El rol de las mujeres en el conflicto afgano

Mientras desde el otro lado del mundo observamos el regreso de los talibanes, luego de la retirada de Estados Unidos del territorio afgano, las principales informaciones que resuenan se refieren a las consecuencias que este ascenso implicaría para las mujeres. Hemos conocido de manera inmediata el temor de ellas a que sus derechos se vean menoscabados. Temor sostenido en el recuerdo de un primer régimen talibán que todavía es sentido en sus cuerpos y forma parte del imaginario colectivo.

Los talibanes controlaron gran parte de Afganistán desde 1996 y hasta que fueron desplazados del poder en 2001, mediante la misión “Libertad Duradera” dirigida por Estados Unidos.

Bajo el gobierno talibán, las mujeres no podían educarse, emplearse o participar políticamente; sólo podían caminar en público en compañía de un hombre y cubiertas por el burka. El castigo por desobedecer era severo: humillación, represión, mutilación y hasta la ejecución pública.

Estas experiencias están tomando voz hoy en día y acompañan uno de los principales gritos de auxilio en la vuelta al poder de los talibanes: el de las mujeres.

Una de las preguntas más urgentes a su regreso es conocer si el grupo volvería a imponer restricciones severas a las mujeres y a las niñas. Observamos ecos de esta pregunta en diferentes organismos internacionales, movimientos sociales y referentes de la academia.

Fue el mismo vocero de los talibanes quien en la declaración del 16 de agosto planteó que se respetarían los derechos de las mujeres dentro del marco de la ley islámica. No obstante, ¿es posible la libertad de las mujeres bajo la supremacía de la sharia?

La sharia se basa fundamentalmente en las enseñanzas del Corán, y puede afectar todos los aspectos de la vida de los musulmanes, dependiendo de cuán estrictamente se interprete.

Lazos sororos

Los talibanes se caracterizaron por aplicar una versión rigurosa y extrema. No obstante, actualmente, han intentado presentarse como una fuerza más moderada, y han prometido respetar los derechos alcanzados. Parecen estar proyectando una imagen más suave, mientras buscan la legitimidad de los poderes externos.

Al respecto, ¿cómo han logrado permear las demandas de las mujeres afganas en sus discursos y las agendas de política internacional? La respuesta: un contexto internacional actual caracterizado por el auge de las ideas feministas, promovidas por activismos diversos alrededor del mundo. Expresiones tales como #MeToo y #Time’s Up estadounidenses; #NiUnaMenos o #NoMeCuidanMeViolan, latinoamericanos; #MyDressismyChoice o #Nopiwouma («no me voy a callar», en wolo) africanos, generaron las bases para que los derechos de las mujeres formen parte de las presentes agendas políticas nacionales e internacionales.

Hoy la consigna #AfghanWomen se extiende por las redes sociales, poniendo en evidencia la fuerza de las ideas en el escenario internacional. Estas redes sociales han venido desempeñando un papel fundamental a la hora de influir en la realidad de las mujeres de Afganistán. Desde 2001, millones de mujeres afganas disfrutan de los beneficios de estar conectadas, lo que les ha permitido potenciar su participación política.

El regreso de los talibanes genera temor, pero el contexto no es el mismo que en 1996. Las mujeres afganas no están dispuestas a quedarse calladas frente al avance talibán y la pérdida de sus derechos fundamentales.

Las manifestaciones de los últimos días han demostrado que están dispuestas a luchar por su futuro y por Afganistán. Y no están solas, el mundo cada vez más globalizado posibilita lazos sororos que traspasan las fronteras.

* Licenciada en Relaciones Internacionales (UCC)