Las claves para transitar las Fiestas, según el médico Osvaldo Rubiolo: “Volvamos a vernos las caras”

El comienzo de diciembre, marcado por el armado del arbolito de Navidad, activa un modo festivo que trae consigo tanto cosas lindas como aspectos complejos, como los reencuentros familiares y la presión de hacer balances sobre lo logrado durante el año. Para Osvaldo Rubiolo, médico psiquiatra y psicoanalista, es crucial abordar las Fiestas desde distintas formas, considerando las vivencias personales y las historias familiares.

El especialista visitó el piso de La Voz En Vivo y remarcó que estas celebraciones tienen connotaciones que estamos dejando totalmente de lado. El ritual de las Fiestas en realidad nos está diciendo, remarcó, que “estamos vivos”.

Esta celebración, opinó, es fundamentalmente cultural y social, y funciona como una manera de esquivar el miedo a la muerte, una angustia intrínseca al ser humano, ya que “todos somos neuróticos”.

La regla de oro para el 24 y 31: dejar la pantalla

La recomendación más enfática de Rubiolo para las reuniones de fin de año es dejar el celular. Para lograr esto, el médico sugirió poner los aparatos un canasto en la entrada y pedir a todos que dejen sus dispositivos allí.

La idea de deshacerse del celular (o las tablets) es comenzar a “vernos la cara”, prestando atención a los ojos, la boca, el tono de voz y el tipo de abrazo que se recibe. Aunque los dispositivos pueden ayudar en tareas laborales o de investigación, el especialista opinó que han causado mucho daño en la vida social y deben dejarse de lado para el disfrute personal.

Además, el psiquiatra advirtió que la necesidad de mostrar lo que se hizo y se logró en las redes sociales tiene “mucho de narcisismo”.

Introspección sincera: balance personal vs. egoísmo

Respecto a los balances de fin de año, que a veces resultan contraproducentes, Rubiolo aseguró que el balance personal debe hacerse siempre. Sin embargo, aclaró este ejercicio debe ser más profundo, “dejando el narcisismo de lado y siendo totalmente sincero con uno mismo”.

El experto indicó que los seres humanos se mienten fácilmente, por lo que la introspección debe ser justa para evaluar qué nos pasó con nuestros seres queridos (madres, padres, hermanos, por ejemplo). El profesional consideró que se debe evaluar en qué nos fue bien y en qué nos fue mal, llegando a una conclusión que sea lo más justa y sincera posible.

El balance se debe hacer desde la perspectiva de que “venimos a una sola cosa: a aprender,” y por lo tanto, siempre tendremos errores. Es clave no caer en el hostigamiento del “super yo” que nos exige ser cada vez mejores.

Conversación y reencuentro: hablemos del otro

Por otra parte, Rubiolo aconsejó que, si las Fiestas son un momento de amor, vida y de seguir adelante, es más inteligente no hablar de política o economía, ya que suelen ser temas que se usan para tener la razón. Lo verdaderamente importante, remarcó, es “humanizar la conversación”.

La clave para una mesa armónica, dijo, es preguntar al otro: “¿Cómo estás? ¿Cómo te sentís?”. Es mejor hablar de la persona en sí, continuó, en lugar de enfocarse en lo externo o en lo que se tiene alrededor.

Rubiolo consideró que las Fiestas son una excelente oportunidad para dejar de lado los problemas y los resentimientos. “Todo lo que sea acercamiento y todo lo que signifique dejemos de lado los problemas, dejemos de lado los resentimientos y quiero verte hay una postura positiva hay una postura de amor para con la otra persona”. Si hay un tío con el que no se llevan bien, “a pesar de lo que pasó, no importa, vení sentate conmigo, vamos a charlar, arreglamos las cosas”, reiteró.

El especialista, a su vez, diferenció el tono de la Navidad, que es más introspectivo y se enfoca en “la vida y la muerte” y “lo sentimental,” del Año Nuevo, que se transita con “más liviandad”.

La proyección de resoluciones para el año que viene es “mucho más sano que el tema balance”. Es clave “proyectar cómo solucionar las cosas, busco una salida, busco una solución”. La pregunta que debemos hacernos el 31 de diciembre, según el especialista, debe ser: “¿Qué hago desde el primero de enero en adelante? ¿Cómo voy a cambiar?”.

Para lograr este cambio, el psiquiatra instó a dejar de lado la “queja permanente” y el hábito argentino de “echarle la culpa al otro”. En su lugar, consideró que es necesario comenzar a decir: “Voy a hacer esto, voy a hacer aquello”.

Para celebrar, Rubiolo recomendó meterle “música, baile, karaoke o lo que sea”, según las costumbres regionales. Lo esencial es “tratar de gestionar un momento claro y un momento sentimental positivo”, abrazándose y deseándole al otro “que te vaya bien”, cerró.

