Damaris, la mamá trans que hace cuatro años lucha en la justicia para ver a su niño

Damaris Álvarez es una mamá trans que hace cuatro años no ve a su niño, a quien llamaremos Ismael para resguardar su identidad. Una jueza del fuero de Niñez, Adolescencia y Violencia Familiar ordenó en 2020 una medida de excepción y sacarlo de su cuidado (estaba bajo guarda) y darlo en adopción por un supuesto delito de supresión de identidad por parte de Damaris.

Aunque fue absuelta de esa sospecha por la Justicia Federal en 2022, los plazos que se tomó la Justicia se fueron extendiendo cada vez más y no le habilitaron nunca un régimen de vinculación para no perder la conexión con el niño. Fue luego la misma Justicia quien determinó que por los plazos transcurridos el chico ya se había adaptado a su nueva madre y por “el bien superior” de Ismael debía quedarse con su adoptante.

Sin embargo, la mujer adoptante murió a fines de 2023. Otra vez el mundo de Ismael cambiaría rotundamente. Damaris pidió la revinculación con el niño y ser la nueva adoptante por haberlo cuidado los dos primeros años de su vida, pero la Justicia se lo negó y le otorgó la guarda a la hermana de la adoptante fallecida.

Damaris denuncia que en todo el proceso hubo discriminación por su condición de mujer trans y que los plazos que utilizó la Justicia para expedirse fueron los que perjudicaron su vínculo.

“En cuatro años solo pude verlo en una audiencia, con barbijo, la mamá adoptante y las psicólogas. El abogado de la adoptante me trató en el proceso como el ‘padre’ y la justicia le llamó la atención por eso. Después la secretaria de una de las juezas me dijo en la cara: ‘Vos no sos el padre del chico… Padre, madre vaya a saber qué’”, denunció Damaris, quien llora al niño todos los días desde que se lo llevaron de su casa.

Aún no se explica por qué se lo quitaron si el mismo Estado, a través de la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf) fue constatando durante dos años lo bien cuidado que estaba Ismael, su vinculación con Damaris, sus abuelos, tíos y primo y su entorno. Tampoco se explica por qué, si ella no cometió ningún delito, tuvo que soportar esa situación.

Actualmente, las vías judiciales están casi agotadas para litigar, ya que todas se amparan en la nueva vinculación del niño.

“Se me destruyó la vida, porque yo tenía la expectativa de traer a mi hijo de nuevo conmigo. Pero Tribunales se encargó de cerrarme todas las puertas para que no la pueda pelear de ninguna forma. Hasta el día de hoy lloro y me pregunto si él estará bien, si estará bien cuidado…”, dijo Damaris en diálogo con La Voz.

El caso

La historia comenzó en 2018 cuando Damaris se enteró que una mujer, Malena, con la que había salido, estaba embarazada. Como Damaris es una mujer trans sabía que ese hijo podía ser de ella, tal como lo expresaba Malena (su nombre real también es resguardado).

Aunque no eran pareja, Damaris acompañó a Malena durante todo el embarazo. Al momento del nacimiento del bebé, Malena dejó en claro que quería que Damaris lo cuidara. Anotaron al niño a nombre de las dos y Damaris continuó cuidándolo en los 22 días que el pequeño estuvo internado.

“En un momento discutimos por una pavada y ella (Malena) me dijo que el Isma no era mi hijo biológico”, contó. La discusión llegó a oídos del equipo de trabajadoras sociales de la Maternidad, quienes elaboraron un informe pidiendo intervención a la Senaf para que tome una medida excepcional.

El argumento principal se basaba en que no estaba clara la identidad biológica del bebé y también la sospecha de que se podría estar cometiendo el delito de supresión de la identidad del niño por parte de Damaris.

Dadas las condiciones de vulnerabilidad de la mamá gestante (analfabeta y con problemas de adicciones), el equipo de trabajadoras sociales advirtió que Damaris podría haberse aprovechado de ello para quedarse con el niño, algo en lo que finalmente fue sobreseída por la Justicia Federal en mayo de 2022, casi dos años después de que sacaran a Ismael de su hogar en forma provisoria.

La Senaf estableció en 2018 que primero el niño estuviera a cargo de la abuela biológica (mamá de Malena) y luego a cargo de Damaris. Durante dos años el organismo hizo el seguimiento del niño mediante visitas y elaboración de informes que daban cuenta de la fortaleza del vínculo, de que Ismael era un niño amado y que estaba muy bien cuidado por su entorno familiar.

Se hicieron pruebas de ADN que confirmaron que el niño no es hijo biológico de Damaris y en el proceso también se entrevistó a Malena, quien jamás se opuso a que Damaris maternara a Ismael, ya que ella no podía ni deseaba hacerlo.

