Bienes Personales: pagan patrimonios desde 23.800 dólares

Con la inflación que no para y la falta de actualización de los mínimos, en Argentina es cada vez más probable que una personas sea considerada “rica” para el fisco y quede alcanzada por el Impuesto sobre los Bienes Personales.

El 23 de julio comienzan los vencimientos del pago y la presentación de la declaración jurada anual 2020 y, pese a la inflación que hubo, tendrán los mismos parámetros del año fiscal 2019. Así, más personas empezarán a tributar.

Además, como las alícuotas son progresivas, pero sólo hasta patrimonios de 18 millones de pesos, quienes ya eran contribuyentes pero sus bienes no superaban esos niveles, ahora es probable que tengan una mayor presión.

Estas alícuotas subieron el año pasado y hoy están en los niveles históricos más altos.

En el caso de este tributo patrimonial no se estableció una actualización automática de los parámetros como sucedió con Ganancias y Monotributo en la reforma tributaria de 2017. Por esa razón, todos los valores deben modificarse por ley, algo que se presta para la discrecionalidad y está sujeta a la decisión política de turno.

Un piso mínimo

Para poner números a este escenario, una persona tiene que empezar a pagar este impuesto patrimonial si la suma de sus bienes gravados al 31 de diciembre de 2020 según la valuación del fisco supera los dos millones de pesos. Al tipo de cambio de referencia (oficial) a la fecha de la “foto”, son 23.767 dólares.

Ese piso es muy bajo ya que, según la tabla publicada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), a fin de 2020 había autos de gama baja que superaban el millón de pesos.

Pero, lo más gravoso es que tampoco se actualizaron los límites de patrimonio para ir subiendo en la escala de alícuotas. La tasa más baja, de 0,5 por ciento, se aplica sólo al primer millón de pesos por encima del mínimo no imponible.

A partir de los tres millones de patrimonio ya se aplica el 0,75 por ciento.  Por los bienes que superen los 6,5 millones se paga el uno por ciento y, por aquellos cuya valuación es mayor a 18 millones de pesos, se tributa el 1,25 por ciento.

Esta escala es para bienes en el país porque los activos del exterior tienen una alícuota agravada que va del 0,70 al 2,25 por ciento (se puede evitar con una repatriación del cinco por ciento de esos bienes hasta el 31 de marzo, una opción que muy pocos elijen).

Qué se grava

El impuesto se aplica sobre los bienes totales (sin deducir deudas) según la valuación de Afip.

Hay algunos activos que están exentos como los depósitos en caja de ahorro y plazo fijo (tanto en moneda nacional como extranjera), los títulos públicos de los tres niveles del Estado y los inmuebles rurales.

También queda afuera de la base imponible la casa habitación valuados hasta 18 millones de pesos.

En cambio, sí integran la base imponible el dinero en efectivo (o en cajas de seguridad), el resto de las propiedades, los vehículos, las acciones y otros títulos valores y los patrimonios de empresas unipersonales, por nombrar los más comunes. A esto se agrega un cinco por ciento correspondiente a bienes muebles del hogar.

Las divisas se valúan al tipo de cambio oficial. Según la Afip, el dólar cotizaba a 59,89 pesos al 31 de diciembre de 2019 y subió a 84,15 a fin de 2020. Así, si una persona solamente tenía “billetes verdes”, para el período 2019 comenzaba a tributar a partir de los 33.395 dólares, pero hoy el piso es un 30 por ciento inferior.

Un auto de gama media ya vale más de 1 millón de pesos (La Voz/Archivo)

Para bienes como los automóviles las subas fueron importantes en los cero kilómetro y, en el caso de Córdoba, un impacto muy significativo se produce en el caso de quienes tienen inmuebles que no son su vivienda, como un departamento para alquilar o un lote.

Es que las propiedades toman la valuación fiscal de 2017 y le aplican el índice de precios actualizado, con lo que ya por la inflación de 2020 sube el monto gravado aunque el bien es el mismo. Pero, en el caso de quienes los compraron desde 2018 en adelante, se toma la valuación fiscal que entre 2019 y 2020 tuvo un importante incremento. Como ejemplo, un inmueble con una base imponible de tres millones de pesos en el impuesto Inmobiliario de Rentas 2019, subió a cinco millones en 2020.

Así, es muy probable que, con igual patrimonio se termine tributando mucho más y a una alícuota más alta.