Río Cuarto: crece la tensión en el juicio tras la declaración de la hija del “zar de la droga”
Numerosos cruces e interrupciones se registraron en el juicio contra los cuatro imputados por el homicidio doblemente calificado de Claudio Torres, el llamado “zar de la droga” en Río Cuarto.
Torres fue asesinado el 16 de enero de 2019, poco antes de las 21, en la puerta de su casa de calle Laprida, en barrio Fénix.
Hay cuatro imputados como presuntos coautores de crimen por encargo y con alevosía. Son Cristian Ortiz y Mariano Rivarola, socios de Torres según la causa federal de Narcolavado, Cristian Palacios y Néstor Robledo, este último supuestamente vinculado a Los Monos, de Rosario.
En la segunda audiencia en la Cámara del Crimen Primera de Río Cuarto, la hija del hombre asesinado, Claudia Torres (29), brindó una declaración inédita.
Primero, recordó conmovida cuando le dijeron en el hospital que su padre se iba a morir.
Explicó que Torres tenía cuatro hijos con diferentes mujeres y reveló que ella no se hablaba con él en los últimos años.
Luego, sorprendió al relatar que, años después del crimen, la madre de otra mujer que fue pareja de Claudio Torres le pidió su número de teléfono. Le dijo que su hija, Johana Zabala, desde México, quería comunicarse con ella.
Bajo juramento, sostuvo que luego de intercambiar mensajes con Johana, ésta le refirió: “¿Sabías que Anto (la niñera del hijo más pequeño de Claudio Torres) estaba en el domicilio de su papá, que ella recibió una llamada antes de que le pegaran a tu papá (el día del crimen)?”.
Aseguró que según Zabala, “a Anto la llamó Mariano Rivarola y le dijo que se fuera del domicilio y que se llevara el nene al McDonald’s”.
Claudia sostuvo que, al enterarse, habló inmediatamente con Antonella Pedernera, la niñera aludida, y que ésta le confirmó que había recibido ese llamado de Rivarola el día que mataron a su padre.
Hubo varios cruces de palabras entre el fiscal Julio Rivero y el defensor de Rivarola, Francisco Oneto por cómo se interrogaba a la testigo. Claudia Torres dijo sentirse mal, nerviosa, denunció que algunos imputados le hacían “caras”, así que por un momento los llevaron a otra sala.
Ante las preguntas del defensor Oneto, la joven se mantuvo en su versión y preguntó si podía agregar algo más. En ese momento, la presidenta del Tribunal le indicó que también ella o sus hermanos podrían hablar cuando finalice el juicio, en ocasión de dar la penúltima palabra. Claudia Torres no habló más. Pero la hicieron permanecer en el edificio por un posible careo, que finalmente se desechó.
Revelan entretelones de la vida del “zar”
Por la tarde, entre otros, declararon la madre del hijo más pequeño de Torres, Micaela Massimino, y a la niñera aludida, Antonella Pedernera. Massimino ratificó que su hijo menor solía estar, de lunes a sábados, de 11 a 20, con Antonella, en la casa de Torres, en calle Laprida. Dijo que las pocas veces que lo llevaban a un jardín maternal y que, entonces, ella misma se ocupaba de buscarlo.
Aseguró que el 16 de enero del 2019 la niñera regresó con el niño a su casa a las 20.15. “Justo esperaron que se fuera mi hijo, se fue mi nene y lo mataron (a Torres)”, lanzó. Ante contradicciones advertidas por la defensa, luego reconoció declaraciones anteriores y opinó que en el crimen “tuvieron que ver amigos que están presos” y no los imputados en la sala.
A su turno, la niñera, Antonella Pedernera, admitió ser amiga del imputado Mariano Rivarola. Pero negó haber recibido un llamado de él previo al crimen. Aseguró que esa tarde, por una discusión con su novio, se fue de la casa de Torres a las 18.30 y dijo que le entregó a esa hora el pequeño a la madre. En una declaración anterior habría dicho que lo había dejado en el jardín.
El fiscal Julio Rivero pidió un careo entre las testigos Claudia Torres y Antonella Pedernera sobre si existió un llamado del imputado previo al crimen. Lo consideró “pertinente y útil”. Inicialmente, la presidencia pidió que traigan a la sala a Claudia Torres. Estaban ubicando una silla para desarrollar el acto probatorio cuando la defensa planteó su oposición.
Tras un breve cuarto intermedio, la jueza Natacha García anunció: “En virtud de la libertad probatoria vamos a rechazar el pedido de careo” y, entre otras cuestiones argumentó la existencia de otras medidas probatorias.
El fiscal pidió solicitar un informe al jardín de infantes del hijo menor de Torres y la defensa de Rivarola ofreció hacer un análisis de llamadas telefónicas para descartar la comunicación denunciada.
Trascendió que la declaración de Claudia Torres fue ofrecida por la defensora oficial que, a último momento, dejó de asistir a las hijas de la víctima. “Pueden tener como defensor oficial si tienen ingresos de hasta 600 mil pesos y entre las dos hijas cobran un millón”, explicó una fuente de Tribunales.
