San Francisco: los recolectores de cartón cada vez son más pero la baja del precio los complica

La situación social que vive el país llevó que se incremente el número de recicladores urbanos en San Francisco, como en otros lugares. Son aquellos que se valen de la recolección del cartón o del plástico para poder subsistir.

El dato lo confirmaron a La Voz desde la cooperativa La Virgencita, que funciona en barrio Parque de esta ciudad y a la cual llegan cada día alrededor de cien recolectores con sus carros cargados de cartón y papeles.

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Para algunos ya venía siendo su modo de vida, para otros una oportunidad de generar algo más de dinero para llevar a casa, como “changa”.

Pero hay dos puntos a tener en cuenta que provocan un escenario sumamente adverso en la actualidad. Por una parte, la caída del consumo que implica menos material para recolectar.

Dicen los conocedores del rubro que el cartón es el primer indicador de cómo va la economía: si se encuentra fácil en las calles es porque la actividad marcha. En cambio, si escasea, el escenario es complicado como el actual.

Segundo, porque se dio en este 2024 una apertura de las importaciones de cartón, principalmente desde Brasil. Así, indican que las empresas principales como Smurfit Kappa y Cartocor regulan el precio interno de la materia prima, que viene bajando drásticamente.

“Hoy el precio está en baja. Nosotros estamos pagando 80 pesos y donde vendemos nos ofrecen 90. Entonces, ¿cómo sostenés a la gente que trabaja en la cooperativa?, ¿cómo pagás la luz y mantenés las máquinas que utilizás?”, se preguntó Emilio Amé, presidente de La Virgencita, agregando que bajando el precio que se paga del cartón se termina castigando “al eslabón más débil de la cadena que es el reciclador urbano”.

Límites a la compra

Amé reconoció que desde el mes de agosto debieron poner un límite a la compra de cartón en la cooperativa, que pasó a ser de 2.500 kilos diarios. Por eso el galpón donde funciona la cooperativa hoy desborda de cartones.

“Hay una cuestión de capacidad financiera, hay que tener espalda y plata para comprar y no vender. Y si vendés más barato te perjudicás”, señaló.

Para Amé no es la mejor forma la de establecer un límite, pero entiende que es una estrategia para “aguantar el momento” hasta que la rueda comience a girar nuevamente: “El fin nuestro es que el cartonero se lleve la mayor cantidad de dinero, pero la cooperativa tiene que subsistir también para que eso pueda pasar”, reflexionó.

Además de La Virgencita, en San Francisco hay entre tres y cuatros espacios más que compran lo que se recicla en la calle en esta ciudad.

Proyectos frenados

Amé resaltó que lo generado con la venta del cartón va a la cooperativa para la recompra del material, el pago de los servicios, mantenimiento y sueldos de quienes allí trabajan.

Y agregó que la actual situación frena proyectos que tenían en carpeta como la compra de un vehículo para recorrer los Puntos Verdes municipales y el Parque Industrial, como otras puertas de ingreso de material reciclable.

La situación social que vive el país llevó que se incremente el número de recicladores urbanos en San Francisco, como en otros lugares. Son aquellos que se valen de la recolección del cartón o del plástico para poder subsistir.
El dato lo confirmaron a La Voz desde la cooperativa La Virgencita, que funciona en barrio Parque de esta ciudad y a la cual llegan cada día alrededor de cien recolectores con sus carros cargados de cartón y papeles.
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Para algunos ya venía siendo su modo de vida, para otros una oportunidad de generar algo más de dinero para llevar a casa, como “changa”.
Pero hay dos puntos a tener en cuenta que provocan un escenario sumamente adverso en la actualidad. Por una parte, la caída del consumo que implica menos material para recolectar.
Dicen los conocedores del rubro que el cartón es el primer indicador de cómo va la economía: si se encuentra fácil en las calles es porque la actividad marcha. En cambio, si escasea, el escenario es complicado como el actual.
Segundo, porque se dio en este 2024 una apertura de las importaciones de cartón, principalmente desde Brasil. Así, indican que las empresas principales como Smurfit Kappa y Cartocor regulan el precio interno de la materia prima, que viene bajando drásticamente.
“Hoy el precio está en baja. Nosotros estamos pagando 80 pesos y donde vendemos nos ofrecen 90. Entonces, ¿cómo sostenés a la gente que trabaja en la cooperativa?, ¿cómo pagás la luz y mantenés las máquinas que utilizás?”, se preguntó Emilio Amé, presidente de La Virgencita, agregando que bajando el precio que se paga del cartón se termina castigando “al eslabón más débil de la cadena que es el reciclador urbano”.
Límites a la compra
Amé reconoció que desde el mes de agosto debieron poner un límite a la compra de cartón en la cooperativa, que pasó a ser de 2.500 kilos diarios. Por eso el galpón donde funciona la cooperativa hoy desborda de cartones.
“Hay una cuestión de capacidad financiera, hay que tener espalda y plata para comprar y no vender. Y si vendés más barato te perjudicás”, señaló.
Para Amé no es la mejor forma la de establecer un límite, pero entiende que es una estrategia para “aguantar el momento” hasta que la rueda comience a girar nuevamente: “El fin nuestro es que el cartonero se lleve la mayor cantidad de dinero, pero la cooperativa tiene que subsistir también para que eso pueda pasar”, reflexionó.
Además de La Virgencita, en San Francisco hay entre tres y cuatros espacios más que compran lo que se recicla en la calle en esta ciudad.
Proyectos frenados
Amé resaltó que lo generado con la venta del cartón va a la cooperativa para la recompra del material, el pago de los servicios, mantenimiento y sueldos de quienes allí trabajan.
Y agregó que la actual situación frena proyectos que tenían en carpeta como la compra de un vehículo para recorrer los Puntos Verdes municipales y el Parque Industrial, como otras puertas de ingreso de material reciclable.La Voz

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