Con la experiencia acumulada en 14 de las 24 carreras del año en la Fórmula 1, a las que pudimos asistir, varias cosas han quedado grabadas en nuestra retina.
La magnitud de la categoría, su impronta como evento itinerante en el mundo y la alta performance que logra a nivel global son alucinantes.
Los países se disputan un lugar en la grilla, del mismo modo que los mánager de los pilotos lo hacen para instalar a sus jóvenes y novatos representados.
Todo está bajo control y el aspecto comercial es tan relevante como el deportivo. A veces, como en Mónaco, el glamour resulta tan ponderable como la carrera misma.
Se trata de un negocio inmenso y beneficioso en todo sentido, del cual estábamos afuera hasta que se puso en marcha la misión Colapinto. Ese fenómeno generó un cambio circunstancial y muy positivo en la comunidad de un país tan “tuerca” como el nuestro.
Invadió los hogares argentinos y sumó gran cantidad de seguidores que ahora miran con expectación la temporada entrante, ya que está confirmado como titular junto al galo Pierre Gasly.
Su nombramiento también sacudió a dirigentes deportivos y algunos políticos de nuestro país que sueñan —y no en vano— con recuperar la carrera en el Gálvez.
Tal es así que los primeros 100 millones de dólares están disponibles para iniciar las obras de remodelación del coloso de Buenos Aires.
Con Nico Varrone en Fórmula 2 se incrementan las ambiciones nacionales. Es otro candidato que no descartaría porque anda fuerte, es profesional y ganó Le Mans, por ejemplo, manejando vehículos con mucha potencia. Un monoplaza de la categoría telonera de la F1 no lo va a sorprender.
En líneas generales, el panorama es auspicioso y el año 2026 no pasará inadvertido para nuestros fans.
Si bien entre todos los rookies del año el nuestro fue el más flojo, no deja de ser cierto que condujo el auto más inestable y poco confiable de la grilla.
Insisto con un concepto que advertí todo el año: fue más lo que Gasly retrocedió que lo que Franco evolucionó, y terminó la temporada sin poder sumar un solo punto. Nunca debemos olvidar que reemplazó a Jack Doohan precisamente por ese problema y tampoco cosechó nada.
Las excusas se acabaron y el año que entra será determinante en la vida deportiva del argentino. Las condiciones serán las mismas para todos y, si hay pretextos, estos quedarán destronados en poco tiempo.
La madre de todas las categorías es una actividad regada de difusión y, en nuestro país, aparte de los periodistas, todos hablan y opinan sobre el “Colapinto gate” y su futuro.
Pero el fenómeno, para que no se frustre, debe consolidarse y limar ese medio segundo —o un poco más— que lo separa de los punteros. Es un limitante a pulir, cosa que no será sencilla.
Adquirir experiencia es un proceso por el que todos deben pasar. Muchas circunstancias han resultado inadvertidas y otras han sido justificadas por la inoperancia del equipo o la falta de rendimiento del auto.
Ahora toca arrancar de nuevo, pero sin márgenes para las excusas. Franco lo sabe y deberá asumir la responsabilidad de no justificar todo y tratar de conseguir algunos puntos en el torneo, que por diferentes motivos ya comentados este año se frustraron.
La camada de novatos que accedió a la categoría es muy buena. Todos esos jóvenes mostraron lo suyo y el único que no sumó este año fue nuestro compatriota. Lawson, Antonelli, Hadjar, Bortoleto y Bearman ya se instalaron sin generar dudas y, junto a Colapinto, son los que sueñan con llegar a ser campeones en un futuro no tan lejano.
No obstante, la F1 tiene un nuevo campeón, de origen británico y dotado de talento, pero de poco carisma. Con la consagración de Lando Norris, el año termina y McLaren se quedó con todo.
Ellos fueron los únicos que tuvieron la sagacidad de llegar hasta el final con sus dos pilotos como candidatos, aunque también cometieron múltiples errores que provocaron la amenaza permanente del mejor piloto de la actualidad: Max Verstappen.
Vendrán coches nuevos y revolucionarios, pero entiendo que seguirán siendo siempre los mismos los que se roben la mayor expectativa por cuestiones que sobresalen.
La capacidad de gestión, los que saben elegir las estrategias y los pilotos que, con audacia y sentido común, se transforman en dominadores serán los distintos de la venidera temporada.
Ha sido un torneo intenso, burbujeante y que, con la presencia de un piloto nacional, nos permitió conocer un sinnúmero de cosas muy especiales y ricas en aprendizaje.
Si Colapinto suma, nosotros también podríamos hacerlo, así que apostar a su continuidad es nuestro objetivo. La gente quiere y festeja que haya en esa lista —que ahora será de 22 pilotos— uno que sea nuestro, y es válido el deseo.
Franco no solo lo sabe, sino que lo disfruta y sospecha que solo los resultados le permitirán seguir alimentando esa premisa.
Nacen autos nuevos y podrá criar el suyo desde su gestación, por lo tanto hay motivos para crear esperanzas, pero esos mismos motivos no le perdonarán no alcanzarlos.
Limar ese medio segundo que lo separa de los puestos de arriba es lo más difícil de este negocio y es el objetivo que no todos pueden lograr. Aunque hay que tener fe: no existe una opción distinta.
Tiene juventud, ha recogido enseñanzas, posee apoyo popular y publicitario y es carismático —diría que el más carismático de todos—, así que solo resta poder sumar. Parece poco, pero no lo es.
Consiste en ordenar las ideas y estrategias, pero siempre acelerando más que los demás. Eso nunca cambia.
Por suerte, sigue ganando el que va más fuerte, y llegar a ser uno de esos privilegiados es alucinante.
