Con el reciclado de residuos electrónicos, una pyme del interior suma empleo
Un televisor de tubo de vidrio tecnología CRT puede contaminar 80 mil litros de agua. Una pequeña pila de mercurio, de las que utilizan los relojes, hasta 600 mil litros. Por eso, los denominados “residuos de artefactos eléctricos y electrónicos” (raee) están considerados dentro de la categoría de desechos peligrosos y necesitan ser gestionados de manera correcta para evitar que perjudiquen el ambiente.
Con esa premisa, va camino a cumplir una década ProGEAS Argentina, una pyme que se inició en Oliva y que hoy tiene su base en el parque industrial de James Craik.
Es única en su tipo en Córdoba: es generadora, operadora y transportista de este tipo de residuos, a los que recupera en su planta para proveer las partes recicladas a industrias metalmecánicas y plásticas.
La compañía es liderada por Raúl Aimar, junto con su hijo Leonardo, quien es biólogo e impulsó en la familia el proyecto de incursionar en un emprendimiento que ayude a combatir la contaminación ambiental.
“En 2011 armamos la sociedad con la idea original de hacer manejo de residuos sólidos urbanos. Pero al hacer un análisis foda (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas), detectamos que un déficit a nivel local era el tratamiento de los raee y que el futuro podría pasar por ahí. Ahora, el 19 de marzo próximo, vamos a estar cumpliendo nueve años de actividad”, remarca Raúl, quien preside la compañía y se encarga de la gerencia administrativa.
El principal foco de actividad es el trabajo con municipios, que se hace de manera integral: como no se trata técnicamente de basura, puesto que no son desechos que se arrojen de manera cotidiana, su tratamiento demanda campañas de concientización para que la población reúna los aparatos que tiene en desuso, para luego transportarlos hasta James Craik.
Se estima que, en promedio, cada argentino arroja un kilo de residuos sólidos urbanos por día. En los eléctricos y los electrónicos, son entre ocho y nueve kilos, pero por año.
“Un municipio por sí solo no tiene la capacidad de gestionar estos residuos que tienen componentes peligrosos que deben tratarse de manera particular. Por eso, el trabajo se inicia desde las campañas de difusión y también con charlas de concientización: a lo largo de estos años hemos capacitado a más de 18 mil estudiantes de primaria y de secundaria”, agrega Leonardo.
Clientes
Entre otras administraciones que ya trabajan con ProGEAS Argentina, están Córdoba, Río Cuarto, Villa Carlos Paz, Alta Gracia, Villa María y también localidades más pequeñas en las que se hacen campañas puntuales, como Oliva, James Craik, Hernando, Tancacha, General Deheza, Las Varillas y San Basilio.
A esto se suma que, hace un mes, se firmó un acuerdo con Cormecor para extender el trabajo a todas las localidades que integran el Gran Córdoba.
“En forma simultánea, trabajamos con todas las grandes empresas de la provincia. Entre otros clientes, tenemos a Volkswagen, Renault, Alladio, Naranja, Holcim, Claro, Fadea, la Central Nuclear de Embalse y Epec”, menciona Raúl.
En concreto, la planta de James Craik se hace cargo del desmontaje y de la segregación de los materiales contaminantes: un proceso industrial inverso denominado “minería urbana”.
“Diferenciamos los materiales, como por ejemplo, los metales de los plásticos y de los vidrios. Y cada uno vuelve a una industria que los pueda utilizar de nuevo en su proceso de fabricación. Somos una pieza clave en el camino de la economía circular”, remarca Leonardo.
Dimensión
En general, la fábrica tiene capacidad para gestionar todas las corrientes de residuos electrónicos. Según los Aimar, lo que más se está desechando en estos tiempos son televisores de tubo, impresoras a chorro de tinta y celulares.
La capacidad instalada de procesamiento es de 100 toneladas mensuales, y en la actualidad el uso es del 30 por ciento. Esto es así porque no se trata de basura “común”, sino de residuos sobre los que se necesitan campañas de larga duración para recolectarlos. Y, además, más municipios que se sumen a incrementar el cuidado del ambiente.
De todos modos, la conciencia ecológica de la población va creciendo y eso hace que la empresa tenga en marcha un plan de expansión atado a la mayor actividad que se estima, en el marco del acuerdo con Cormecor.
En la actualidad, la pyme emplea a 15 personas, entre personal directo e indirecto, y está incorporando 12 más. “Ya sumamos cuatro y hay dos más que ingresarán en breve”, resume Raúl.
La idea es fortalecerse de cara a otro proyecto: la incorporación de una línea para gestionar residuos de heladeras y de aires acondicionados que complemente el tratamiento de otros electrodomésticos de “línea blanca” que ya se realiza en ProGEAS Argentina, como lavarropas y lavavajillas.