“Vení, que te quiero dar un abrazo”, le dijo Javier Milei a Luis Juez. Apenas el Presidente subió al escenario de la Bolsa de Comercio y descubrió la cercanía del senador, dio marcha atrás y bajó expresamente para destacar la presencia del cordobés, frecuente visita a la Quinta de Olivos.
“Me recriminó que por qué no iba a abrazarlo, y que si no lo hacía no me invitaba más a cenar a Olivos. Le dije que me daba un poco de vergüenza”, contó el senador horas después.
El abrazo con Juez fue el gesto sobresaliente del mediodía de ayer, en la inauguración del nuevo edificio de la Bolsa de Comercio de Córdoba. En una reunión en la que el Presidente dejó varios gestos políticos.
Y es que detrás de ellos, el gobernador Martín Llaryora, sentado de espaldas a Juez, estiraba el brazo para que Daniel Pastore, su ministro de Vinculación y Comunicación, le llenara la copa con agua. Mientras, el intendente Daniel Passerini, ubicado en la misma mesa, miraba la escena de frente hasta que decidió sentarse y esperar a que Milei se dispusiera a hablar.
Nota: hubo saludo entre Llaryora y Juez. Corto, pero con sonrisas.
Minutos antes, personal de Protocolo de Nación había sacado el cartel con el nombre de “Karina Milei”, que tenía un lugar reservado en la mesa principal. ¿El motivo? No viajó a Córdoba, dijeron desde la Rosada. “Algo pasó”, agregó una fuente libertaria, que no dio mayores detalles.
Lo cierto es que a Milei lo rodeaban varios custodios de civil (en el recinto, había al menos 10) y lo acompañaba solo el vocero presidencial, Manuel Adorni, al que también algunos presentes le demandaron un saludo.
En ese ínterin, Milei también estrechó su mano con el diputado nacional Bertie Benegas Lynch (que viajó especialmente desde Buenos Aires, y a quien Baldassi trasladó desde el aeropuerto), y con el economista Guido Sandleris.
Pero no lo hizo con el diputado Gabriel Bornoroni, presidente de La Libertad Avanza en Córdoba, quien al final del discurso se levantó de su silla y tuvo que buscar el saludo parado al borde del escenario.
“¿Viste cómo lo ninguneó a Bornoroni?”, comentó, malicioso, alguien de La Libertad Avanza de Córdoba. “Es que somos un quilombo”, se sinceró.
Los principales actores de la política cordobesa estuvieron ayer en el salón de la nueva Bolsa, excepto uno: el radical Rodrigo de Loredo, que decidió irse a las sierras con su familia (horas después, tuiteó un posteo para saludar a la entidad).
El resto estuvo en el lugar, sentado en alguna de las 40 mesas redondas distribuidas en el recinto (cortinas negras, luces bajas) frente a Milei para escucharlo, una vez más, hablar de economía, insultar a opositores y periodistas, y asegurar que todo lo que viene serán buenas noticias.
No hubo durante la extensa conferencia muchos aplausos (había, unas 400 personas en el recinto) y los que se produjeron, en muchos casos, terminaban siendo bastante débiles. Es más: un par de veces, alguien intentó arrancar con un golpe de palmas y quedó solo, sin acompañamiento.
“No me pareció que faltara entusiasmo”, analizó un reconocido relacionista público, curtido en mil reuniones como la de la Bolsa. “Quizá el tamaño y la acústica hicieron que no se sintieran tan fuerte. Pero todos con los que hablé, se fueron conformes”, agregó.
Las presencias políticas se mezclaron con los empresarios. Estaba la diputada nacional Soledad Carrizo; su par Laura Rodríguez Machado, del PRO; y otra diputada, María Cecilia Ibáñez, de La Libertad Avanza. Y Héctor Baldassi, también del PRO, que recibió, como Juez, un abrazo del Presidente pero ya de salida. “¡Cómo estás!”, le dijo al oído.
Sobre la hora, Marcelo Cossar fue otro de los que capitalizó la visita de Milei. Sentado al final, contra la entrada principal, el exlegislador radical espero paciente la salida del Presidente. Celular en mano, cámara de fotos activada. Lo midió hasta que, cuando se retiraba, le pidió una selfie. Que consiguió. A los pocos segundos, el retrato estaba en redes sociales.
Operativo
Afuera del edificio, policías locales y de la Federal, miembros de la PSA y gendarmes llegaban al final del operativo que había rodeado el nuevo edificio desde temprano. “Todo diagramado de Casa Militar de la Nación”, explicaron desde el ministerio de Seguridad de Córdoba.
Fue de tal magnitud el despliegue que se dio el curioso escenario de una protesta de la izquierda y movimiento sociales, en la entrada al predio, con menos gente que la cantidad de efectivos de las fuerzas saturando la zona.
En total, hubo 530 efectivos: 300 eran policías de Córdoba, 120 gendarmes, 50 miembros de la de PSA y 60 de la Policía Federal. Desplegados desde la primera curva antes del aeropuerto y con francotiradores en los techos de los edificios aledaños a la Bolsa de Comercio.
