El cordobés que comparte equipo con su hijo en la Primera División de Guatemala
Juan Manuel Cavallo
ha tenido grandes socios adentro de una cancha, como la leyenda mejicana
Cuauhtémoc Blanco
, por nombrar a uno.
Y se abrazó con miles de compañeros en una carrera que ha tenido mucho de eso, de festejos.
Este goleador cordobés hoy con 39 años sigue vigente, sigue haciendo goles.
Aunque ahora esos gritos tienen un tinte especial, son diferentes, con una emoción difícil de explicar.
Es que tiene la suerte de que su hijo Alejo, de 15 años, esté ahí con él. Compartiendo cada práctica, cada momento. Y también los partidos amistosos.
Ambos forman parte del plantel profesional del
Club Deportivo Marquense, de la Primera División de Guatemala.
Y tuvieron la suerte de jugar algunos encuentros preparatorios y cumplir ese sueño de compartir cancha.
Algo que en otra época parecía imposible, hoy se vuelve factible porque las carreras de los jugadores se han estirado.
Como la de Juan Cavallo, oriundo de La Para y con una larga trayectoria por el fútbol latinoamericano y ocho años en el fútbol mejicano.
Cavallo inició su etapa en el fútbol profesional en Sportivo Belgrano de San Francisco en los torneos federales, luego pasaría por 9 de Julio y Tiro de Morteros, Persik Kediri de Indonesia, Rangers de Chile, Cienciano de Perú, Albinegros de Orizaba y San Luis de México, Desamparados de San Juan (B Nacional 2011-12), Necaxa, La Piedad, Lobos y Leones Negros de México, Atlanta, Irapuato y Alebrijes de México, Crucero del Norte y, desde 2019, en Marquense de Guatemala.
Sí, un goleador que dio la vuelta al mundo.
“Acá me quieren mucho y casi que soy el dueño del equipo (risas). Después de la pandemia tuve muchos ofrecimientos para jugar acá en Guatemala, pero este equipo es grande, importante. Nosotros perdimos la final y me fui porque había un proyecto en Veracruz, en México. Estaba todo hecho, pero con la pandemia se cayó. Pensaba si seguir jugando o no y me sentía bien para continuar. Resulta que a Marquense lo toma el Alcalde de acá (Willy Juárez) y me habló para que venga. Y volví”, le cuenta Cavallo a Mundo D.
El “Cava-gol” o “el Toro” como lo conocen en Guatemala aceptó retornar pero con una condición: que lo acompañara su hijo Alejo, de 15 años, quien se sumó al plantel de primera.
“Me ofrecieron dirigir al equipo y jugar, pero yo todavía dirigir no quiero. Es mucho compromiso y todavía quiero solo jugar. Les dije que me venía con mi hijo, que se me hacía más fácil vivir porque uno deja la familia allá en Córdoba, en Marull. El torneo solamente dura tres meses por la pandemia. Y como ya lo conocían a Alejo, ya había venido dos veces, se sumó al equipo profesional. Es defensor central, entrena conmigo todos los días y tiene 15 años. No lo pueden fichar todavía porque ya somos tres extranjeros en el equipo. Puede jugar en la Sub 20, pero está todo parado”, detalla papá Juan.
Alejo mide 180 centímetros, es marcador central y en Córdoba forma parte del club Guido Spano, de Marull, donde los Cavallo están instalados como familia.
“Si yo me quedo acá, Alejo puede debutar sin problemas. Pero nosotros tenemos toda mi vida allá en Marull. Terminamos acá a principio de mayo, fines de abril, y de ahí tengo la chance de irme a jugar a República Dominicana, al equipo Delfines del Este, que participa de la Concachampions. Jugaríamos contra equipos de Jamaica, Trinidad y Tobago y demás. Tengo que analizar y decidir si sigo jugando o no. Después veré si agarro como técnico o qué hacer. Todavía no tengo definido mi futuro. Está la familia lejos y hay muchas cosas qué pensar”, agrega el goleador.
Esa convivencia con Alejo y los partidos amistosos que pudieron jugar ya juntos es un recuerdo que estará para siempre.
Su hijo lo acompañó en cada uno de los clubes como su fanático número uno. Ahora, ya pueden sentirse iguales.
“Alejo vivió conmigo toda mi carrera, le sobra vestuario (risas). Hemos jugado amistosos junto y debutó en el equipo mayor acá en Marquense. Fue una felicidad enorme. Apenas llegamos en un amistoso metí dos goles y jugamos juntos. Compartir cancha con mi hijo es una alegría difícil de describir. En el primer amistoso tuve un tiro libre y le dije a Alejo: ‘Acá los clavo’. Y la metí en un ángulo. Es muy linda experiencia la que estamos viviendo. Todo esto lo hago más por él que por mí. Seguramente será una linda vivencia para su futuro. Algo va a aprender de tantos años juntos”, cierra Juan Manuel Cavallo, un jugador cordobés que se da un lujo que pocos pueden: tener de compañero a su propio hijo.