Starplastic apuesta al reciclado de envases para sustituir importaciones
La idea comenzó a gestarse en 2013, cuando Monsanto había decidido radicarse en la localidad de Malvinas Argentinas. En ese momento, con 40 años en la industria del plástico y ubicada a dos mil metros del lugar donde se iba a instalar la semillera, la empresa Starplastic decidió incursionar en envases para el agro.
La frustrada inversión de la compañía estadounidense no fue impedimento para que la pyme cordobesa incorporara la fabricación de bidones de polietileno de alta densidad para productos químicos.
Con una visión estratégica y apuntando a un modelo de economía circular, la adopción de la tecnología de producción fue clave.
“Optamos por la tecnología de coextrusión de tres capas en la confección de la pared del nuevo envase. Eso implica que el reciclado queda encapsulado entre dos capas de materia prima virgen, logrando de este modo reemplazar el 90 por ciento del peso del envase por material reciclado. Esta estrategia apunta a la sustentabilidad económica y ambiental de nuestra industria”, reconoció a La Voz Hugo Moccagatta, director de Starplastic.
Ubicada en el parque industrial de Mi Granja, la empresa fabrica desde hace 40 años envases plásticos: desde frascos de 18 centímetros cúbicos para farmacopea hasta tambores de 250 litros para aceitunas. Su plantel de 130 operarios rota para mantener un ciclo productivo de 24 horas.
Doble impacto
Con el reciclado, más allá de contribuir a la huella ambiental, el objetivo de Starplastic apunta a reemplazar la resina virgen –que hoy compra en el exterior– por la reciclada dentro del peso del envase.
Por ser la mayor masa de material circulando y por su economía de escala, los envases de productos fitosanitarios son la principal fuente de materia prima.
Según Moccagatta, sólo en la provincia de Córdoba se utilizan entre 4,5 millones y cinco millones de bidones por año.
Si bien mucho se pregona sobre los beneficios del reciclado, en especial de aquellos materiales cuyo acopio puede ser perjudicial para el ambiente, sus regulaciones para su puesta en marcha suelen demorarse en el tiempo.
Recién en 2016, con la sanción de la ley nacional 27.279, se estableció el circuito para la gestión de envases usados de fitosanitarios.
Para que un bidón con estas características no sea considerado un residuo peligroso, la norma prevé que debe ser entregado a los centros de acopio con un triple lavado y perforado para la obtención del certificado de disposición final.
“En Córdoba, la adhesión a la ley se dio recién el 20 de noviembre del año pasado; a partir de ese momento, comenzamos a trabajar”, precisó el empresario.
Construida desde hace más de tres años, la planta de reciclado tiene dos mil metros cubiertos y una capacidad máxima de procesamiento de 500 toneladas mensuales: el equivalente a 20 toneladas diarias. “Representan 20 mil bidones y hoy estamos trabajando sólo al cinco por ciento de la capacidad”, comparó Moccagatta.
Su certificación ambiental prevé que toda el agua que se utiliza en el proceso de reciclado debe ser reutilizada, a partir de un estricto tratamiento de los efluentes.
La empresa comenzó a realizar campañas con Campo Limpio, una organización nacional cuyo tarea es la gestión integral de los envases vacíos de fitosanitarios. Su tarea consiste en la recolección, el acopio y el traslado hasta su disposición final en una planta de reciclado habilitada desde el punto de vista ambiental. Una de ellas es la de Starplastic.
“Nosotros nos encargamos de ir a retirar los envases de los campos y los trasladamos en un vehículo propio habilitado para el transporte de residuos peligrosos hasta la planta”, agregó Moccagatta.
Desde que comenzó a funcionar, hace poco más de tres meses, el área de cobertura en la búsqueda de envases llegó hasta La Pampa.
Negocios
Más allá de los beneficios que tiene el reciclado, su modelo no es sustentable como negocio si el producto que se obtiene no tiene valor representativo sobre el bien final.
“En los bidones de 20 litros para productos químicos, el material virgen viene de Estados Unidos. Con esta tecnología hemos logrado fabricar el envase con las mismas calidades mecánicas y estéticas de un envase 100 por ciento virgen, con la diferencia que incorporamos 90 por ciento de materia prima reciclada y sólo 10 por ciento de materia virgen. Estamos trabajando para que la ecuación económica cierre, porque el beneficio ambiental ya está cumplido”, explicó el empresario.
Si bien la mayor parte de la materia prima reciclada proviene de envases de fitosanitarios, los nuevos bidones obtenidos no pueden ser llenados nuevamente con esos productos. “Es una normativa del Senasa desde hace 35 años, cuando no se conocía la tecnología de la coextrusión. Ahora, se está en proceso de actualizar esa norma a los actuales cambios tecnológicos”, añadió.
Por lo pronto, los envases reciclados se utilizan para almacenar otros productos químicos.
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