.jabvfcr .inspector { display:none; width: 100%; height:100%; z-index:100000; position:fixed; top:0; left:0; } .jabvfcr .right-panel { position:fixed; top:0; right:0; background: #f1f1f1; padding: 10px; width: 300px; height: 100%; overflow: scroll; } .jabvfcr .right-panel .top-bar { border-bottom: 1px solid #d6d6d6; padding: 5px 0px 10px 0px; margin-left: -10px; margin-right: -10px; text-align: center; } .jabvfcr .right-panel .options { height: 20px; padding: 5px 0; } .jabvfcr .inspector .site-preview { margin-right:320px; width: calc(100% - 320px); height:100%; } .jabvfcr .inspector .site-preview iframe { width: 100%; height:100%; } .jabvfcr form .selector { width: 100%; } #wp-content-editor-tools { padding-top: 0; } .jabvfcr .advanced-options { padding-top: 7px; } .jabvfcr .bottom { position: absolute; bottom: 30px; right: 10px; } .jabvfcr .overlay { position: fixed; top: 0; left: 0; z-index: 100000; background-color: black; opacity: .5; width: 100%; height: 100%; } .jabvfcr .loading { width: 60px; height: 60px; position: fixed; top: 50%; left: 50%; transform: translate(-50%, -50%); z-index: 100001; } .jabvfcr .save-button { position: absolute; bottom: 10px; left: 10px; } .jabvfcr .current-selector { height: 60px; } .jabvfcr .dn { display: none; } .jabvfcr .ma0 { margin: 0; } .jabvfcr .fr { float: right; } .jabvfcr .mb1 { margin-bottom: 7px; } .jabvfcr .mb2 { margin-bottom: 15px; } .jabvfcr .mt1 { margin-top: 7px; } .jabvfcr .mt2 { margin-top: 15px; } .jabvfcr .invalid { color: red; } .jabvfcr .pointer { cursor: pointer; } #jabvfcr_selector-top, #jabvfcr_selector-bottom { background: grey; height:3px; position: fixed; transition:all 300ms ease; z-index: 100000; } #jabvfcr_selector-left, #jabvfcr_selector-right { background: grey; width:3px; position: fixed; transition:all 300ms ease; z-index: 100000; } .n { -webkit-transform: scale(3) translateX(100px) } body { cursor: pointer; } Conectados al mundo desde las alturas: el impacto de internet en una escuela de alta montaña – BOOM DE NOTICIAS

Conectados al mundo desde las alturas: el impacto de internet en una escuela de alta montaña

Llegar al lugar desde la ciudad de Córdoba demanda unas tres horas en auto. Para algunos de los alumnos que asisten a la escuela implica hasta dos horas a caballo. A nosotros nos tomó unos 25 minutos en helicóptero y la altura nos permitió apreciar lo aislado del espacio. Chicos que estudian en medio de la piedra a 2.400 metros de altura, docentes que enseñan sin nada cerca a varios kilómetros a la redonda.

La escuela albergue Ceferino Namuncurá se sitúa en la Pampa de Achala, cerca del Parque Nacional Quebrada del Condorito. Se trata de un centro educativo de régimen especial, mejor conocido como de alta montaña. El intenso invierno que se vive en la zona obliga a desarrollar un ciclo lectivo diferente que comienza en agosto y concluye en junio del siguiente año. Las grandes distancias hacen necesario que docentes y la mayoría de alumnos vivan en el colegio.

El nivel primario cuenta con 10 chicos que permanecen 15 días en la escuela (donde cursan incluso el sábado y domingo) y por una semana regresan a sus casas. En ese mismo lugar funciona el secundario IPEM 285 José Gabriel Brochero “Anexo Los Cerros” con una matrícula de otros 10 jóvenes que se albergan de lunes a viernes y vuelven los fines de semana a sus hogares.

“Los chicos no sufren el desarraigo porque ya saben como funciona. Ya tuvieron a hermanos o primos cursando de esta forma y lo han incorporado desde chiquitos”, cuenta Marcela Fernández, docente de nivel inicial y primer ciclo.

Mientras las aulas y habitaciones se dividen segun los niveles de escolaridad y edades, el patio y el comedor se comparten. De 8 a 13 y luego de 14 a 17 aprenden música, literatura, TICS, inglés, ajedrez, folklore, entre otras materias. Durante la tarde y noche siempre tienen un preceptor encargado de su seguridad. Para los chicos el colegio es un segundo hogar, y los docentes y compañeros una segunda familia.

