchnerista y uno en el medio. Si ese medio está representado por una cooperativa, los dos polos lo tensionan y se diluye. Pero, si logramos que los argentinos vean a Schiaretti, que es la persona indicada para mostrar lo de “tanto Estado como sea necesario, y tanto mercado como sea posible”, de un Estado inteligente, de una política de desarrollo que ya aplicó en Córdoba, y trasladar ese modelo cordobés a nivel nacional. Si los argentinos lo visualizan, estamos seguros que vamos a hacer una grande elección el año que viene a nivel nacional.
–¿Ve más la elección como una vidriera para un posicionamiento nacional y no para empezar a testear candidatos, por ejemplo, para el relevo en la ciudad de Córdoba?
–Ese es un tema que se va poner sobre la mesa en marzo, abril, y en función de las decisiones que tome el liderazgo nacional de este proyecto. Liderazgo que, insisto, se puede hacer sin necesidad de candidaturas. Pero es una decisión que no se puede tomar ahora, hay que tomarla en el momento adecuado. Confiamos en que Juan va a tomar la mejor decisión para que este proceso de nacionalización de nuestro modelo de gestión dé un paso importante en el ‘25, nos consolidemos como una tercera fuerza después del ‘25 y desde ahí sigamos construyendo. Tenemos un aporte muy grande que puede hacer Córdoba a este momento de la historia nacional.
Daniel Pastore es ministro Vinculación Comunitaria. Aunque sea poco conocido en la sociedad, es uno de los funcionarios más importantes de Martín Llaryora. Hombre de consulta para el gobernador y para el periodismo, el sanfransiqueño accedió por primera vez a hablar en público.“El tiempo zanjó las discusiones con la Nación a favor de la posición de Llaryora”, afirmó Pastore sobre la relación entre Córdoba y Javier Milei, sobre todo en el inicio, complicado por los enfrentamientos.–¿Es el Adorni de Llaryora? ¿Qué diferencias o puntos en común hay con lo que hacen ustedes?–Poco en común con Adorni, hasta hoy por lo menos. Nuestra estrategia de comunicación, y mi rol como ministro hasta ahora, no es de aparición pública dando explicaciones sobre la gestión de gobierno. Es de manejo de los instrumentos de comunicación que tiene el Estado a través de su vínculo con la prensa, con las campañas de difusión en medios tradicionales, en redes sociales, en la comunicación en el metro cuadrado. Yo había dedicado todo mi tiempo, durante los dos años que fui secretario de comunicación de la Municipalidad y este año, en el ministerio de Vinculación, a eso. Eso lo hace también Adorni, porque conduce ese aspecto de la comunicación del Gobierno nacional. Y tiene una jerarquía de ministro. Pero esta es la primera vez que hago una entrevista pública en los tres años en la función pública.–En el 1-1 con los periodistas, usted oficia de vocero.–Tengo un diálogo muy fluido con mis colegas; porque yo los considero colegas. Les digo que extraño mucho estar del lado del que están ustedes. Vengo del periodismo y de las entrevistas televisivas. Entonces, tengo un diálogo muy fluido, transmitiendo lo que pensamos desde el Gobierno cada vez que tenemos una iniciativa o tenemos que dar una explicación sobre algún tema que el periodismo considere de interés público. Por eso, soy muy conocido para los periodistas, pero desconocido para el público cordobés.–Uno de los instrumentos son las encuestas. ¿Cómo es el estado de ánimo cordobés después de este año primer año de gestión de Llaryora y de Milei?