El comienzo de diciembre, marcado por el armado del arbolito de Navidad, activa un modo festivo que trae consigo tanto cosas lindas como aspectos complejos, como los reencuentros familiares y la presión de hacer balances sobre lo logrado durante el año. Para Osvaldo Rubiolo, médico psiquiatra y psicoanalista, es crucial abordar las Fiestas desde distintas formas, considerando las vivencias personales y las historias familiares.El especialista visitó el piso de La Voz En Vivo y remarcó que estas celebraciones tienen connotaciones que estamos dejando totalmente de lado. El ritual de las Fiestas en realidad nos está diciendo, remarcó, que “estamos vivos”. Esta celebración, opinó, es fundamentalmente cultural y social, y funciona como una manera de esquivar el miedo a la muerte, una angustia intrínseca al ser humano, ya que “todos somos neuróticos”.La regla de oro para el 24 y 31: dejar la pantallaLa recomendación más enfática de Rubiolo para las reuniones de fin de año es dejar el celular. Para lograr esto, el médico sugirió poner los aparatos un canasto en la entrada y pedir a todos que dejen sus dispositivos allí.La idea de deshacerse del celular (o las tablets) es comenzar a “vernos la cara”, prestando atención a los ojos, la boca, el tono de voz y el tipo de abrazo que se recibe. Aunque los dispositivos pueden ayudar en tareas laborales o de investigación, el especialista opinó que han causado mucho daño en la vida social y deben dejarse de lado para el disfrute personal. Además, el psiquiatra advirtió que la necesidad de mostrar lo que se hizo y se logró en las redes sociales tiene “mucho de narcisismo”.Introspección sincera: balance personal vs. egoísmoRespecto a los balances de fin de año, que a veces resultan contraproducentes, Rubiolo aseguró que el balance personal debe hacerse siempre. Sin embargo, aclaró este ejercicio debe ser más profundo, “dejando el narcisismo de lado y siendo totalmente sincero con uno mismo”.El experto indicó que los seres humanos se mienten fácilmente, por lo que la introspección debe ser justa para evaluar qué nos pasó con nuestros seres queridos (madres, padres, hermanos, por ejemplo). El profesional consideró que se debe evaluar en qué nos fue bien y en qué nos fue mal, llegando a una conclusión que sea lo más justa y sincera posible.El balance se debe hacer desde la perspectiva de que “venimos a una sola cosa: a aprender,” y por lo tanto, siempre tendremos errores. Es clave no caer en el hostigamiento del “super yo” que nos exige ser cada vez mejores.Conversación y reencuentro: hablemos del otroPor otra parte, Rubiolo aconsejó que, si las Fiestas son un momento de amor, vida y de seguir adelante, es más inteligente no hablar de política o economía, ya que suelen ser temas que se usan para tener la razón. Lo verdaderamente importante, remarcó, es “humanizar la conversación”.La clave para una mesa armónica, dijo, es preguntar al otro: “¿Cómo estás? ¿Cómo te sentís?”. Es mejor hablar de la persona en sí, continuó, en lugar de enfocarse en lo externo o en lo que se tiene alrededor.Rubiolo consideró que las Fiestas son una excelente oportunidad para dejar de lado los problemas y los resentimientos. “Todo lo que sea acercamiento y todo lo que signifique dejemos de lado los problemas, dejemos de lado los resentimientos y quiero verte hay una postura positiva hay una postura de amor para con la otra persona”. Si hay un tío con el que no se llevan bien, “a pesar de lo que pasó, no importa, vení sentate conmigo, vamos a charlar, arreglamos las cosas”, reiteró.El especialista, a su vez, diferenció el tono de la Navidad, que es más introspectivo y se enfoca en “la vida y la muerte” y “lo sentimental,” del Año Nuevo, que se transita con “más liviandad”. La proyección de resoluciones para el año que viene es “mucho más sano que el tema balance”. Es clave “proyectar cómo solucionar las cosas, busco una salida, busco una solución”. La pregunta que debemos hacernos el 31 de diciembre, según el especialista, debe ser: “¿Qué hago desde el primero de enero en adelante? ¿Cómo voy a cambiar?”.Para lograr este cambio, el psiquiatra instó a dejar de lado la “queja permanente” y el hábito argentino de “echarle la culpa al otro”. En su lugar, consideró que es necesario comenzar a decir: “Voy a hacer esto, voy a hacer aquello”.Para celebrar, Rubiolo recomendó meterle “música, baile, karaoke o lo que sea”, según las costumbres regionales. Lo esencial es “tratar de gestionar un momento claro y un momento sentimental positivo”, abrazándose y deseándole al otro “que te vaya bien”, cerró.La Voz