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Primera ola: en un año, 55 mil hogares del Gran Córdoba pasaron a ser pobres

Los números estadísticos confirman lo que expertos y actores sociales y políticos advirtieron desde hace meses: las condiciones económicas durante 2020 empobrecieron a miles de personas y se consolidaron las situaciones de desigualdad.

En el área metropolitana Córdoba, la Dirección de Estadísticas y Censos concluyó que el último semestre del año pasado fue el peor de los últimos tres años.

Con datos del Monitoreo de Condiciones de Vida fijó el porcentaje de pobreza en 42 y al de indigencia en 7,6. En números concretos: 700.500 personas conforman ese grupo de mayor vulnerabilidad, de las cuales 127.500 están en la indigencia y apenas sobreviven.

Desde el segundo semestre de 2017, cuando se inicia esta serie del Monitoreo de Condiciones de Vida, hasta diciembre del año pasado la población cordobesa sumó 45 mil personas, de acuerdo con la estimación del Indec. En los mismos tres años la población pobre aumentó en 208 mil personas (46 mil de estos, indigentes). El impacto de la estadística salta a la vista.

El primer pico del aumento ocurrió en el segundo semestre de 2018, bajo la presidencia de Mauricio Macri. Pero los números demuestran que fue durante el año pasado, cuando la crisis sanitaria derivó en el parate de la economía por la cuarentena, que la pobreza se disparó.

En estos tres años, la pobreza aumentó en Córdoba un 43 por ciento: en diciembre de 2017 había 485 mil cordobeses en esa situación y se registraron 693 mil en el último semestre de 2020. En la indigencia es peor: el número creció 66 por ciento, al pasar de 70 mil a 116 mil en el mismo período.

Cuarentena y crisis

Al asumir Alberto Fernández (y Juan Schiaretti su tercer mandato), las personas en condición de pobreza en Córdoba eran 627 mil (109 mil, indigentes). Con el parate de la economía durante la cuarentena dura, período en el cual el Gobierno inyectó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el programa Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), se estimó que la pobreza alcanzaba al finalizar el primer semestre del año pasado a 708 mil personas, de los cuales 139 mil estaban en la indigencia.

Al desglosar los números generales de la encuesta realizada en viviendas de la ciudad de Córdoba y localidades aledañas (2.389 personas) se advierte que se agravaron situaciones que dificultan el tránsito de la pobreza y la indigencia, pero también se empantanaron los caminos de salida a estas situaciones.

Según datos estadísticos oficiales, en diciembre 2019, 655.734 personas vivían con ingresos familiares totales por hasta 43.785 pesos, acercándose a una canasta de alimentos y servicios por 45 mil pesos. Un año después, cuando por impacto de la inflación la misma canasta rondaba los 58 mil pesos, 954.585 personas percibían como ingresos totales de su núcleo familiar hasta esa cifra.

En otras palabras: a fines de 2019, 42 por ciento de los cordobeses del área metropolitana tenían ingresos por hasta 44 mil pesos, para apenas cubrir la canasta; un año después, cobraba hasta 58 mil pesos el 61 por ciento de la población.

La Encuesta Permanente de Hogares arroja datos más finos que refuerzan la misma lectura: al comenzar la cuarentena, a fines de marzo de 2020, 275.426 hogares de Córdoba tenían ingresos familiares totales por encima de los 41 mil pesos, el límite de la canasta básica. Al finalizar el año, 219.979 hogares sumaban ingresos superiores a los 48 mil pesos; el mismo límite por el impacto de la inflación.

Así, 55.447 hogares pasaron a la pobreza, por lo que el porcentaje de familias que estaban por encima de esa línea de flotación cayó durante el año pasado del 50 por ciento del total de la población a fines de marzo al 41 por ciento. Según los datos oficiales, el número representa un incremento del 20 por ciento en menos de un año de las familias que estaban por encima de la línea de la pobreza.

Otros indicadores

De la mano del agravamiento de las condiciones laborales y la pérdida de empleo va la sostenida caída en la cobertura de salud, que en pocos meses dejó sin obra social a 82.771 personas en la ciudad de Córdoba y el área metropolitana.

Previo a la crisis sanitaria, 531.311 no tenían descuentos por obra social ni pagaban un plan privado de salud. Meses después, ese grupo llegaba a 614.082 personas.

Así, las personas del Gran Córdoba con cobertura médica (ya sea por obras sociales o prepaga) pasaron de 1.008.173 en marzo de 2020 a 935.292 al finalizar el 2020. En porcentajes: la población con obra social o prepaga cayó casi 7 puntos desde el comienzo de la cuarentena, sumando presión al sistema sanitario estatal.

En paralelo, y como otro termómetro de la crisis económica, disminuyó fuertemente la cantidad de viviendas alquiladas: según el Indec, al comenzar la pandemia había 164.967 viviendas rentadas en Córdoba; y el año cerró con un estimado de 125.876 alquileres.

Finalmente, el núcleo de adolescentes y jóvenes catalogado como “ni-ni”, de entre 15 y 23 años que no estudian ni trabajan, se consolidó durante la cuarentena, aunque no es un fenómeno nuevo.

En marzo del año pasado, la desocupación afectaba a 21.907 jóvenes; la mayoría, mujeres (12.281). En el transcurso de un año la comparación indica que la desocupación alcanzó a 26.209 jóvenes (17.837 son mujeres).

Respecto de quienes atravesaron el año sin clases, la encuesta también muestra el impacto: arrancaron el año 137.993 estudiantes, y lo finalizaron 114.532. Los números, vale reiterarlo, se basan en la ponderación estadística.

En ese universo, al iniciar la cuarentena había 33.470 adolescentes y jóvenes que no tenían ninguna obligación y 12.627 eran amas de casa; por lo que, sumando a los desempleados, conformaban un colectivo de 68.004 personas.

Meses después, 27.655 no realizaban actividades y 10.778 eran amas de casa; 37.433 adolescentes y jóvenes a los que se agregaban los 26.209 desocupados para integrar los 64.624 chicos y chicas con un futuro laboral incierto, casi un 30 por ciento de esa población juvenil.

Población “ni-ni”. La mayoría de los desempleados en el grupo 15-23 años son mujeres. Más de 10 mil mujeres adolescentes y jóvenes realizan tareas de ama de casa sin remuneración. Es el subgrupo más afectado.

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Más pobreza. El primer año de pandemia agravó la situación social. (Ramiro Pereyra)