–Los cordobeses en general, y el Gobierno en particular, hemos hecho un gran sacrificio para sostener las políticas de ordenamiento económico que lleva adelante Milei, con la esperanza de que este sacrificio se transforme en un período de bonanza económica. Y que esa bonanza llegue a cada uno de nosotros, y también al Gobierno provincial. Los cordobeses han hecho el sacrificio, han sufrido la recesión, la pérdida de empleo, la pérdida de poder adquisitivo salarial. Y el Gobierno de Córdoba ha recibido sobre sus espaldas una cantidad de responsabilidades extra y de recursos que la Nación dejó de transferir; algunos que eran discrecionales y otros de carácter obligatorio, porque lo imponen leyes y acuerdos vigentes. La actitud del gobernador Llaryora fue absorber todo eso y tratar de sostener políticas que le hagan menos dolorosa a los cordobeses esta transición hacia un futuro que, esperamos, sea mejor. En ese contexto, apostamos a sostener el superávit fiscal a pesar de la pérdida de recursos nacionales y la caída de los recursos provinciales. Sostener el superávit fiscal para, con esos recursos, aplicar políticas que hagan de colchón.–Al comienzo, Llaryora tomó medidas duras como la suba de aportes de los empleados públicos y negoció paritarias, en muchos casos, por debajo de la inflación. ¿Quién paga el costo: la Provincia o Milei?–Creemos que la sociedad cordobesa cada vez comprende mejor el sentido que le está imprimiendo Llaryora a su gestión. En diciembre (del año pasado) no se entendían las medidas que tomó, de fuerte impacto económico, especialmente para los trabajadores provinciales, porque veníamos de una etapa donde el Gobierno provincial tenía sus cuentas en órdenes. Pero cuando Martín habló por primera vez con Milei, salió de esa reunión, yo estaba afuera, con la convicción de que lo que venía iba a ser muy difícil y que nosotros como Estado teníamos que estar preparados para una situación de fuerte contracción económica. No se entendía, pero él lo vio. Con el transcurso del tiempo, cuando empezaron los recortes y la transferencia de responsabilidades, ahí se empezó a comprender. ¿Quiénes pagan este costo? Siempre el conjunto de la sociedad, porque cuando aplicás medidas que contraen el gasto corriente del Gobierno afectás partidas, inversiones y salario.–En el arranque, estuvo aquella postura más dura de Llaryora con Milei, lo que tuvo un costo en términos de la gente. ¿Qué aprendizaje se hizo a partir de eso? ¿Cambió la relación con el Gobierno nacional desde entonces?–En diciembre, Llaryora planteó un tipo de relacionamiento con el Gobierno nacional. Nosotros somos oposición, tenemos una mirada distinta de lo que es el rol del Estado y de lo que debería ser la economía en Argentina. Sin embargo, planteamos desde ese momento un respeto institucional y garantizar la gobernabilidad de Milei. Salvo que eso afecte los intereses de los cordobeses. Y eso es exactamente lo que hicimos. Hubo tres discusiones centrales con la Nación y el tiempo las zanjó a las tres a favor de la posición de Llaryora.–¿Cuáles fueron esas discusiones?–La primera fue por el 15% que la Ley de Bases original pretendía imponer a los bienes con valor agregado, que eran retenciones a las exportaciones de la industria. Imaginemos lo que sería hoy exportar con un dólar con las características que tiene ahora y un 15% más de retenciones. El gobernador lo evitó. La segunda discusión fue por los eventos masivos. El Gobierno nacional no entendió en ese momento, y creo que ahora sí porque está promoviendo algunos, como la Fórmula 1, la importancia que tienen los eventos para una economía como la cordobesa. Un estudio reciente de la Universidad Siglo 21 demuestra que el principal beneficiario de los eventos que se hacen en Córdoba es el Gobierno nacional, vía recaudación de impuestos como el IVA; y el resto de las provincias también, porque son impuestos son coparticipables. Y el beneficio fiscal para Córdoba, aun siendo mejor que para Nación, es tan importante que justifica la actividad de promoción que se siguió llevando adelante a lo largo de este tiempo. Y la tercera diferencia es por la obra pública. Cada vez es más comprensible para los cordobeses, y eso surge de las encuestas, que es esencial la inversión en infraestructura. Primero, por los beneficios directos que provoca una obra en el mejoramiento del servicio y de la calidad de vida, y en segundo lugar porque es un promotor del desarrollo y da trabajo. Así que los tres grandes debates que hemos sostenido han sido zanjados por la realidad a favor de nuestra posición. El Gobierno nacional también comprendió eso, lo que ha facilitado una relación institucional, que es lo único que pretendemos en esta etapa. Un buen vínculo institucional, que no se nos discrimine, y que a los cordobeses se le dé lo que se le está negando.