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Guzmán y los empresarios cordobeses: 87 minutos de “clase magistral” con traje de político

Una regla básica del periodismo dice que los títulos no se explican. En este caso, una excepción que amerita: “clase magistral” no significa el calificativo “genial o perfecta” como refiere el diccionario sobre la palabra magistral.

En realidad, “clase magistral” es aquella lección o presentación en la que el docente es el protagonista. Es decir, el profesor habla y un grupo escucha, y ocasionalmente alguno interviene preguntando.

Precisamente, con esa acepción, fue una “clase magistral” la que brindó el ministro de Economía, Martín Guzmán, el miércoles por la noche, ante 300 empresarios cordobeses.

El titular del Palacio de Hacienda nacional, graduado en licenciado en Economía en la Universidad Nacional de La Plata, que llegó a ser discípulo del premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, luego de doctorarse en la Universidad Brown, Estados Unidos, y de realizar un posdoctorado en la Universidad de Columbia, bajo la dirección del propio Stiglitz, mostró en Córdoba un perfil poco conocido: docente universitario, ante un auditorio de empresarios cordobeses que fue a escucharlo con muchas expectativas para tratar de tener alguna certeza, en el mar de incertidumbre en el que se mueve la economía nacional.

Política. Guzmán, rodeado de los principales precandidatos del Frente de Todos cordobés: Caserio, Gabriela Estévez, Olga Riutort y Gill. (Prensa Frente de Todos)

Otra herejía para una nota periodística. Adelantar la sensación general que sobrevoló entre los asistentes, luego de la charla de Guzmán, que se extendió por casi una hora y media, contando el tramo de las seis preguntas que estuvieron permitidas: solidez teórica del ministro, que aún no se refleja en su gestión al frente del siempre desafiante Palacio de Hacienda argentino.

El primer aplauso

A las 21.23, cuando los presentes (muchos empresarios, especialmente de pymes, y también dirigentes y militantes del Frente de Todos) estaban degustando la entrada (fiambres y quesos), Guzmán ingresó al salón principal del hotel Quórum, recibiendo el primer aplauso espontáneo.

Ingresó flaqueado por Carlos Caserio, y Martín Gill, primer precandidato a senador nacional y diputado del Frente de Todos, respectivamente. Además, estuvieron Gabriela Estévez y Olga Riutort, también aspirantes al Congreso por el espacio que responde al Gobierno nacional.

Los dos principales precandidatos frentistas tienen una relación cercana con Guzmán por la tarea que cumplen y fueron los organizadores de su desembarco en Córdoba, tal vez, el territorio más hostil del país para el responsable de la economía de la administración de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Caserio es el titular de la Comisión de Presupuesto del Senado, mientras que el villamariense es el secretario de Obras Públicas de la Nación, el cargo que más obra pública nacional administra.

Precisamente, Gill y Caserio, en ese orden, fueron los primeros oradores de la noche, con un mensaje estrictamente político. También convencional, con un micrófono de pie, detrás de un atril.

La primera sorpresa fue que cuando Guzmán subió al escenario. Se calzó un micrófono inalámbrico, tomó el control de un power point y arrancó su charla, que se pareció mucho a una larga exposición en una universidad.

El título de la disertación también fue llamativo: “tranquilizar la economía”.

“Admito que el título es poco economicista, pero a lo larga de la charla voy a explicar cuál es el objetivo de mi gestión”, arrancó diciendo el ministro, alimentando las expectativas de los presentes, que ya le habían entrado al plato principal: ojo de bife, con puré mixto, y verduras salteadas.

“Con este menú, el Frente de Todos quiere demostrar que la carne no es tan cara”, dijo sonriente un empresario pyme del interior.

Historia económica

Guzmán ocupó la primera media hora de su exposición para comentar –según su visión- la historia reciente de la economía.

Los gráficos con alzas pronunciadas y caídas bruscas de la economía ahorraban palabras, en las últimas cuatro décadas de la economía nacional.

“Quiero explicar hacia dónde queremos conducir a la economía argentina, que sea un destino sano”, aclaró.

