La mamá, a cargo de las decisiones sobre la identidad de su hija trans
A. es una niña trans de 11 años que comenzó a transitar hacia su identidad actual hace un año. Sus padres están separados y una jueza del fuero de Familia determinó que, ante la imposibilidad de su papá de acompañar el proceso de transición, sea su mamá quien pueda decidir sobre los aspectos que tengan que ver con el proceso.
Ante el pedido de su madre, Soledad, la jueza de 1ª Instancia de 4ª Nominación, Silvia Morcillo, otorgó “el ejercicio unilateral de las funciones parentales con la consiguiente toma de decisiones a su exclusivo cargo, en todos los aspectos vinculados a la salud integral, educación, formación y concreción de trámites judiciales, administrativos y registrales durante el proceso identitario y de autopercepción que transite la niña A. por el plazo de un año”. También ordenó la obligación de la mamá de informar al progenitor acerca de estos procesos, y la obligación de inclusión del progenitor en los procesos que transite su hija.
Además, la jueza autorizó que la niña pueda utilizar su prenombre A. hasta que se haga su cambio registral.
Si bien la ley de Identidad de Género 26.743 del año 2012 reconoce que una persona debe ser llamada por su nombre autopercibido aunque aún no se haya realizado el cambio en el DNI, A. había tenido obstáculos en el colegio al que asistía y en la obra social, donde seguían usando su nombre de varón, que es el que figuraba en el documento.
Ahora con el fallo se ratifica esa obligación y espera la partida de nacimiento para sacar un turno en el Registro Civil y poder hacer un cambio de identidad en el DNI, con la sola firma de su madre. En este caso, su padre podrá acompañar pero no será obligatorio.
La resolución judicial reconoce, de esta manera, que ante la complejidad de acompañar un proceso de cambio de identidad, que conlleva emociones, inquietudes y sentimientos que estas decisiones derivan, uno de los progenitores pueda tomar las decisiones en forma unilateral en lo que respecta a ese cambio de identidad.
Soledad, su madre, recibió con alegría la noticia ya que consideró que no siempre la justicia tiene una mirada con perspectiva de género para estos casos. Si bien el fallo asegura que su padre quiere acompañar el proceso, lo cierto es que el régimen comunicacional con A. y su hermana, de 15 años, está suspendido desde hace un año por expreso pedido de las niñas. Por ello, también se entiende que no sería conveniente que el progenitor tome decisiones en un ambiente de conflicto familiar cuando la complejidad del proceso identitario necesita de un ambiente de armonía que no sume conflictos.
“A. nos expresó que no quería que su papá se viera involucrado porque ya le habían pasado situaciones feas y cosas como que la obligue a despintarse las uñas y a hacer cosas ‘de varón’”, indica Soledad que por ello acudió a las abogadas Paola Dauría y Romina Tissera Costamagna.
Soledad y su esposa, María Sol, vienen acompañando el proceso de A. y rescatan que en general el trato de los niños y niñas de la edad siempre es muy naturalizado y que no genera conflictos, incluso que la predisposición de profesionales de la salud o de la psicología para adaptarse a nuevas identidades que nunca habían tratado. “El problema siempre lo tenemos con las instituciones. Es entonces cuando necesitás de hacer un cambio en el DNI para que se respete su género autopercibido”, explicó Soledad.
“Cuento esto para que si otros papás o mamás lo están pasando, que sepan que en la justicia pueden encontrar respuestas. El paradigma de la familia heteronormada es muy fuerte todavía. Hay que cambiarlo y que se respete el bien superior del niño. Hasta ahora no hay protocolos para niñeces trans. Hace falta abrir la cabeza y ser respetuosos”, explicó Soledad, quien participa del Programa de Derechos Humanos de las Niñeces, Juventudes Trans-Travestis-No Binarias y Familias de la Provincia.
A su vez, admitió que incluso en el fallo se reconoce que cada adulto tiene sus tiempos de adaptación pero que mientras tanto hay que acompañar y hacerlo con respeto.
Para concluir, Soledad dijo que solo quiere ver feliz a su hija y que hay que despatologizar y problematizar la identidad: “No estamos criando una nena trans, sino una persona que hizo una transición y que se prepara para ser una adulta que lucha por sus derechos y por su felicidad”.