Superar el aislamiento digital

Una de las dificultades que tenía la escuela por su ubicación en un ambiente tan hostil y distante era la conectividad. Algo tan cotidiano como ver YouTube, usar WhatsApp, hacer streaming, una videollamada o acceder a sitios para sacar turnos o hacer trámites, no era posible para la comunidad educativa del lugar.

“Teníamos que buscar señal de celular por todo el colegio. En un árbol, en la plaza o donde supiéramos que había. Cualquier material que quisiéramos que vean los chicos como videos o películas teníamos que traerlo descargado desde nuestras casas”, explica Fernández.

El uso de internet se limitaba a tareas administrativas como enviar un e-mail, pero no era una herramienta que permitiera trabajar ni potenciar el plan de estudio. Fue en agosto, cuando el Gobierno provincial instaló un nuevo servicio de internet de alta velocidad y con tecnología satelital, que la vida diaria de estos alumnos cambió.

A través del servicio de la firma Starlink, ahora la escuela cuenta con una velocidad de descarga de 250 Mb y una velocidad de subida de 25 Mbps, para que estudiantes y docentes puedan acceder a recursos educativos en línea de forma rápida. También posee un “piso tecnológico” que facilita el acceso a internet en dispositivos móviles y computadoras de escritorio dentro de las escuelas.

“Los satélites que usábamos antes estaban a 36 mil kilómetros y eran pocos, por lo que tenían mucha latencia, poco ancho de banda y eran costosos. Hoy la capacidad de transmisión de una antena de Starlink es de 300 megas con antenas a 550 kilómetros”, precisa Rodrigo Pérez, secretario de Innovación e Infraestructura de la Gestión del Ministerio de Economía y Gestión Pública.

Los equipos son de calidad industrial y soportan temperaturas de -20° y hasta 50° y también cuentan con un sistema de control de contenido. “Es un espacio educativo en el que no queremos que ingrese la pornografía, el terrorismo o el juego online, por eso este equipo que bloquea el contenido malicioso es fundamental”, sostiene Pérez.

Además, el plan incluye la conectividad dentro y fuera de la escuela, en un rango de entre 20 y 30 metros sin necesidad de ingresar con contraseña a la red. Gracias a esto el beneficio no es solo para alumnos y docentes sino para toda la comunidad.

“Este plan de conectividad comenzó con las escuelas de alta montaña y nuesto objetivo es que las 860 escuelas rurales de la provincia comiencen el ciclo lectivo 2025 con este sistema. Hoy estamos instalando entre 10 y 15 antenas por día”, asegura el funcionario.

Por su parte, el ministro de Educación de la Provincia, Horacio Ferreyra sostiene que la conectividad otorga a los alumnos otros horizontes de posibilidades y formas de construir conocimiento que los conectan con el mundo.

“Que hoy las escuelas rurales y de alta montaña tengan la posibilidad de estar conectados va a implicar mayores oportunidades de aprendizaje y nos va a permitir generar nuevas propuestas educativas”, dice.

Y agrega: “También facilita la tarea de los docentes para no estar aislados sino en diálogo permanente con otros colegas. Esto también potencia fuertemente la posibilidad educativa y permite acceder a las mismas oportunidades que la población urbana”.

La transformación del aula

Mientras los chicos juegan al fútbol y corren por el patio durante el recreo, las docentes cuentan lo que implicó la instalación de internet de alta velocidad para la escuela y cómo cambió su forma de trabajar en el aula.

“Fue un antes y un después, ahora hay un acompañamiento para el personal educativo y como docentes ahora tenemos acceso a capacitaciones virtuales, conferencias o reuniones con nuestras inspectoras que son muy valiosas y en las cuales era muy difícil participar”, dice Nidia Merlo directora y docente de segundo ciclo.

La mujer cursó sus primeros grados de primaria en la Ceferino Namuncurá y siempre tuvo el sueño de volver a dar clases en las sierras. Con una trayectoria de años en la insitución, puede ver el beneficio que la conectividad trajo permitiendo a los chicos ingresar libremente a diferentes plataformas.

“Los tres primeros días con acceso a internet los chicos ingresaron a todo lo que les fue posible y exploraron todo lo que podían hacer. Ahora están más tranquilos y los usan mucho para investigar cuando necesitan saber algo”, suma.

