La faena porcina vuelve a batir un récord e impulsa inversiones en Córdoba

La cadena cárnica por estos días enfoca su mirada en los daños que ha provocado la decisión del Gobierno nacional de restringir las exportaciones de carne bovina. Pero despacito y en silencio, hay un rubro dentro de esta industria que sigue expandiéndose sin freno: el de los cerdos.

En el primer semestre del año, en Córdoba se faenaron 554.322 cabezas porcinas, según datos de la Asociación de Frigoríficos e Industriales de la Carne (Afic). Significa un aumento del 3,8 por ciento con respecto al año pasado y una verdadera década ganada para el cerdo: es casi el triple de las 186.364 cabezas de la primera mitad de 2011.

Esta curva ascendente contrasta con el tobogán que vive la cadena bovina provincial, que entre enero y junio faenó 442.291 animales, la menor cifra, al menos, desde 2009.

Este es el tercer año consecutivo en que se faenan más cerdos que vacunos, con líneas que se despegan cada vez más: el año pasado, por cada novillito, se faenaban 1,07 capones; la relación ahora creció a 1,25.

“Para la carne bovina, el mercado doméstico es acotado, porque Córdoba no abastece al centro de mayor consumo, que es Buenos Aires. A eso debe sumarse un escenario en el que las carnes sustitutas van creciendo y en la industria porcina Córdoba sí abastece a Buenos Aires. Por eso la faena de cerdos sigue creciendo y por ahora no tiene techo”, explicó Daniel Urcía, director ejecutivo de Afic.

Además, subrayó Urcía, a nivel mundial la carne porcina es la que tiene mayor consumo, por eso es esperable que Argentina, y particularmente Córdoba, puedan seguir incrementando el comercio internacional de este producto.

Un parámetro para dimensionar este fenómeno es que entre enero y mayo, según datos del Indec, se exportaron desde todo el país 10.200 toneladas de productos porcinos, por un monto de 19 millones de dólares, lo que significa un crecimiento del 32 por ciento frente a las 7.700 toneladas de igual lapso de 2020, y del 43 por ciento en comparación con los 13,3 millones de dólares de un año atrás.

Inversiones

Uno de los frigoríficos habilitados para comercializar al exterior es Qualitá, de Colonia Caroya. Su presidente, Luis Picat, reconoció que el primer cuatrimestre del año fue muy bueno. “Incrementamos todos los meses de a uno o de dos a contenedores, al punto de que llegamos a enviar 10 por mes”, enfatizó.

En la actualidad, hay una coyuntura negativa de corto plazo porque China, que es el principal mercado, redujo de 2.800 dólares la tonelada a 1.800 los precios de importación, y eso hace al negocio casi inviable porque significa trabajar por debajo del costo. De todos modos, Picat confió en que se trata de un fenómeno pasajero y que a partir de la primavera los valores volverán a subir.

En el último año, Qualitá invirtió 400 mil dólares en ampliar su capacidad productiva, fundamentalmente al incorporar cámaras de oreo que permiten faenar un 30 por ciento más. “Estábamos con una capacidad de 10 mil cabezas por mes, ahora ya podemos hacer 13 mil y eventualmente llegar a 15 mil”, sintetizó Picat.

Asimismo, la empresa sumó túneles de congelado que posibilitan, tras el desposte de la media res, almacenar 60 toneladas más cada 48 horas, lo que en la práctica aumenta el volumen disponible para la exportación.

Qualitá realizó una inversión de U$S 400.000 en el último año para incrementar su capacidad productiva. (LA VOZ / Archivo)

El otro frigorífico porcino habilitado para exportar es La Piamontesa, que además es el más grande de Córdoba: allí se faenan una de cada seis cabezas de la provincia. En ese caso, Daniel Giacosa señaló que es probable que terminen el año con una faena inferior al 2020 –en el primer semestre cayó nueve por ciento–, aunque en parte debido a una inversión, porque pusieron en marcha una nueva línea de desposte.

“Está poco demandado el mercado chino, que se estaba llevando casi toda la exportación. Y en la venta a nivel local sigue a buen ritmo la carne fresca, mientras que el mercado de fiambres está más duro. Por ahora, en inversiones venimos tranquilos, esperando la evolución del mercado exportador”, afirmó.

De todos modos, vale recordar que, a partir de 2019, La Piamontesa no solo produce en su planta de Brinkmann, sino que también posee otras dos fábricas en Pilar y en San Andrés de Giles (Buenos Aires), luego de que le compró parte de las operaciones de la marca Campo Austral al gigante brasileño BRF. Eso le permitió cuadruplicar la capacidad de faena y duplicar el personal.

Más granjas

El otro factor en que derrama la cadena del cerdo es en la constante expansión en la cantidad de granjas productoras de lechones y de capones.

Según datos de la subsecretaría de Ganadería de la Nación, en 2020 Córdoba alcanzó un stock total de 1,21 millones de porcinos, el 22,7 por ciento del total nacional, peleando el primer puesto palmo a palmo con Buenos Aires.

De esa cifra, 182.396 son cerdas, que superan por un 1,5 por ciento las 179.561 registradas en 2019. A una inversión que, según fuentes del mercado, promedia los seis mil dólares por madre, significa 17 millones de dólares desembolsados para ampliar las granjas. Y esto sin contar que la cantidad de “cachorras” pasó de 52 mil a 70 mil en la provincia.

Un ejemplo al respecto es el de Industrial Longo, una firma familiar de Serrano que recientemente decidió ampliar su plantel de madres de 1.200 a 2.400 cabezas y separar el ciclo completo (gestación, cría y engorde) que tenía en un establecimiento para montar un espacio específico de engorde en un campo ubicado a siete kilómetros.

Para poder llevarlo adelante, la firma se encargó por su propia cuenta de financiar el 50 por ciento de una inversión de 31 millones de pesos para el enripiado de un camino rural, a través del Programa de Mejoramiento de Caminos Rurales de la Provincia. Desde la nueva granja de engorde, partirán cada día 200 capones para faena.