Sin embargo, al cumplirse los dos años, plazo máximo en el que un niño puede estar en guarda, el Juzgado de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y de Género de Sexta Nominación, a cargo de Zulma Mariel Palmero, ordenó el registro en adopción de Ismael. Un policía fue a buscarlo a su casa en aquel mes de julio de 2020 y sin mediar palabras lo subieron a un patrullero y el niño no vio nunca más a su familia.

Esa decisión fue apelada ante la Cámara de Apelaciones del Tribunal de Familia de Primera Nominación, a cargo de Fabián Faraoni, que en un fallo inédito declaró nula la sentencia de la jueza Palmero y ordenó en septiembre de 2020 volver la causa al fuero de Niñez y dictar una nueva sentencia “de inmediato”.

Sin embargo, el “de inmediato” fue un año y medio después, un plazo extenso para la vida de un niño de tres años. El vínculo de Ismael con su mamá adoptante se fue reforzando. En marzo de 2022, la jueza Laila Córdoba sostuvo que el pequeño debía permanecer con su familia adoptiva por el “bienestar superior del niño”, dado el vínculo forjado en ese tiempo con la mujer. Damaris reclamaba que esto había sucedido porque nunca la dejaron ver al niño en el proceso.

En mayo de 2022 la Justicia Federal absolvió a Damaris y estableció que no había cometido el delito de supresión de la identidad.

Tras esto, las abogadas de Damaris pidieron ante la Cámara de Familia un régimen de vinculación para Damaris. “No desconocemos el vínculo nuevo que forjó Ismael, pero queremos igualdad de condiciones para Damaris y que se evalúe el bien superior del niño luego de ese período de vinculación”, indicaron las letradas Sabrina Kenis y Paola Dauría en ese momento.

Este pedido judicial también fue denegado.

Luego, en 2023, ante el fallecimiento de la madre adoptiva de Ismael, Damaris volvió a rogar a la justicia que le permitan volver con su hijo, pero también recibió una respuesta negativa y el niño quedó al cuidado de la hermana de la adoptante fallecida, sin que ella siquiera pueda visitarlo o verlo.

Las vías judiciales están casi agotadas, pero Damaris quiere dar a conocer su calvario y la discriminación que –asegura– atravesó en todo el proceso. “El daño psicológico y emocional que me causaron es enorme. Hoy solo quiero que se sepa el daño que pueden hacer en la Justicia con una madre y con un niño. ¿Qué hay de malo en que una mujer trans pueda maternar a un niño?”, concluyó, angustiada, la mujer.