Con la experiencia acumulada en 14 de las 24 carreras del año en la Fórmula 1, a las que pudimos asistir, varias cosas han quedado grabadas en nuestra retina.La magnitud de la categoría, su impronta como evento itinerante en el mundo y la alta performance que logra a nivel global son alucinantes.Los países se disputan un lugar en la grilla, del mismo modo que los mánager de los pilotos lo hacen para instalar a sus jóvenes y novatos representados.Todo está bajo control y el aspecto comercial es tan relevante como el deportivo. A veces, como en Mónaco, el glamour resulta tan ponderable como la carrera misma.Se trata de un negocio inmenso y beneficioso en todo sentido, del cual estábamos afuera hasta que se puso en marcha la misión Colapinto. Ese fenómeno generó un cambio circunstancial y muy positivo en la comunidad de un país tan “tuerca” como el nuestro.Invadió los hogares argentinos y sumó gran cantidad de seguidores que ahora miran con expectación la temporada entrante, ya que está confirmado como titular junto al galo Pierre Gasly.Su nombramiento también sacudió a dirigentes deportivos y algunos políticos de nuestro país que sueñan —y no en vano— con recuperar la carrera en el Gálvez.Tal es así que los primeros 100 millones de dólares están disponibles para iniciar las obras de remodelación del coloso de Buenos Aires.Con Nico Varrone en Fórmula 2 se incrementan las ambiciones nacionales. Es otro candidato que no descartaría porque anda fuerte, es profesional y ganó Le Mans, por ejemplo, manejando vehículos con mucha potencia. Un monoplaza de la categoría telonera de la F1 no lo va a sorprender.En líneas generales, el panorama es auspicioso y el año 2026 no pasará inadvertido para nuestros fans.Si bien entre todos los rookies del año el nuestro fue el más flojo, no deja de ser cierto que condujo el auto más inestable y poco confiable de la grilla.Insisto con un concepto que advertí todo el año: fue más lo que Gasly retrocedió que lo que Franco evolucionó, y terminó la temporada sin poder sumar un solo punto. Nunca debemos olvidar que reemplazó a Jack Doohan precisamente por ese problema y tampoco cosechó nada.Las excusas se acabaron y el año que entra será determinante en la vida deportiva del argentino. Las condiciones serán las mismas para todos y, si hay pretextos, estos quedarán destronados en poco tiempo.La madre de todas las categorías es una actividad regada de difusión y, en nuestro país, aparte de los periodistas, todos hablan y opinan sobre el “Colapinto gate” y su futuro.Pero el fenómeno, para que no se frustre, debe consolidarse y limar ese medio segundo —o un poco más— que lo separa de los punteros. Es un limitante a pulir, cosa que no será sencilla.Adquirir experiencia es un proceso por el que todos deben pasar. Muchas circunstancias han resultado inadvertidas y otras han sido justificadas por la inoperancia del equipo o la falta de rendimiento del auto.Ahora toca arrancar de nuevo, pero sin márgenes para las excusas. Franco lo sabe y deberá asumir la responsabilidad de no justificar todo y tratar de conseguir algunos puntos en el torneo, que por diferentes motivos ya comentados este año se frustraron.La camada de novatos que accedió a la categoría es muy buena. Todos esos jóvenes mostraron lo suyo y el único que no sumó este año fue nuestro compatriota. Lawson, Antonelli, Hadjar, Bortoleto y Bearman ya se instalaron sin generar dudas y, junto a Colapinto, son los que sueñan con llegar a ser campeones en un futuro no tan lejano.No obstante, la F1 tiene un nuevo campeón, de origen británico y dotado de talento, pero de poco carisma. Con la consagración de Lando Norris, el año termina y McLaren se quedó con todo.Ellos fueron los únicos que tuvieron la sagacidad de llegar hasta el final con sus dos pilotos como candidatos, aunque también cometieron múltiples errores que provocaron la amenaza permanente del mejor piloto de la actualidad: Max Verstappen.Vendrán coches nuevos y revolucionarios, pero entiendo que seguirán siendo siempre los mismos los que se roben la mayor expectativa por cuestiones que sobresalen.La capacidad de gestión, los que saben elegir las estrategias y los pilotos que, con audacia y sentido común, se transforman en dominadores serán los distintos de la venidera temporada.Ha sido un torneo intenso, burbujeante y que, con la presencia de un piloto nacional, nos permitió conocer un sinnúmero de cosas muy especiales y ricas en aprendizaje.Si Colapinto suma, nosotros también podríamos hacerlo, así que apostar a su continuidad es nuestro objetivo. La gente quiere y festeja que haya en esa lista —que ahora será de 22 pilotos— uno que sea nuestro, y es válido el deseo.Franco no solo lo sabe, sino que lo disfruta y sospecha que solo los resultados le permitirán seguir alimentando esa premisa.Nacen autos nuevos y podrá criar el suyo desde su gestación, por lo tanto hay motivos para crear esperanzas, pero esos mismos motivos no le perdonarán no alcanzarlos.Limar ese medio segundo que lo separa de los puestos de arriba es lo más difícil de este negocio y es el objetivo que no todos pueden lograr. Aunque hay que tener fe: no existe una opción distinta.Tiene juventud, ha recogido enseñanzas, posee apoyo popular y publicitario y es carismático —diría que el más carismático de todos—, así que solo resta poder sumar. Parece poco, pero no lo es.Consiste en ordenar las ideas y estrategias, pero siempre acelerando más que los demás. Eso nunca cambia.Por suerte, sigue ganando el que va más fuerte, y llegar a ser uno de esos privilegiados es alucinante.
La Voz
