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Violento robo y ataque en patota en Ciudad Universitaria

El pasado 14 de noviembre, estudiantes de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) organizaron como cada jueves de la semana un “bosquecito”, una suerte de fiesta al aire libre con motivo de celebrar el cierre de cursada. Era el último del año y se realizó frente a la sede de la facultad.

Pero el festejo se vio interrumpido por robos y golpes por parte de un grupo de alrededor de 30 personas que llegaron aproximadamente a las 3 de la mañana al lugar, en modo patota y a bordo de motos. Los jóvenes de la fiesta contabilizaron unas 20 motocicletas en las que viajaban dos personas en cada una.

“Un primer grupo de chicas nos avisó que les habían robado y quedamos en alerta. Pero más tarde se fueron incrementándose los robos y todo se hizo mucho mas grande”, relató Joaquín uno de los estudiantes miembro del Centro de Estudiantes de la facultad, espacio que organizó el evento de ese jueves.

Durante toda la noche, los integrantes de la patota robaron riñoneras, celulares, mochilas, billeteras, artículos personales de los que estaban allí presentes. Las denuncias fueron radicadas horas después en la Unidad Judicial N° 4. Estiman que fueron más de 10 las personas que sufrieron robos esa noche.

Giuliana fue una de las que se llevó la peor parte. Ella es estudiante de Comunicación e integra el Centro de Estudiantes. Contó que estaban robándole a una amiga y cuando intentaron asaltarla a ella también, se resistió. En el forcejeo, cayó al suelo y con el casco de uno de los motociclistas, la golpearon muy fuerte, generándole una herida que requirió de puntos de sutura.

La joven fue atendida de manera urgente en la guardia del Sanatorio Allende, de barrio Nueva Córdoba. “Yo estaba en el piso y me pegaban porque no pudieron robarme. A mi amiga le robaron el teléfono”, expresó la joven.

Por protocolo, cada vez que realizan un “bosquecito”, los organizadores notifican al cuerpo de Policía que está en Ciudad Universitaria, para contar con custodia y garantizar que todo se desarrolle en condiciones tranquilas.

El permiso lo envían tres días previos a cada evento. Según los estudiantes, la fuerza de seguridad estaba al tanto que iba a llevarse a cabo una nueva convocatoria de gente y con la magnitud que demanda una despedida de año. Sin embargo, los que estuvieron allí presentes reclaman que no hubo nadie en custodia en toda la noche.

Y relataron que cuando se desató el episodio de violencia por parte de la patota motorizada, apagaron la música y los asistentes a la fiesta se retiraron huyendo ante la posibilidad de que les robaran sus pertenencias.

“Nosotros creemos que liberaron la zona. Llamamos a la Policía y a una ambulancia cuando ocurrió todo. Y sólo llegó un agente de la Guardia Urbana”, dijeron.

“Se armó una pelea enorme. Eran personas ajenas al bosque, revoleaban cosas y nos pegaban con cascos. Nosotros veíamos como abrían las riñoneras al frente nuestro. Actuaron con total impunidad”, dijo uno de los estudiantes.

Ante la consulta de este diario, desde la Policía de Córdoba aseguraron que no recibieron ninguna llamada al 911 aquella noche. Por otra parte, explicaron que este tipo de modalidad de robos “piraña” se registra generalmente en barrio Nueva Córdoba y que en la mayoría de los casos están protagonizados por menores de edad.

Se trata de grupos de entre ocho o nueve personas que atacan a una o varias víctimas a la vez, ejerciendo violencia física para robarles principalmente los teléfonos celulares. Y dijeron que posiblemente este tipo de accionar delictivo se esté extendiendo para la zona de Ciudad Universitaria.

Además, recordaron que la seguridad de Ciudad Universitaria es jurisdicción federal.

Si bien se han registrado robos en esa zona, nunca los delincuentes habían procedido de esa forma, con modalidad de “patota” o “piraña” y utilizando motocicletas . Cabe destacar que durante el día, hay mucho movimiento de gente en Ciudad Universitaria, pero por la noche es un lugar desolado.

“El problema fue que no hubo seguridad. Normalmente cortamos a las 3 de la mañana y en ese momento empezaron a decirnos que estaban robando. Eran tantos robos que empezamos a identificar a los ladrones”, explicó Joaquín y agregó que cuando reconocieron a los que robaban, empezaron a recibir golpes de todo tipo.