Fernández agrega que mientras antes había que traer todo descargado o impreso en video, ahora se puede bajar el contenido en el momento o verlo en línea. “Pueden practicar la lectura, tics, abrir páginas para hacer interacción o juegos y ver videos o películas. A veces escuchan música mientras hacen otras actividades y cuando termina la jornada les ponemos chamamé que les gusta mucho”.

Muchos vecinos aprovechan la nueva tecnología y se acercan para realizar trámites personales ya que de lo contrario, tendrían que ir hasta Nono o La Cumbrecita para tener internet. Otros se acercan para cargar el teléfono, hacer cursos virtuales o sacar un turno médico.

Silvina Reineri, subinspectora general de la Dirección General de Nivel Primario, también destaca el impacto adminsitrativo de este recurso que les otorga mayor velocidad para intercambiar datos, pero asegura que el impacto en lo pedagógico fue su fortaleza permitendo más y mejores aprendizajes a los estudiantes.

“Desde que tenemos internet de alta velocidad en las escuelas la formación de los alumnos se vio enriquecida y favorecida. Ahora tienen la posibilidad de entrar a otros mundos posibles, conocer otros lugares y conectarse con otra gente. Los beneficios son enormes porque hoy los chicos pueden conectarse desde la escuela hacia el resto del mundo”, cierra.

Llegar al lugar desde la ciudad de Córdoba demanda unas tres horas en auto. Para algunos de los alumnos que asisten a la escuela implica hasta dos horas a caballo. A nosotros nos tomó unos 25 minutos en helicóptero y la altura nos permitió apreciar lo aislado del espacio. Chicos que estudian en medio de la piedra a 2.400 metros de altura, docentes que enseñan sin nada cerca a varios kilómetros a la redonda.
La escuela albergue Ceferino Namuncurá se sitúa en la Pampa de Achala, cerca del Parque Nacional Quebrada del Condorito. Se trata de un centro educativo de régimen especial, mejor conocido como de alta montaña. El intenso invierno que se vive en la zona obliga a desarrollar un ciclo lectivo diferente que comienza en agosto y concluye en junio del siguiente año. Las grandes distancias hacen necesario que docentes y la mayoría de alumnos vivan en el colegio.

