El reto en 360°: la Argentina quiere dar la vuelta al mundo en cinco años

El desafío está en marcha: repetir una secuencia increíble, para llegar a un sitio que nadie, jamás, conquistó. Después de consagrarse en la Copa América 2021, en la Finalissima 2021 y en el Mundial 2022, la Argentina ya comenzó con éxito el camino de la defensa global: retuvo el título en la Copa América de los Estados Unidos 2024, espera que se puedan alinear los calendarios para fijar la fecha de la Finalissima en marzo de 2026 contra España, y espía en el horizonte el Mundial de la triple sede norteamericana.

Si la selección lograse reeditar el triplete, además de atrapar un bicampeonato mundial consecutivo que no ha vuelto a verse desde Italia 1934-1938 y Brasil 1958-1962, se trataría de una cosecha sin antecedentes. Seis coronas sucesivas, una progresión insaciable. Una marca única. Hace un tiempo, España merodeó este escenario de ensueño cuando alzó la Eurocopa 2008, luego ganó el Mundial de Sudáfrica 2010 y extendió su reinado también a la Eurocopa 2012. Esto, la Argentina de Lionel Messi y Lionel Scaloni ya lo ha hecho, y en un lapso más breve, en tres años, por caprichosos resortes del almanaque. Pero en el Mundial de Brasil 2014, la España de Vicente del Bosque quedó eliminada en la primera rueda tras perder con Países Bajos y con Chile, y sólo derrotar a Australia. La Argentina sigue en carrera para hilvanar Copa América o Euro/ Mundial/ Copa América o Euro/ Mundial.

Y en algún punto, la segunda vuelta todavía podría ser más virtuosa si esta vez la Argentina gana las eliminatorias sudamericanas, ya que en la ruta a Qatar, el primer lugar del corte clasificatorio lo ocupó Brasil, con 45 puntos, contra los 39 del equipo de Scaloni. Y entre ellos quedó un superclásico pendiente. Pero apenas es un asterisco, un exceso de pretensión, ya que las eliminatorias no otorgan ningún título.

¿Puede conseguirlo la selección? Tiene argumentos para intentarlo, y también, ningún adversario termina de potenciarse. España es una realidad que promete seguir creciendo, sí, mientras Alemania busca reconstruirse, Inglaterra comenzará de cero con la contratación de Tuchel, Francia atraviesa sofocones de renovación, Brasil e Italia hacen terapia… En la Argentina hay una base definida y vigente. Tiene recambio en todos los puestos porque asoman y se integran apellidos como Garnacho, Balerdi, Barco, Paz, Valentín Carboni, Buonanotte, Soulé, Castellanos… Entre Mundial y Mundial solo habrá perdido a un imprescindible: Ángel Di María. ¿Y Lionel Messi? Impredecible, como en la cancha.

Pero es él mismo quien transmite la sensación de no estar apurado por desentrañar la pregunta del millón. Probablemente porque sabe, como nadie, que deberá ir día a día. El roce de las eliminatorias sudamericanas, después de competir en la MLS fin de semana tras fin de semana contra Portland Timbers o Chicago Fire, le reclama otra intensidad. Ya le costó absorberla en la reciente Copa América, de recortada y relampagueante gravitación por las lesiones. Las previas a la final y la que lo quitó de la final. Y pasarán 20 meses más hasta el partido inaugural del Mundial 2026 en el estadio Azteca. Claro que Messi será siempre influyente, pero ya no siempre será decisivo. Y la selección, aquí también, ha demostrado signos de evolución: sabe jugar sin él. No significa que no lo necesite, sino que asume su ausencia sin llorar por los rincones. Mientras, la fecha de vencimiento nadie la descubre: en la selección que menos depende de Messi en años, él todavía brilla.

La selección y su defensa global: busca encadenar Copa América, Finalissima, Mundial… y nuevamente el mismo ciclo virtuosoLA NACION

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