–¿Cuál es el interlocutor que tienen en el Gobierno Nacional?–Martín tiene un vínculo con el Presidente… institucional. Se hablan cuando es necesario, se escriben cuando es necesario. Y después tenemos un vínculo más fluido con Guillermo Francos y con (Luis) Caputo, que llevan los principales temas de gestión del Gobierno nacional. En algunos temas hemos logrado cosas importantes para Córdoba, y en otras las estamos reclamando.Legislatura y oposición–El primer año tuvo la Legislatura dividida en dos, con fuertes enfrentamientos. Allí, el Gobierno avanzó y avanza con proyectos importantes. ¿Esperaban que la oposición se mantuviera unida? ¿Quién es hoy el principal opositor: Luis Juez o Rodrigo de Loredo?–Esto también tiene que poner en valor la gestión del gobernador. Nosotros, además de todas las dificultades que describí, tenemos que sumarle que gobernamos en minoría en el Tribunal de Cuentas, y sin cuórum y ni sin mayoría en la Legislatura. En el Tribunal, nuestra estrategia fue puesta, obviamente, en hacer las cosas bien, como nos gusta hacerlas, para que el control esté presente y eso le dé garantía a los ciudadanos de que invertimos los recursos correctamente. Hemos tenido algunas dificultades allí, pero en general estamos encontrando la manera de que la gestión no se detenga.–¿Es de los que piensa que la oposición “ponía palos en la rueda”?–Hubo casos en los que sí, especialmente en la primera etapa. Hubo algunas actuaciones que iban por encima de las facultades que tiene el Tribunal de Cuentas, que son las de control de legalidad.–¿No había control, sino una actitud política?–En algunos casos, los controles que se efectuaron estaban basados no en la legalidad de los actos sino en algunas apreciaciones de carácter político que no le corresponde a ese órgano de gobierno. Y en la Legislatura, nuestra situación de minoría nos obliga a buscar consensos. A veces nos llama la atención la doble vara con la que se juzga esto en algunos espacios, especialmente políticos. Cuando Milei, que tiene una situación inclusive peor que la nuestra, logra un consenso, parece un hecho político relevante. ¡Logró el consenso a pesar de estar en minoría! Acá, nosotros buscamos consensos todo el tiempo y para lograrlos obviamente tenemos que hablar con opositores. Y cuando los logramos… “tránsfugas, que esto, lo otro”. Los cordobeses también tienen que valorar esta búsqueda de consensos que tenemos que encontrar en cada una de las leyes que necesitamos aprobar. A veces lo hacemos con más elasticidad y otras veces, con menos. Pero estamos obligados a que cada proyecto sea debatido y pasado por ese tamiz. Porque sin el tamiz de la oposición no podemos aprobar ninguna ley.–¿Y De Loredo o Juez?–Están compitiendo, ¿tengo que decir quién va primero en esa carrera? Yo los veo empatados, pero ellos creen que van a 100 kilómetros por hora… y yo los veo yendo a paso de hombre, a paso de tortuga. Es más, están descolocando mucho a la opinión pública con una carrera por la gobernación, cuando todavía no terminó el primer año de gestión y faltan cuatro años.–¿Tienden más puentes con el radicalismo que con el juecismo?–Nosotros, especialmente desde la Legislatura y a través de la vicegobernadora (Prunotto), de Facundo (Torres), de Miguel (Siciliano) y de Nadia (Fernández) tratamos de dialogar con todos. Con algunos es más fácil. Y en otras situaciones, hay posiciones apriorísticas. Y no hay manera de convencerlos.