“Hoy tenemos un crecimiento de la economía que es sólido. Los números así lo marcan. Este año consideramos que creceremos un ocho por ciento”, manifestó optimista.

“El empleo registrado está creciendo. No a la velocidad que querríamos, pero en franco crecimiento. La inflación es un tema que nos preocupa, pero va descendiendo cada mes. En agosto será inferior al tres por ciento, por primera vez en el año”, pronosticó.

El ministro vino a cumplir la estrategia de campaña, ya más apuntada a las elecciones generales del 14 de noviembre, que para las Paso del 12 de septiembre: concentrar el mensaje oficialista en la economía, tratando de menguar los efectos del escándalo de la foto de la fiesta de Olivos en cuarentena o algunos deslices discursivos del presidente Alberto Fernández.

Justamente, el propio jefe del Estado inauguró este plan, el martes pasado en Tecnópolis. Como informó La Voz, Fernández les pidió a Guzmán y a otros ministros con perfil de economistas que se metieran en la campaña para debatir sobre economía. A eso vino Guzmán a Córdoba.

Volviendo a su exposición, el ministro de Economía no anticipó cuál será la inflación para el año, pero aseguró algo que por ahora los fríos números no muestran: “Los salarios le van a terminar ganando la inflación durante el corriente año. Ese objetivo es muy importante para nuestra política económica. Los salarios deben recuperar su poder adquisitivo”, manifestó.

Con datos que mostró en una pantalla de grandes dimensiones, Guzmán criticó el nivel de endeudamiento de la anterior gestión de Mauricio Macri, en el tramo más político de su presentación.

“El endeudamiento del anterior gobierno fue de 100 mil millones de dólares. Una barbaridad. Pero, además, de los compromisos de pago que asumió el gobierno anterior, el tema es para qué. Ese gran endeudamiento no resolvió los problemas del país”, cuestionó.

Política. El ministro Guzmán, con Carlos Caserio y Gabriela Estévez, la fórmula para el Senado del Frente de Todos cordobés. (Prensa Frente de Todos)

Mientras la prolongada exposición era seguida con mucha atención por los 300 asistentes, que pagaron 20 mil pesos la tarjeta, Guzmán se quitó el saco y siguió su charla. Siempre respaldado en datos que mostraba en la pantalla.

El ministro se refirió al acuerdo con los bonistas privados, al que calificó de “muy bueno” porque “da mayor previsibilidad. Se quitaron vencimientos urgentes imposibles de asumir por el país”, sentenció.

En ese tramo de su alocución, Guzmán habló de la negociación con el FMI. Explicó que utilizará la misma estrategia es despejar los vencimientos al menos hasta el 2024, como ocurrió con los “holdouts”.

El titular de economía dijo que el crecimiento “sostenido” de las exportaciones es la columna vertebral de su proyecto económico

Durante su mensaje Guzmán no hizo referencia la decisión de cerrar de manera parcial las exportaciones de carnes, una medida muy cuestionada por las entidades agropecuarias cordobesas.

Pero, al final de la alocución, en el tramo de las preguntas, una que le hizo un productor agropecuario, que se identificó como integrante de la Federación Agraria Argentina (FAA), apuntó a esa decisión sobre el sector de la carne, que se extendió hasta el 31 de octubre.

“Es una medida que nos vimos obligados a tomar porque el precio de la carne estaba presionando sobre el índice de inflación. Es un tema que esperemos podamos corregir”, se sinceró Guzmán.

Para el cierre de su exposición, el ministro de Economía dejó su definición más política, apuntando -sin nombrarlo- al gobernador Juan Schiaretti).

“Debe quedar muy claro que ninguna provincia se salva, si a la Nación le va mal”, en una obvia referencia al eje de la campaña del schiarettismo. “Defender los intereses de Córdoba”.

El tono moderado y de perfil docente no alcanzaron para cubrir los objetivos políticos que trajo a Guzmán a Córdoba: convencer de que la economía se está recuperando; dar certeza sobre el futuro inmediato y dejar claro que quienes representan el proyecto del Gobierno nacional en Córdoba son los prencandidatos del Frente de Todos.