A la escritoria la mataron tras robarle: hay dos sospechosos detenidos y con graves cargos

A Doris Cappenberg (85), una escritora que se había asentado en Capilla del Monte, en el valle de Punilla, para vivir en paz, la asesinaron a golpes y de manera brutal. Fue luego de sufrir un violento asalto en su casa para que dijera dónde tenía el dinero escondido. Luego, el cadáver fue envuelto en bolsas y terminó arrojado en un descampado cerca de un arroyo en la apasible y vecina localidad de San Esteban.

Esa es la hipótesis judicial por este brutal crimen ocurrido días atrás y que sacude a Córdoba.

Por ese asesinato, dos jóvenes de 24 y 26 fueron detenidos este martes por orden de la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, y en el marco de una compleja investigación con pesquisas de la Dirección de Investigaciones Operativas (DIO) de la Policía Judicial.

Están acusados por homicidio criminis causae: cuando se mata para lograr la impunidad.

La sospecha es que, tras asesinarla de manera cruel, se deshicieron del cuerpo en busca de la impunidad. De allí, la gravosa imputación fiscal. En caso de mantenerse esa carátula en un juicio oral, la pena que corresponde es la prisión perpetua.

Doris Cappenberg vivía sola en Capilla del Monte desde hacía unos 10 años. Residía cerca de la comisaría y de la plaza. Se dedicaba a una vida plácida, alejada de los ruidos y de las grandes urbes. Había escrito tres libros y seguía los pasos del Sai Baba.

Entre el 9 y el 10 de septiembre pasado desapareció.

Sus familiares y allegados, preocupados por su paradero, habían realizado la denuncia. El pasado jueves 12, mientras Córdoba se sacudía por el caso del automovilista que atropellaba peatones y chocaba autos de manera descontrolada en el bulevar Chacabuco, en Punilla se descubría un nuevo caso de espanto.

Esa misma jornada, el cuerpo fue hallado embolsado por la Policía en cercanías de un río en las afueras de San Esteban, población cercana a Capilla del Monte.

Cerca del cuerpo, se hallaron rastros de un vehículo.

Pese al hermetismo de la pesquisa, pudo saberse fue la víctima fue muerta a golpes. Lesiones en la cabeza. Luego, habría sido arrojada en ese lugar para despistar.

Según algunas versiones, la mujer había hecho o estaba por realizar una operación comercial de importancia con moneda extranjera. Aparentemente, con esa supuesta información, entraron al menos dos hombres a ese domicilio.

“La hipótesis es que fue asaltada y asesinada para ocultar el crimen. Luego, su cuerpo fue envuelto en bolsas, llevado a otro lugar y arrojado. Algo terrible”, contó una fuente con acceso a la causa judicial.

La fiscal Kelm decidió trabajar con investigadores que dependen exclusivamente de la Policía Judicial. De manera indirecta colaboraron pesquisas de la Policía provincial.

Tras distintas averiguaciones basadas en testimonios, filmaciones y rastreos tecnológicos, entre otras pruebas, la fiscalía fue recabando elementos que permitieron cerrar el cerco en torno a dos sospechosos.

A Doris Cappenberg (85), una escritora que se había asentado en Capilla del Monte, en el valle de Punilla, para vivir en paz, la asesinaron a golpes y de manera brutal. Fue luego de sufrir un violento asalto en su casa para que dijera dónde tenía el dinero escondido. Luego, el cadáver fue envuelto en bolsas y terminó arrojado en un descampado cerca de un arroyo en la apasible y vecina localidad de San Esteban.
Esa es la hipótesis judicial por este brutal crimen ocurrido días atrás y que sacude a Córdoba.
Por ese asesinato, dos jóvenes de 24 y 26 fueron detenidos este martes por orden de la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, y en el marco de una compleja investigación con pesquisas de la Dirección de Investigaciones Operativas (DIO) de la Policía Judicial.
Están acusados por homicidio criminis causae: cuando se mata para lograr la impunidad.
La sospecha es que, tras asesinarla de manera cruel, se deshicieron del cuerpo en busca de la impunidad. De allí, la gravosa imputación fiscal. En caso de mantenerse esa carátula en un juicio oral, la pena que corresponde es la prisión perpetua.
Doris Cappenberg vivía sola en Capilla del Monte desde hacía unos 10 años. Residía cerca de la comisaría y de la plaza. Se dedicaba a una vida plácida, alejada de los ruidos y de las grandes urbes. Había escrito tres libros y seguía los pasos del Sai Baba.
Entre el 9 y el 10 de septiembre pasado desapareció.
Sus familiares y allegados, preocupados por su paradero, habían realizado la denuncia. El pasado jueves 12, mientras Córdoba se sacudía por el caso del automovilista que atropellaba peatones y chocaba autos de manera descontrolada en el bulevar Chacabuco, en Punilla se descubría un nuevo caso de espanto.
Esa misma jornada, el cuerpo fue hallado embolsado por la Policía en cercanías de un río en las afueras de San Esteban, población cercana a Capilla del Monte.
Cerca del cuerpo, se hallaron rastros de un vehículo.
Pese al hermetismo de la pesquisa, pudo saberse fue la víctima fue muerta a golpes. Lesiones en la cabeza. Luego, habría sido arrojada en ese lugar para despistar.
Según algunas versiones, la mujer había hecho o estaba por realizar una operación comercial de importancia con moneda extranjera. Aparentemente, con esa supuesta información, entraron al menos dos hombres a ese domicilio.
“La hipótesis es que fue asaltada y asesinada para ocultar el crimen. Luego, su cuerpo fue envuelto en bolsas, llevado a otro lugar y arrojado. Algo terrible”, contó una fuente con acceso a la causa judicial.
La fiscal Kelm decidió trabajar con investigadores que dependen exclusivamente de la Policía Judicial. De manera indirecta colaboraron pesquisas de la Policía provincial.
Tras distintas averiguaciones basadas en testimonios, filmaciones y rastreos tecnológicos, entre otras pruebas, la fiscalía fue recabando elementos que permitieron cerrar el cerco en torno a dos sospechosos.La Voz

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