El pasado 14 de noviembre, estudiantes de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) organizaron como cada jueves de la semana un “bosquecito”, una suerte de fiesta al aire libre con motivo de celebrar el cierre de cursada. Era el último del año y se realizó frente a la sede de la facultad.
Pero el festejo se vio interrumpido por robos y golpes por parte de un grupo de alrededor de 30 personas que llegaron aproximadamente a las 3 de la mañana al lugar, en modo patota y a bordo de motos. Los jóvenes de la fiesta contabilizaron unas 20 motocicletas en las que viajaban dos personas en cada una.
“Un primer grupo de chicas nos avisó que les habían robado y quedamos en alerta. Pero más tarde se fueron incrementándose los robos y todo se hizo mucho mas grande”, relató Joaquín uno de los estudiantes miembro del Centro de Estudiantes de la facultad, espacio que organizó el evento de ese jueves.
Durante toda la noche, los integrantes de la patota robaron riñoneras, celulares, mochilas, billeteras, artículos personales de los que estaban allí presentes. Las denuncias fueron radicadas horas después en la Unidad Judicial N° 4. Estiman que fueron más de 10 las personas que sufrieron robos esa noche.
Giuliana fue una de las que se llevó la peor parte. Ella es estudiante de Comunicación e integra el Centro de Estudiantes. Contó que estaban robándole a una amiga y cuando intentaron asaltarla a ella también, se resistió. En el forcejeo, cayó al suelo y con el casco de uno de los motociclistas, la golpearon muy fuerte, generándole una herida que requirió de puntos de sutura.
La joven fue atendida de manera urgente en la guardia del Sanatorio Allende, de barrio Nueva Córdoba. “Yo estaba en el piso y me pegaban porque no pudieron robarme. A mi amiga le robaron el teléfono”, expresó la joven.
Por protocolo, cada vez que realizan un “bosquecito”, los organizadores notifican al cuerpo de Policía que está en Ciudad Universitaria, para contar con custodia y garantizar que todo se desarrolle en condiciones tranquilas.
El permiso lo envían tres días previos a cada evento. Según los estudiantes, la fuerza de seguridad estaba al tanto que iba a llevarse a cabo una nueva convocatoria de gente y con la magnitud que demanda una despedida de año. Sin embargo, los que estuvieron allí presentes reclaman que no hubo nadie en custodia en toda la noche.
Y relataron que cuando se desató el episodio de violencia por parte de la patota motorizada, apagaron la música y los asistentes a la fiesta se retiraron huyendo ante la posibilidad de que les robaran sus pertenencias.
“Nosotros creemos que liberaron la zona. Llamamos a la Policía y a una ambulancia cuando ocurrió todo. Y sólo llegó un agente de la Guardia Urbana”, dijeron.
“Se armó una pelea enorme. Eran personas ajenas al bosque, revoleaban cosas y nos pegaban con cascos. Nosotros veíamos como abrían las riñoneras al frente nuestro. Actuaron con total impunidad”, dijo uno de los estudiantes.
Ante la consulta de este diario, desde la Policía de Córdoba aseguraron que no recibieron ninguna llamada al 911 aquella noche. Por otra parte, explicaron que este tipo de modalidad de robos “piraña” se registra generalmente en barrio Nueva Córdoba y que en la mayoría de los casos están protagonizados por menores de edad.
Se trata de grupos de entre ocho o nueve personas que atacan a una o varias víctimas a la vez, ejerciendo violencia física para robarles principalmente los teléfonos celulares. Y dijeron que posiblemente este tipo de accionar delictivo se esté extendiendo para la zona de Ciudad Universitaria.
Además, recordaron que la seguridad de Ciudad Universitaria es jurisdicción federal.
Si bien se han registrado robos en esa zona, nunca los delincuentes habían procedido de esa forma, con modalidad de “patota” o “piraña” y utilizando motocicletas . Cabe destacar que durante el día, hay mucho movimiento de gente en Ciudad Universitaria, pero por la noche es un lugar desolado.
“El problema fue que no hubo seguridad. Normalmente cortamos a las 3 de la mañana y en ese momento empezaron a decirnos que estaban robando. Eran tantos robos que empezamos a identificar a los ladrones”, explicó Joaquín y agregó que cuando reconocieron a los que robaban, empezaron a recibir golpes de todo tipo.La Voz

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