La Niña regresa y amenaza con cerrar el grifo en la primavera y en el verano

Un frente tormentoso que ingresó el miércoles pasado generó las primeras lluvias en tres meses en territorio cordobés. El fenómeno trajo algo de alivio a una campaña invernal con escasez hídrica, y que tiene como antecedente inmediato una muy mala cosecha de trigo 2020/21.

En el ciclo pasado, la producción del cereal en la provincia se derrumbó 60 por ciento hasta totalizar apenas 1,8 millones de toneladas, la cifra más baja en seis años, según datos de la Bolsa de Cereales de Córdoba.

Esta entidad encendió la semana pasada una señal de alerta, al advertir que el 22 por ciento de los lotes están entre regulares y malos. Y las últimas lluvias, si bien mejoran el panorama, solo fueron copiosas en franjas del centro y este provincial; en la mayoría del territorio, promediaron entre cinco y 15 milímetros.

Solo en agosto, por ejemplo, los aportes pluviales estuvieron entre 15 y 30 milímetros por debajo de la media histórica, de acuerdo con datos de la Administración Provincial de Recursos Hídricos (Aprhi).

Comparación: acumuladas y diferencia respecto a la media histórica (agosto 2021)

Pero este es sólo el temor de corto plazo. En una mirada más larga, hay uno más fuerte: la alta probabilidad de que el fenómeno La Niña vuelva a aparecer para el fin de la campaña fina y comienzo de la gruesa.

Un reciente reporte de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Noaa, por sus siglas en inglés), citado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), señala que hay un 70 por ciento de chances de que La Niña retorne en el verano. Esta probabilidad es superior al 67 por ciento que la Noaa había informado en su relevamiento anterior.

Forzantes

“Los últimos meses tuvieron precipitaciones marcadamente por debajo de lo normal. Si bien es común que en Córdoba llueva poco, en agosto hubo departamentos con cero aportes hídricos y eso es atípico. Así llegamos a septiembre con reservas de agua útil disponible muy escasas”, resumió Jorge Ruiz, meteorólogo de la Bolsa de Cereales de Córdoba.

Las condiciones en el océano Pacífico Ecuatorial, que son las que definen la posibilidad de El Niño o La Niña, en este momento son neutras. “Pero ya se ve un enfriamiento, que puede significar precipitaciones por debajo de lo normal. Estamos transitando hacia una Niña que se declararía en septiembre u octubre”, amplió.

El problema es que, además, gran parte de la pampa húmeda argentina suele beneficiarse con la corriente marítima cálida que ingresa desde el Océano Atlántico en Brasil. Sin embargo, la anomalía detectada aquí también es negativa: está más fría de lo normal.

“Es posible que esta combinación de elementos repercuta en las precipitaciones de una buena parte de la región productiva argentina, incluyendo a Córdoba”, sentenció Ruiz.

Pensando en los próximos meses, el experto recordó que cuando hay eventos La Niña, en 80 por ciento de los casos llueve por debajo de lo normal en la primavera. Luego, entre enero y marzo, aún en condiciones Niña las lluvias aumentan y se recuperan los perfiles de humedad.

Fue precisamente lo que sucedió en la última temporada cuando, que previendo este escenario, los productores retardaron al máximo las siembras estivales y eso permitió que la cosecha finalizara con un buen volumen tanto de soja como de maíz.

“Lo que observamos para esta campaña es algo parecido: hasta noviembre las reservas de agua estarían complicadas y recién a partir de enero mejorarían, por lo que habrá que volver a ajustar las decisiones de manejo agronómico”, completó Ruiz.

Cambios

Del mismo modo, el director del Instituto de Clima y Agua del Inta, Roberto De Ruyver, coincidió en que “la posibilidad de otra Niña es bastante concreta”, incluso por una probabilidad estadística: entre las últimas 20 Niñas registradas, en nueve hubo dos eventos consecutivos.

“O sea, la mitad de las veces que viene La Niña, se repite al año siguiente. Es una condición bastante frecuente que lo muestran las estadísticas. Y por el lado de la climatología también: el promedio de los modelos da una condición para el océano Pacífico que hace prever una Niña débil a moderada como máximo”, puntualizó.

De todos modos, De Ruyver consideró que puede haber “matices” con respecto al fenómeno que tuvo lugar un año atrás, cuando el momento más frío de la anomalía fue en primavera. Ahora, como el último trimestre móvil arroja un valor neutro, sería más lógico esperar una Niña “desfasada”, que tenga su máximo pico más hacia fin de año.

“La Niña suele afectar más sobre el déficit de primavera que sobre el verano, pero este año podría correrse un poco esa fecha. No obstante, también si uno toma el valor medio de dos años consecutivos con este evento, cuando se repite, tiende a ser menos intenso que en el período anterior”, añadió el especialista.

Asimismo, recordó que hay otras perturbaciones climáticas que pueden tener un efecto de corto plazo: por ejemplo, la Oscilación de Madden y Julian (MJO), que ocurre en el océano Índico y que en la última campaña fue clave porque compensó los efectos negativos de La Niña. Aunque también, depende de cómo se dé, podría potenciar un escenario de déficit.

“Los productores deben pensar que en cualquier momento se pueden encender eventos de corto plazo. Pero a priori, la tendencia probabilística es que el próximo verano sea deficitario”, concluyó.

También el SMN

En paralelo, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) publicó esta semana su pronóstico trimestral con las previsiones de precipitaciones y temperaturas para los meses de septiembre, de octubre y de noviembre.

Para el caso de Córdoba, el organismo oficial ubica a la provincia dentro de los territorios con mayor probabilidad de ocurrencia de lluvias inferiores a lo normal.

En cambio, en la perspectiva de temperaturas medias, Córdoba aparece dentro del lote de las que registrarían valores superiores al promedio para esta época del año.

Lluvias y temperaturas previstas para el trimestre septiembre - octubre - noviembre (Servicio Meteorológico Nacional)