La Finalissima: ¿un obstáculo para Argentina y España en la antesala del Mundial 2026?

El sorteo de la Copa del Mundo genera dudas sobre el partido previsto para marzo, ya que la selección argentina y la española quedaron peligrosamente cerca de cruzarse en los 16avos de final, lo que torna el encuentro más incómodo que nunca.

El panorama preparatorio para el Mundial 2026 se complicó tanto para Argentina como para España tras el reciente sorteo de la fase de grupos. Si bien el duelo por la Finalissima —que enfrenta al campeón de la Copa América con el campeón de la Eurocopa— siempre fue considerado un choque de altísimo nivel, la conformación de los grupos mundialistas sembró más dudas respecto de un enfrentamiento que, por ahora, no tiene fecha confirmada.

El riesgo del cruce temprano

La incomodidad surge por la posibilidad de un cruce directo en el Mundial. Argentina quedó en el Grupo J (junto a Argelia, Austria y Jordania), mientras que España integrará el Grupo H (con Uruguay, Arabia Saudita y Cabo Verde).

Esta distribución hace que ambas selecciones estén cerca de enfrentarse en unos hipotéticos 16avos de final. Si una termina primera y la otra segunda en su grupo, se verán las caras en la segunda fase. Lionel Scaloni reconoció que, si les toca el grupo de España y Uruguay, será un cruce difícil.

Ante este escenario, difícilmente Scaloni y Luis de la Fuente quieran jugar un partido tan exigente apenas meses antes de la cita mundialista.

El conflicto de calendario y preparación

Aunque la decisión final sobre la Finalissima no depende de los cuerpos técnicos y el partido aún no tiene fecha definida (las negociaciones apuntaban a marzo en Qatar), la proximidad del Mundial agrava la situación.

Luis de la Fuente ya expresó su preocupación por el desgaste de los jugadores. Señaló que el torneo coincidirá con el final de la temporada europea, una etapa durísima en la que los futbolistas llegarán cansados. Esto obliga a elegir a los mejores para competir en un período corto. Jugar una final de alto desgaste justo antes de la concentración mundialista iría en contra de la necesidad de gestionar el cansancio y evitar mostrar estrategias ante un posible rival directo.

Entrenadores entusiasmados, federaciones cautelosas

A pesar del riesgo estratégico, los entrenadores quieren que el partido se dispute. De la Fuente considera a España la mejor selección del mundo, aunque admite que hay ocho o nueve candidatas al título en 2026. También manifestó su deseo de jugar la Finalissima en marzo, como estaba previsto.

El técnico español comentó que habló con Scaloni y que ambos están ilusionados con esa final, en parte porque no hay muchos partidos en el mundo de ese nivel. Sin embargo, reconoció que las federaciones pueden opinar distinto.

Por su parte, Scaloni reflexionó sobre la demora en organizar el encuentro: “Se podría haber jugado antes”. Ambos confirmaron que, hasta ahora, no hay fecha definitiva.

En resumen, aunque el duelo es atractivo por su calidad, la posibilidad de un cruce en la segunda ronda del Mundial 2026 convierte a la Finalissima en un desafío incómodo, que obliga a ponderar el riesgo estratégico y el desgaste físico a pocos meses de la defensa del título por parte de Argentina.

El sorteo de la Copa del Mundo genera dudas sobre el partido previsto para marzo, ya que la selección argentina y la española quedaron peligrosamente cerca de cruzarse en los 16avos de final, lo que torna el encuentro más incómodo que nunca.El panorama preparatorio para el Mundial 2026 se complicó tanto para Argentina como para España tras el reciente sorteo de la fase de grupos. Si bien el duelo por la Finalissima —que enfrenta al campeón de la Copa América con el campeón de la Eurocopa— siempre fue considerado un choque de altísimo nivel, la conformación de los grupos mundialistas sembró más dudas respecto de un enfrentamiento que, por ahora, no tiene fecha confirmada.El riesgo del cruce tempranoLa incomodidad surge por la posibilidad de un cruce directo en el Mundial. Argentina quedó en el Grupo J (junto a Argelia, Austria y Jordania), mientras que España integrará el Grupo H (con Uruguay, Arabia Saudita y Cabo Verde).Esta distribución hace que ambas selecciones estén cerca de enfrentarse en unos hipotéticos 16avos de final. Si una termina primera y la otra segunda en su grupo, se verán las caras en la segunda fase. Lionel Scaloni reconoció que, si les toca el grupo de España y Uruguay, será un cruce difícil.Ante este escenario, difícilmente Scaloni y Luis de la Fuente quieran jugar un partido tan exigente apenas meses antes de la cita mundialista.El conflicto de calendario y preparaciónAunque la decisión final sobre la Finalissima no depende de los cuerpos técnicos y el partido aún no tiene fecha definida (las negociaciones apuntaban a marzo en Qatar), la proximidad del Mundial agrava la situación.Luis de la Fuente ya expresó su preocupación por el desgaste de los jugadores. Señaló que el torneo coincidirá con el final de la temporada europea, una etapa durísima en la que los futbolistas llegarán cansados. Esto obliga a elegir a los mejores para competir en un período corto. Jugar una final de alto desgaste justo antes de la concentración mundialista iría en contra de la necesidad de gestionar el cansancio y evitar mostrar estrategias ante un posible rival directo.Entrenadores entusiasmados, federaciones cautelosasA pesar del riesgo estratégico, los entrenadores quieren que el partido se dispute. De la Fuente considera a España la mejor selección del mundo, aunque admite que hay ocho o nueve candidatas al título en 2026. También manifestó su deseo de jugar la Finalissima en marzo, como estaba previsto.El técnico español comentó que habló con Scaloni y que ambos están ilusionados con esa final, en parte porque no hay muchos partidos en el mundo de ese nivel. Sin embargo, reconoció que las federaciones pueden opinar distinto.Por su parte, Scaloni reflexionó sobre la demora en organizar el encuentro: “Se podría haber jugado antes”. Ambos confirmaron que, hasta ahora, no hay fecha definitiva.En resumen, aunque el duelo es atractivo por su calidad, la posibilidad de un cruce en la segunda ronda del Mundial 2026 convierte a la Finalissima en un desafío incómodo, que obliga a ponderar el riesgo estratégico y el desgaste físico a pocos meses de la defensa del título por parte de Argentina.La Voz