La definición del Reducido por el segundo ascenso a Primera terminó convertido en una escena incómoda, abrupta y violenta. Estudiantes de Río Cuarto regresó este domingo a la Primera División después de 41 años, pero la consagración quedó atravesada por un escandaloso final en Puerto Madryn: invasión de campo, proyectiles desde las tribunas y un partido que no pudo terminarse como marcaba el reglamento.
El León del Imperio había hecho lo que debía. Con el 2-0 obtenido en Córdoba y el empate 1-1 en el desquite —tras el gol inicial de Luis Silba para Deportivo Madryn y la igualdad de Agustín Morales—, el global de 3-1 sellaba la serie. Sin embargo, cuando el reloj entraba en el tiempo adicionado y apenas restaban minutos para el cierre formal, las cosas se complicaron.
Incidentes en el final de Madryn y Estudiantes de Río Cuarto. Lamentable pic.twitter.com/AddjvaQHOG
— Alee Bugallo (@AleeBugallo) November 30, 2025
Primero fueron algunas personas colgadas del alambrado, del lado interno del campo de juego. Luego, objetos volaron desde la tribuna local. El árbitro Facundo Tello detuvo el encuentro y empezó a juntar proyectiles que habían sido arrojados a la cancha mientras pedía, micrófono en mano, que los hinchas se bajaran del alambrado. Lejos de calmarse, la tensión aumentó.
Con un ambiente completamente hostil y sin garantías mínimas para continuar, Tello tomó la única decisión posible: dar por finalizado el partido. El ascenso de Estudiantes quedó decretado, pero no hubo pitazo de alivio ni festejo multitudinario. Todo se resumió a una suerte de orden de escape para resguardarse de los violentos.
LAMENTABLE: Tello tuvo que decretar el final del encuentro antes de tiempo por incidentes en las tribunas. El plantel de Estudiantes (RC) se fue corriendo a los vestuarios por una invasión al campo de juego. pic.twitter.com/8S9KWsbqxN
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Los jugadores del equipo cordobés ni siquiera pudieron abrazarse en el campo. Apenas el árbitro señaló el cierre definitivo, corrieron hacia el túnel para protegerse de una lluvia de proyectiles y del ingreso de hinchas de Deportivo Madryn, que rompieron sectores del alambrado e invadieron la cancha.
El surrealismo del cierre tuvo escenas muy alejadas a un partidod e fútbol. El arquero local, Yair Bonnín, intentó actuar como mediador y terminó siendo increpado por barras, que incluso llegaron a exigirle pertenencias. A otros futbolistas les arrancaron la camiseta. Hubo empujones, insultos y momentos de pánico, mientras la policía intentaba contener una situación que ya estaba completamente desbordada.
De los incidentes en el final a los festejos en el vestuario: los festejos del León del Imperio tras ganarle a Madryn la final y conseguir el ascenso a Primera.
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No hubo premiación en el campo de juego. No hubo vuelta olímpica. No hubo fotos de celebración con el público. El ascenso, uno de los momentos más importantes en la historia deportiva de Estudiantes, quedó reducido a un festejo austero en los vestuarios, lejos de las tribunas y en silencio, como si hubiese ocurrido a escondidas.
Los hinchas locales decidieron arruinar la celebración ajena, como si creyeran que todo estaba resuelto para que Deportivo Madryn, que llegó a esta final gracias a alevosas ayudas arbitrales en las instancias previas (en perjuicio de Gimnasia y Esgrima de Jujuy y Deportivo Morón).
Recién más tarde, cuando el estadio quedó parcialmente despejado, Marcelo Achile, dirigente de la AFA y hombre cercano a Claudio “Chiqui” Tapia, entregó un trofeo simbólico al entrenador Iván Delfino y a algunos jugadores que regresaron brevemente al campo. Un gesto formal para cerrar una definición que había quedado inconclusa desde lo emocional.
¡CON LA CANCHA VACÍA!: el particular festejo de Estudiantes (RC) con el trofeo de campeón del reducido debido a los incidentes con la hinchada de Dep. Madryn sobre el final del encuentro.
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Allí sí, sin público, Estudiantes pudo celebrar y posar para la eternidad luego de esta gesta que los devuelve a la máxima categoría 41 años después.
Para Deportivo Madryn, el desenlace volvió a reflejar una temporada atravesada por la frustración a la que solo las ayudas arbitrales lo condujeron a esta final perdida. Necesitaba una victoria de dos goles para forzar los penales y, al no conseguirlos, parte de su hinchada eligió la violencia como respuesta.
Se presume que la AFA sancionará gravemente a Deportivo Madryn por las indefendibles reacciones de sus hinchas, que literalmente transformaron un partido de fútbol en un escándalo que pudo terminar mucho peor.
Para Estudiantes de Río Cuarto, en cambio, el saldo deportivo es histórico. Cuatro décadas después, volvió a la élite del fútbol argentino y devolvió a Córdoba una postal que no se repetía desde 1985: cuatro equipos de la provincia en Primera, junto a Belgrano, Talleres, Instituto y Racing.
Los hinchas locales estallaron al no conseguir el ascenso y eligieron eclipsar el festejo cordobés; se presumen graves sancionesFútbolLA NACION