“Vení, que te quiero dar un abrazo”, le dijo Javier Milei a Luis Juez. Apenas el Presidente subió al escenario de la Bolsa de Comercio y descubrió la cercanía del senador, dio marcha atrás y bajó expresamente para destacar la presencia del cordobés, frecuente visita a la Quinta de Olivos. “Me recriminó que por qué no iba a abrazarlo, y que si no lo hacía no me invitaba más a cenar a Olivos. Le dije que me daba un poco de vergüenza”, contó el senador horas después. El abrazo con Juez fue el gesto sobresaliente del mediodía de ayer, en la inauguración del nuevo edificio de la Bolsa de Comercio de Córdoba. En una reunión en la que el Presidente dejó varios gestos políticos.Y es que detrás de ellos, el gobernador Martín Llaryora, sentado de espaldas a Juez, estiraba el brazo para que Daniel Pastore, su ministro de Vinculación y Comunicación, le llenara la copa con agua. Mientras, el intendente Daniel Passerini, ubicado en la misma mesa, miraba la escena de frente hasta que decidió sentarse y esperar a que Milei se dispusiera a hablar.Nota: hubo saludo entre Llaryora y Juez. Corto, pero con sonrisas.Minutos antes, personal de Protocolo de Nación había sacado el cartel con el nombre de “Karina Milei”, que tenía un lugar reservado en la mesa principal. ¿El motivo? No viajó a Córdoba, dijeron desde la Rosada. “Algo pasó”, agregó una fuente libertaria, que no dio mayores detalles. Lo cierto es que a Milei lo rodeaban varios custodios de civil (en el recinto, había al menos 10) y lo acompañaba solo el vocero presidencial, Manuel Adorni, al que también algunos presentes le demandaron un saludo.En ese ínterin, Milei también estrechó su mano con el diputado nacional Bertie Benegas Lynch (que viajó especialmente desde Buenos Aires, y a quien Baldassi trasladó desde el aeropuerto), y con el economista Guido Sandleris. Pero no lo hizo con el diputado Gabriel Bornoroni, presidente de La Libertad Avanza en Córdoba, quien al final del discurso se levantó de su silla y tuvo que buscar el saludo parado al borde del escenario. “¿Viste cómo lo ninguneó a Bornoroni?”, comentó, malicioso, alguien de La Libertad Avanza de Córdoba. “Es que somos un quilombo”, se sinceró.Los principales actores de la política cordobesa estuvieron ayer en el salón de la nueva Bolsa, excepto uno: el radical Rodrigo de Loredo, que decidió irse a las sierras con su familia (horas después, tuiteó un posteo para saludar a la entidad). El resto estuvo en el lugar, sentado en alguna de las 40 mesas redondas distribuidas en el recinto (cortinas negras, luces bajas) frente a Milei para escucharlo, una vez más, hablar de economía, insultar a opositores y periodistas, y asegurar que todo lo que viene serán buenas noticias.No hubo durante la extensa conferencia muchos aplausos (había, unas 400 personas en el recinto) y los que se produjeron, en muchos casos, terminaban siendo bastante débiles. Es más: un par de veces, alguien intentó arrancar con un golpe de palmas y quedó solo, sin acompañamiento.“No me pareció que faltara entusiasmo”, analizó un reconocido relacionista público, curtido en mil reuniones como la de la Bolsa. “Quizá el tamaño y la acústica hicieron que no se sintieran tan fuerte. Pero todos con los que hablé, se fueron conformes”, agregó. Las presencias políticas se mezclaron con los empresarios. Estaba la diputada nacional Soledad Carrizo; su par Laura Rodríguez Machado, del PRO; y otra diputada, María Cecilia Ibáñez, de La Libertad Avanza. Y Héctor Baldassi, también del PRO, que recibió, como Juez, un abrazo del Presidente pero ya de salida. “¡Cómo estás!”, le dijo al oído.Sobre la hora, Marcelo Cossar fue otro de los que capitalizó la visita de Milei. Sentado al final, contra la entrada principal, el exlegislador radical espero paciente la salida del Presidente. Celular en mano, cámara de fotos activada. Lo midió hasta que, cuando se retiraba, le pidió una selfie. Que consiguió. A los pocos segundos, el retrato estaba en redes sociales. OperativoAfuera del edificio, policías locales y de la Federal, miembros de la PSA y gendarmes llegaban al final del operativo que había rodeado el nuevo edificio desde temprano. “Todo diagramado de Casa Militar de la Nación”, explicaron desde el ministerio de Seguridad de Córdoba. Fue de tal magnitud el despliegue que se dio el curioso escenario de una protesta de la izquierda y movimiento sociales, en la entrada al predio, con menos gente que la cantidad de efectivos de las fuerzas saturando la zona.En total, hubo 530 efectivos: 300 eran policías de Córdoba, 120 gendarmes, 50 miembros de la de PSA y 60 de la Policía Federal. Desplegados desde la primera curva antes del aeropuerto y con francotiradores en los techos de los edificios aledaños a la Bolsa de Comercio.La Voz