Damaris Álvarez es una mamá trans que hace cuatro años no ve a su niño, a quien llamaremos Ismael para resguardar su identidad. Una jueza del fuero de Niñez, Adolescencia y Violencia Familiar ordenó en 2020 una medida de excepción y sacarlo de su cuidado (estaba bajo guarda) y darlo en adopción por un supuesto delito de supresión de identidad por parte de Damaris.
Aunque fue absuelta de esa sospecha por la Justicia Federal en 2022, los plazos que se tomó la Justicia se fueron extendiendo cada vez más y no le habilitaron nunca un régimen de vinculación para no perder la conexión con el niño. Fue luego la misma Justicia quien determinó que por los plazos transcurridos el chico ya se había adaptado a su nueva madre y por “el bien superior” de Ismael debía quedarse con su adoptante.
Sin embargo, la mujer adoptante murió a fines de 2023. Otra vez el mundo de Ismael cambiaría rotundamente. Damaris pidió la revinculación con el niño y ser la nueva adoptante por haberlo cuidado los dos primeros años de su vida, pero la Justicia se lo negó y le otorgó la guarda a la hermana de la adoptante fallecida.
Damaris denuncia que en todo el proceso hubo discriminación por su condición de mujer trans y que los plazos que utilizó la Justicia para expedirse fueron los que perjudicaron su vínculo.
“En cuatro años solo pude verlo en una audiencia, con barbijo, la mamá adoptante y las psicólogas. El abogado de la adoptante me trató en el proceso como el ‘padre’ y la justicia le llamó la atención por eso. Después la secretaria de una de las juezas me dijo en la cara: ‘Vos no sos el padre del chico… Padre, madre vaya a saber qué’”, denunció Damaris, quien llora al niño todos los días desde que se lo llevaron de su casa.
Aún no se explica por qué se lo quitaron si el mismo Estado, a través de la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf) fue constatando durante dos años lo bien cuidado que estaba Ismael, su vinculación con Damaris, sus abuelos, tíos y primo y su entorno. Tampoco se explica por qué, si ella no cometió ningún delito, tuvo que soportar esa situación.
Actualmente, las vías judiciales están casi agotadas para litigar, ya que todas se amparan en la nueva vinculación del niño.
“Se me destruyó la vida, porque yo tenía la expectativa de traer a mi hijo de nuevo conmigo. Pero Tribunales se encargó de cerrarme todas las puertas para que no la pueda pelear de ninguna forma. Hasta el día de hoy lloro y me pregunto si él estará bien, si estará bien cuidado…”, dijo Damaris en diálogo con La Voz.
El caso
La historia comenzó en 2018 cuando Damaris se enteró que una mujer, Malena, con la que había salido, estaba embarazada. Como Damaris es una mujer trans sabía que ese hijo podía ser de ella, tal como lo expresaba Malena (su nombre real también es resguardado).
Aunque no eran pareja, Damaris acompañó a Malena durante todo el embarazo. Al momento del nacimiento del bebé, Malena dejó en claro que quería que Damaris lo cuidara. Anotaron al niño a nombre de las dos y Damaris continuó cuidándolo en los 22 días que el pequeño estuvo internado.
“En un momento discutimos por una pavada y ella (Malena) me dijo que el Isma no era mi hijo biológico”, contó. La discusión llegó a oídos del equipo de trabajadoras sociales de la Maternidad, quienes elaboraron un informe pidiendo intervención a la Senaf para que tome una medida excepcional.
El argumento principal se basaba en que no estaba clara la identidad biológica del bebé y también la sospecha de que se podría estar cometiendo el delito de supresión de la identidad del niño por parte de Damaris.
Dadas las condiciones de vulnerabilidad de la mamá gestante (analfabeta y con problemas de adicciones), el equipo de trabajadoras sociales advirtió que Damaris podría haberse aprovechado de ello para quedarse con el niño, algo en lo que finalmente fue sobreseída por la Justicia Federal en mayo de 2022, casi dos años después de que sacaran a Ismael de su hogar en forma provisoria.
La Senaf estableció en 2018 que primero el niño estuviera a cargo de la abuela biológica (mamá de Malena) y luego a cargo de Damaris. Durante dos años el organismo hizo el seguimiento del niño mediante visitas y elaboración de informes que daban cuenta de la fortaleza del vínculo, de que Ismael era un niño amado y que estaba muy bien cuidado por su entorno familiar.
Se hicieron pruebas de ADN que confirmaron que el niño no es hijo biológico de Damaris y en el proceso también se entrevistó a Malena, quien jamás se opuso a que Damaris maternara a Ismael, ya que ella no podía ni deseaba hacerlo.
Sin embargo, al cumplirse los dos años, plazo máximo en el que un niño puede estar en guarda, el Juzgado de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y de Género de Sexta Nominación, a cargo de Zulma Mariel Palmero, ordenó el registro en adopción de Ismael. Un policía fue a buscarlo a su casa en aquel mes de julio de 2020 y sin mediar palabras lo subieron a un patrullero y el niño no vio nunca más a su familia.
Esa decisión fue apelada ante la Cámara de Apelaciones del Tribunal de Familia de Primera Nominación, a cargo de Fabián Faraoni, que en un fallo inédito declaró nula la sentencia de la jueza Palmero y ordenó en septiembre de 2020 volver la causa al fuero de Niñez y dictar una nueva sentencia “de inmediato”.
Sin embargo, el “de inmediato” fue un año y medio después, un plazo extenso para la vida de un niño de tres años. El vínculo de Ismael con su mamá adoptante se fue reforzando. En marzo de 2022, la jueza Laila Córdoba sostuvo que el pequeño debía permanecer con su familia adoptiva por el “bienestar superior del niño”, dado el vínculo forjado en ese tiempo con la mujer. Damaris reclamaba que esto había sucedido porque nunca la dejaron ver al niño en el proceso.
En mayo de 2022 la Justicia Federal absolvió a Damaris y estableció que no había cometido el delito de supresión de la identidad.
Tras esto, las abogadas de Damaris pidieron ante la Cámara de Familia un régimen de vinculación para Damaris. “No desconocemos el vínculo nuevo que forjó Ismael, pero queremos igualdad de condiciones para Damaris y que se evalúe el bien superior del niño luego de ese período de vinculación”, indicaron las letradas Sabrina Kenis y Paola Dauría en ese momento.
Este pedido judicial también fue denegado.
Luego, en 2023, ante el fallecimiento de la madre adoptiva de Ismael, Damaris volvió a rogar a la justicia que le permitan volver con su hijo, pero también recibió una respuesta negativa y el niño quedó al cuidado de la hermana de la adoptante fallecida, sin que ella siquiera pueda visitarlo o verlo.
Las vías judiciales están casi agotadas, pero Damaris quiere dar a conocer su calvario y la discriminación que –asegura– atravesó en todo el proceso. “El daño psicológico y emocional que me causaron es enorme. Hoy solo quiero que se sepa el daño que pueden hacer en la Justicia con una madre y con un niño. ¿Qué hay de malo en que una mujer trans pueda maternar a un niño?”, concluyó, angustiada, la mujer.La Voz

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.