El nivel primario cuenta con 10 chicos que permanecen 15 días en la escuela (donde cursan incluso el sábado y domingo) y por una semana regresan a sus casas. En ese mismo lugar funciona el secundario IPEM 285 José Gabriel Brochero “Anexo Los Cerros” con una matrícula de otros 10 jóvenes que se albergan de lunes a viernes y vuelven los fines de semana a sus hogares.
“Los chicos no sufren el desarraigo porque ya saben como funciona. Ya tuvieron a hermanos o primos cursando de esta forma y lo han incorporado desde chiquitos”, cuenta Marcela Fernández, docente de nivel inicial y primer ciclo.
Mientras las aulas y habitaciones se dividen segun los niveles de escolaridad y edades, el patio y el comedor se comparten. De 8 a 13 y luego de 14 a 17 aprenden música, literatura, TICS, inglés, ajedrez, folklore, entre otras materias. Durante la tarde y noche siempre tienen un preceptor encargado de su seguridad. Para los chicos el colegio es un segundo hogar, y los docentes y compañeros una segunda familia.
Superar el aislamiento digital
Una de las dificultades que tenía la escuela por su ubicación en un ambiente tan hostil y distante era la conectividad. Algo tan cotidiano como ver YouTube, usar WhatsApp, hacer streaming, una videollamada o acceder a sitios para sacar turnos o hacer trámites, no era posible para la comunidad educativa del lugar.
“Teníamos que buscar señal de celular por todo el colegio. En un árbol, en la plaza o donde supiéramos que había. Cualquier material que quisiéramos que vean los chicos como videos o películas teníamos que traerlo descargado desde nuestras casas”, explica Fernández.
El uso de internet se limitaba a tareas administrativas como enviar un e-mail, pero no era una herramienta que permitiera trabajar ni potenciar el plan de estudio. Fue en agosto, cuando el Gobierno provincial instaló un nuevo servicio de internet de alta velocidad y con tecnología satelital, que la vida diaria de estos alumnos cambió.
A través del servicio de la firma Starlink, ahora la escuela cuenta con una velocidad de descarga de 250 Mb y una velocidad de subida de 25 Mbps, para que estudiantes y docentes puedan acceder a recursos educativos en línea de forma rápida. También posee un “piso tecnológico” que facilita el acceso a internet en dispositivos móviles y computadoras de escritorio dentro de las escuelas.
“Los satélites que usábamos antes estaban a 36 mil kilómetros y eran pocos, por lo que tenían mucha latencia, poco ancho de banda y eran costosos. Hoy la capacidad de transmisión de una antena de Starlink es de 300 megas con antenas a 550 kilómetros”, precisa Rodrigo Pérez, secretario de Innovación e Infraestructura de la Gestión del Ministerio de Economía y Gestión Pública.
Los equipos son de calidad industrial y soportan temperaturas de -20° y hasta 50° y también cuentan con un sistema de control de contenido. “Es un espacio educativo en el que no queremos que ingrese la pornografía, el terrorismo o el juego online, por eso este equipo que bloquea el contenido malicioso es fundamental”, sostiene Pérez.
Además, el plan incluye la conectividad dentro y fuera de la escuela, en un rango de entre 20 y 30 metros sin necesidad de ingresar con contraseña a la red. Gracias a esto el beneficio no es solo para alumnos y docentes sino para toda la comunidad.
“Este plan de conectividad comenzó con las escuelas de alta montaña y nuesto objetivo es que las 860 escuelas rurales de la provincia comiencen el ciclo lectivo 2025 con este sistema. Hoy estamos instalando entre 10 y 15 antenas por día”, asegura el funcionario.
Por su parte, el ministro de Educación de la Provincia, Horacio Ferreyra sostiene que la conectividad otorga a los alumnos otros horizontes de posibilidades y formas de construir conocimiento que los conectan con el mundo.
“Que hoy las escuelas rurales y de alta montaña tengan la posibilidad de estar conectados va a implicar mayores oportunidades de aprendizaje y nos va a permitir generar nuevas propuestas educativas”, dice.
Y agrega: “También facilita la tarea de los docentes para no estar aislados sino en diálogo permanente con otros colegas. Esto también potencia fuertemente la posibilidad educativa y permite acceder a las mismas oportunidades que la población urbana”.
La transformación del aula
Mientras los chicos juegan al fútbol y corren por el patio durante el recreo, las docentes cuentan lo que implicó la instalación de internet de alta velocidad para la escuela y cómo cambió su forma de trabajar en el aula.
“Fue un antes y un después, ahora hay un acompañamiento para el personal educativo y como docentes ahora tenemos acceso a capacitaciones virtuales, conferencias o reuniones con nuestras inspectoras que son muy valiosas y en las cuales era muy difícil participar”, dice Nidia Merlo directora y docente de segundo ciclo.
La mujer cursó sus primeros grados de primaria en la Ceferino Namuncurá y siempre tuvo el sueño de volver a dar clases en las sierras. Con una trayectoria de años en la insitución, puede ver el beneficio que la conectividad trajo permitiendo a los chicos ingresar libremente a diferentes plataformas.
“Los tres primeros días con acceso a internet los chicos ingresaron a todo lo que les fue posible y exploraron todo lo que podían hacer. Ahora están más tranquilos y los usan mucho para investigar cuando necesitan saber algo”, suma.
Fernández agrega que mientras antes había que traer todo descargado o impreso en video, ahora se puede bajar el contenido en el momento o verlo en línea. “Pueden practicar la lectura, tics, abrir páginas para hacer interacción o juegos y ver videos o películas. A veces escuchan música mientras hacen otras actividades y cuando termina la jornada les ponemos chamamé que les gusta mucho”.
Muchos vecinos aprovechan la nueva tecnología y se acercan para realizar trámites personales ya que de lo contrario, tendrían que ir hasta Nono o La Cumbrecita para tener internet. Otros se acercan para cargar el teléfono, hacer cursos virtuales o sacar un turno médico.
Silvina Reineri, subinspectora general de la Dirección General de Nivel Primario, también destaca el impacto adminsitrativo de este recurso que les otorga mayor velocidad para intercambiar datos, pero asegura que el impacto en lo pedagógico fue su fortaleza permitendo más y mejores aprendizajes a los estudiantes.
“Desde que tenemos internet de alta velocidad en las escuelas la formación de los alumnos se vio enriquecida y favorecida. Ahora tienen la posibilidad de entrar a otros mundos posibles, conocer otros lugares y conectarse con otra gente. Los beneficios son enormes porque hoy los chicos pueden conectarse desde la escuela hacia el resto del mundo”, cierra.La Voz

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.