Un ambiente colorido fue lo que se vivió en las calles de Nueva Córdoba cuando se disputaba el encuentro entre Talleres y River, por la final de la Supercopa Internacional. En los bares había público dividido, muchas mesas con amigos y familiares con hinchas del mismo equipo.
Al preguntar sobre las cargadas permitidas y si había un límite ya establecido para algunos “calentones”, las respuestas fueron iguales que los presentes: divididas.
Algunos dijeron que sí, los goles se gritan en la cara como “tiene que ser”, mientras que otros, con diferente percepción, dijeron que “siempre desde el respeto”, como “tiene que ser”.

Al hablar de los límites, un grupo de amigos dijo: “Nos gritamos los goles anta en el Fifa, ¿no lo vamos a hacer acá?”. Lo que sí, fue sincero sobre ese insulto folclórico: “Cuando ya vamos más de cuatro puteadas, vamos parando”.
La Voz visitó tres bares de la zona céntrica y un lugar en donde solo se junta la gente del Millonario. Ahí, con parcialidad completa, era un “Mini Monumental”.
Canciones millonarias, banderas, bombos y hasta vasos con el escudo de River. Sin dudas, una pequeña porción de Núñez en las calles de Nueva Córdoba, por Independencia y Rondeau.
Una calle “complicada”
En estos partidos, las calles del centro de la ciudad se movilizan más de lo normal. Pasó en la Roudeau, donde tres bares separados por muy pocos metros de distancia pasaron el partido.
Mucha gente, muchos gritos y solo tres televisores. ¿Qué pasó? No hubo problema con los presentes sino que se volvió un lugar “complicado” para ver el encuentro porque las transmisiones no iban coordinadas.

Casi dos minutos de diferencia entre los distentos teles, por lo que muchos se iban pasando de lugar en lugar.
Se gritó todo tres veces, se cantó todo tres veces y se vio la repetición mas de una vez.
Muchos rostros consumían en un local, pero su cabeza estaba mirando para el frente de la calle.
Un ambiente colorido fue lo que se vivió en las calles de Nueva Córdoba cuando se disputaba el encuentro entre Talleres y River, por la final de la Supercopa Internacional. En los bares había público dividido, muchas mesas con amigos y familiares con hinchas del mismo equipo. Al preguntar sobre las cargadas permitidas y si había un límite ya establecido para algunos “calentones”, las respuestas fueron iguales que los presentes: divididas. Algunos dijeron que sí, los goles se gritan en la cara como “tiene que ser”, mientras que otros, con diferente percepción, dijeron que “siempre desde el respeto”, como “tiene que ser”. Al hablar de los límites, un grupo de amigos dijo: “Nos gritamos los goles anta en el Fifa, ¿no lo vamos a hacer acá?”. Lo que sí, fue sincero sobre ese insulto folclórico: “Cuando ya vamos más de cuatro puteadas, vamos parando”.La Voz visitó tres bares de la zona céntrica y un lugar en donde solo se junta la gente del Millonario. Ahí, con parcialidad completa, era un “Mini Monumental”.Canciones millonarias, banderas, bombos y hasta vasos con el escudo de River. Sin dudas, una pequeña porción de Núñez en las calles de Nueva Córdoba, por Independencia y Rondeau.Una calle “complicada”En estos partidos, las calles del centro de la ciudad se movilizan más de lo normal. Pasó en la Roudeau, donde tres bares separados por muy pocos metros de distancia pasaron el partido.Mucha gente, muchos gritos y solo tres televisores. ¿Qué pasó? No hubo problema con los presentes sino que se volvió un lugar “complicado” para ver el encuentro porque las transmisiones no iban coordinadas.Casi dos minutos de diferencia entre los distentos teles, por lo que muchos se iban pasando de lugar en lugar.Se gritó todo tres veces, se cantó todo tres veces y se vio la repetición mas de una vez. Muchos rostros consumían en un local, pero su cabeza estaba mirando para el frente de la calle.
La Voz