–¿El caso del juecismo?–Y… cuando vos a priori estás en contra de algo, el diálogo se torna difícil. Pero intentamos llevarlo adelante con todos todo el tiempo.La mesa chica de Llaryora–Usted es un funcionario de mucha confianza y de consulta ¿Quién integra la mesa chica de Llaryora?–La mesa chica de Llaryora debe ser una de mil personas, más o menos. Martín no tiene mesa chica. Porque tiene un proceso de toma de decisiones muy particular. Con Martín trabajo hace tres años, y nunca ha dado por cerrado un tema, nunca mezquina consultas. Tiene centenares, miles de personas a las que llama por teléfono para hablar sobre cada uno de los temas donde no siente que tenga la certeza. Y no tiene ningún tipo de dificultad en ir corrigiendo a medida que lo que le dicen le hace ver que la decisión que está tomando es posible de ser mejorada, o corregida. Por eso Llaryora falla poco en sus decisiones; porque nunca da por cerrado un tema y no mezquina la consulta sobre cada cuestión.–¿Es decir que no funciona con “el diario de Yrigoyen”?–Digo más: los funcionarios que tienen una tendencia a pintarle el diario de Yrigoyen, le generan desconfianza. A él le gusta que le digan lo que piensan. Por ejemplo, con las encuestas. He conocido muchos políticos que se enojan cuando no les dan bien. Bueno, Martín desconfía de las encuestas que le dan todo bien. Insisto en que tiene un margen de error muy acotado porque no da por cerrada ninguna discusión y abre el debate lo más que puede.Elecciones 2025–¿Tienen definido los candidatos para el año que viene en el Partido Cordobés?–No. Lo que tenemos definido es una estrategia. Nosotros pretendemos que Juan lidere el proceso del armado de Hacemos por Argentina.–¿Juan Schiaretti? ¿Puede ser candidato?–Juan está liderando el armado de un espacio nacional. Y ese liderazgo se puede hacer con o sin candidatura. No es el momento, entendemos, de definir eso. Pero sí de que Schiaretti se muestre cada vez más liderando este espacio. Creemos que 2025 tiene que ser un año donde ese liderazgo nacional tome visibilidad. Después, Juan decidirá porque obviamente tiene el piné, el conocimiento y las charreteras. Sería un despropósito pretender aconsejarlo. Pero lo que esperamos como militantes es posicionar fuertemente su liderazgo a nivel nacional. ¿Cuál es el problema que tiene el tercio del medio? Hoy, hay un tercio milenista, uno kirchnerista y uno en el medio. Si ese medio está representado por una cooperativa, los dos polos lo tensionan y se diluye. Pero, si logramos que los argentinos vean a Schiaretti, que es la persona indicada para mostrar lo de “tanto Estado como sea necesario, y tanto mercado como sea posible”, de un Estado inteligente, de una política de desarrollo que ya aplicó en Córdoba, y trasladar ese modelo cordobés a nivel nacional. Si los argentinos lo visualizan, estamos seguros que vamos a hacer una grande elección el año que viene a nivel nacional.–¿Ve más la elección como una vidriera para un posicionamiento nacional y no para empezar a testear candidatos, por ejemplo, para el relevo en la ciudad de Córdoba?–Ese es un tema que se va poner sobre la mesa en marzo, abril, y en función de las decisiones que tome el liderazgo nacional de este proyecto. Liderazgo que, insisto, se puede hacer sin necesidad de candidaturas. Pero es una decisión que no se puede tomar ahora, hay que tomarla en el momento adecuado. Confiamos en que Juan va a tomar la mejor decisión para que este proceso de nacionalización de nuestro modelo de gestión dé un paso importante en el ‘25, nos consolidemos como una tercera fuerza después del ‘25 y desde ahí sigamos construyendo. Tenemos un aporte muy grande que puede hacer Córdoba a este momento de la historia nacional.La Voz