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Además de las “commodities” agrícolas, suben y escasean el hierro y la madera

El aumento en los precios de las commodities, uno de los factores que explican en parte la suba en los precios de los alimentos, se está repitiendo en insumos para la construcción. Uno de ellos es el hierro, cuyo valor internacional promedio de los últimos años de 500 a 600 dólares la tonelada pasó a mil dólares durante este año, lo que nacionalizado se ubica entre los 1.200 a 1.300 dólares la tonelada.

Lo curioso es que, a pesar de la suba en los valores de los materiales, es tanta la venta que los proveedores no logran recomponer el stock perdido el año pasado.

“Lo que se vendió entre mayo y julio del año pasado no se pudo reponer. Antes que se habilitara la construcción tras el aislamiento, la gente hizo acopio, por la diferencia que había entre el dólar oficial y el informal, lo que elevó las ventas al doble en comparación con la etapa prepandemia”, asegura Francisco Vaccaro, presidente de Grupo Serin, uno de los principales proveedores mayoristas de hierro en el interior del país.

El acopio de hierro es un fenómeno global. Como es un producto que no tiene vencimiento y el inversor espera una devaluación del dólar a nivel internacional, se usa como refugio de valor al igual que otras commodities. En Argentina, esto se profundizó por la diferencia entre los tipos de cambio con el dólar, que bajó el valor de la construcción según la cotización informal.

Pero aun en la actualidad, cuando el precio de los materiales aumenta en pesos casi 70 por ciento interanual (según datos de abril del Índice del Costo de la Construcción de Córdoba que mide la Provincia), sigue faltando hierro en la plaza.

Uno de los factores es que la industria siderúrgica, con un nivel de ausentismo que oscila entre el 10 y 15 por ciento, no tiene la misma capacidad productiva de años atrás por efecto del virus Covid-19.

A esto se sumó una parada técnica que hizo el mes pasado Acindar, el principal fabricante en el país, y la suspensión de la actividad en empresas como Gerdau y Sipar por la falta de oxígeno, insumo utilizado para la producción de hierro y que actualmente su uso se derivó completamente para el tratamiento contra el coronavirus.

“Lamentablemente hay que racionalizar los pedidos. Si un corralón pide 500 kilos, se le dan 200 kilos y el resto se le entrega después”, agrega Vaccaro.

Madera

Un panorama similar se plantea en la madera, insumo cuyo precio para la industria aumenta dos a seis por ciento mensual en pesos desde el año pasado.

“Entre junio y diciembre, las ventas de muebles aumentaron fuerte, cerca de 10 por ciento mensual. En enero dejaron de crecer y ahora, aunque sigue moviéndose, el mercado ‘se enfrió’. Los aserraderos venden a un pool exportador que también aumentó los envíos al exterior. Esto hizo que falte madera y que el precio aumente”, explica Roberto Patria, presidente de Grupo Patria, una empresa integral vinculada a la madera.

Con un mercado interno más tranquilo, la provisión de madera empezó a regularizarse este año de a poco, también afectada por el ausentismo que genera la pandemia.

Pero los precios de los insumos no dejan de crecer. Respecto a 2020, en dólares, aumentaron 20 a 25 por ciento el polietileno (para el plástico), 10 por ciento el aluminio y tres por ciento la goma espuma. En pesos, la tela de tapicería se elevó siete por ciento.

Construcción, cerca del freno

La construcción, por su parte, sufre la escasez y la suba de precios en otros insumos básicos para una obra como caños de PVC, cables e insumos para instalaciones eléctricas, ladrillos y sanitarios.

Esto sucede aun cuando el sector pisó el freno en marzo –según el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (Isac) del Indec, cayó 0,5 por ciento comparado con febrero en su medición desestacionalizada– y ya empezó a dar señales de estancamiento en abril.

“El hierro aumentó 24 por ciento desde diciembre y el asfalto, 14 por ciento. Hay productos básicos que están faltando; aquel proveedor que lo tiene, pasa una cotización cuatro a siete por ciento por encima del valor de mercado”, resalta Luis Lumello, presidente de la Delegación Córdoba de la Cámara Argentina de la Construcción.

Según el empresario, los aumentos del valor de los insumos “están conspirando contra el nivel de actividad”, aunque aclara que este es un fenómeno que se repite en otros países del mundo.

De todas maneras, todavía sigue en pie la esperanza de que el sector no se detenga.

“A pesar del aumento de los materiales, el costo de la construcción sigue siendo favorable comparado con años previos a la pandemia, aunque ya no existe la diferencia que había en 2020”, agrega Lumello.

Por su parte, Vaccaro añade acciones que se esperan por parte del Estado nacional que permitirían sostener la actividad.

“Si el Gobierno quiere reactivar la economía, va a incentivar la construcción. El anuncio de 60 mil viviendas del Procrear va a generar una demanda importante de obra pública”, confía el titular de Grupo Serin.