Numerosos cruces e interrupciones se registraron en el juicio contra los cuatro imputados por el homicidio doblemente calificado de Claudio Torres, el llamado “zar de la droga” en Río Cuarto.
Torres fue asesinado el 16 de enero de 2019, poco antes de las 21, en la puerta de su casa de calle Laprida, en barrio Fénix.
Hay cuatro imputados como presuntos coautores de crimen por encargo y con alevosía. Son Cristian Ortiz y Mariano Rivarola, socios de Torres según la causa federal de Narcolavado, Cristian Palacios y Néstor Robledo, este último supuestamente vinculado a Los Monos, de Rosario.
En la segunda audiencia en la Cámara del Crimen Primera de Río Cuarto, la hija del hombre asesinado, Claudia Torres (29), brindó una declaración inédita.
Primero, recordó conmovida cuando le dijeron en el hospital que su padre se iba a morir.
Explicó que Torres tenía cuatro hijos con diferentes mujeres y reveló que ella no se hablaba con él en los últimos años.
Luego, sorprendió al relatar que, años después del crimen, la madre de otra mujer que fue pareja de Claudio Torres le pidió su número de teléfono. Le dijo que su hija, Johana Zabala, desde México, quería comunicarse con ella.
Bajo juramento, sostuvo que luego de intercambiar mensajes con Johana, ésta le refirió: “¿Sabías que Anto (la niñera del hijo más pequeño de Claudio Torres) estaba en el domicilio de su papá, que ella recibió una llamada antes de que le pegaran a tu papá (el día del crimen)?”.
Aseguró que según Zabala, “a Anto la llamó Mariano Rivarola y le dijo que se fuera del domicilio y que se llevara el nene al McDonald’s”.
Claudia sostuvo que, al enterarse, habló inmediatamente con Antonella Pedernera, la niñera aludida, y que ésta le confirmó que había recibido ese llamado de Rivarola el día que mataron a su padre.
Hubo varios cruces de palabras entre el fiscal Julio Rivero y el defensor de Rivarola, Francisco Oneto por cómo se interrogaba a la testigo. Claudia Torres dijo sentirse mal, nerviosa, denunció que algunos imputados le hacían “caras”, así que por un momento los llevaron a otra sala.
Ante las preguntas del defensor Oneto, la joven se mantuvo en su versión y preguntó si podía agregar algo más. En ese momento, la presidenta del Tribunal le indicó que también ella o sus hermanos podrían hablar cuando finalice el juicio, en ocasión de dar la penúltima palabra. Claudia Torres no habló más. Pero la hicieron permanecer en el edificio por un posible careo, que finalmente se desechó.
Revelan entretelones de la vida del “zar”
Por la tarde, entre otros, declararon la madre del hijo más pequeño de Torres, Micaela Massimino, y a la niñera aludida, Antonella Pedernera. Massimino ratificó que su hijo menor solía estar, de lunes a sábados, de 11 a 20, con Antonella, en la casa de Torres, en calle Laprida. Dijo que las pocas veces que lo llevaban a un jardín maternal y que, entonces, ella misma se ocupaba de buscarlo.
Aseguró que el 16 de enero del 2019 la niñera regresó con el niño a su casa a las 20.15. “Justo esperaron que se fuera mi hijo, se fue mi nene y lo mataron (a Torres)”, lanzó. Ante contradicciones advertidas por la defensa, luego reconoció declaraciones anteriores y opinó que en el crimen “tuvieron que ver amigos que están presos” y no los imputados en la sala.
A su turno, la niñera, Antonella Pedernera, admitió ser amiga del imputado Mariano Rivarola. Pero negó haber recibido un llamado de él previo al crimen. Aseguró que esa tarde, por una discusión con su novio, se fue de la casa de Torres a las 18.30 y dijo que le entregó a esa hora el pequeño a la madre. En una declaración anterior habría dicho que lo había dejado en el jardín.
El fiscal Julio Rivero pidió un careo entre las testigos Claudia Torres y Antonella Pedernera sobre si existió un llamado del imputado previo al crimen. Lo consideró “pertinente y útil”. Inicialmente, la presidencia pidió que traigan a la sala a Claudia Torres. Estaban ubicando una silla para desarrollar el acto probatorio cuando la defensa planteó su oposición.
Tras un breve cuarto intermedio, la jueza Natacha García anunció: “En virtud de la libertad probatoria vamos a rechazar el pedido de careo” y, entre otras cuestiones argumentó la existencia de otras medidas probatorias.
El fiscal pidió solicitar un informe al jardín de infantes del hijo menor de Torres y la defensa de Rivarola ofreció hacer un análisis de llamadas telefónicas para descartar la comunicación denunciada.
Trascendió que la declaración de Claudia Torres fue ofrecida por la defensora oficial que, a último momento, dejó de asistir a las hijas de la víctima. “Pueden tener como defensor oficial si tienen ingresos de hasta 600 mil pesos y entre las dos hijas cobran un millón”, explicó una fuente de Tribunales.La Voz