Chanti: “Cambia la tecnología, pero los chicos se siguen copando con las historias”

“Chanti fue sobrenombre antes de seudónimo, llamame así”, dice del otro lado de la línea, desde Mendoza, Santiago González Riga, el ilustrador, humorista e historietista cuya historieta Mayor y menor, que se publica en la revista Rumbos y se recopiló en libros, es todo un hit entre lectores de todas las edades.

Chanti acaba de lanzar el segundo libro de La saga de los distintos, un plan de cuatro novelas gráficas estructuradas con una historia simple: existen cuatro reinos animales (reptiles, aves, mamíferos y peces). Cada uno desconoce la existencia de los demás. Hasta que una gran tormenta lleva y trae animales de un territorio a otro. En esta segunda parte, Felicia, una gata, llega al reino de los reptiles, donde es vista como una criatura extraña.

Chanti cuenta que la idea surgió a partir de un dibujo que hizo en un viaje. Había dibujado un zorro con un pez, el pez le pedía agua, el zorro le servía un vaso y el pez aclaraba “hasta cubrirme por completo”. “¿Tanta sed tenés?”, le decía el zorro.

“La idea era preguntarse cómo sería si los animales no se conocieran entre ellos y un pez, por ejemplo, cayera en el mundo de los mamíferos y que a la vez el mamífero cayera en el de las aves, y así”, cuenta Chanti.

Cuando sus editores le propusieron encarar una novela gráfica, ese boceto del zorro y el pez creció hasta gran proyecto.

“Lo interesante de estos libros es que cada uno tiene un tratamiento diferente sobre el mismo tema: ser distinto en un lugar donde todos son iguales. Al principio, se iba a llamar ‘Sapo de otro pozo’. En esta segunda parte, el tema es los parámetros de belleza. En esta sociedad de reptiles, la gata es considerada ‘fea’, tanto que ella termina cambiando para adaptarse”, dice.

–¿Cómo fue pasar de la tira semanal a estas narraciones largas, conectadas entre sí?

–Siempre me gustó y tenía facilidad. Pero las empezaba sin saber cómo iban a terminar. En este caso, sí tenía cosas pensadas, pero me costó mucho diagramar qué va en cada página. Cuando empecé, trabajaba solo en diarios y revistas, en una sola página. Mayor y menor es también una historia larga, pero por episodios de una página. Me acostumbré a eso. En este caso, puedo jugar con la diagramación: una página puede ser una sola viñeta o varias. En las tiras, se tiene que leer rápido. En un libro, el lector se puede detener.

Chanti destaca que parte clave del proyecto fue decidir hacerlo con animales que habitan en nuestra región. “Decidí hacerlo con animales argentinos y sudamericanos porque soy un defensor y difusor de animales de acá. Conocemos de animales de afuera porque hemos leído y visto sobre animales de África o del hemisferio norte”.

–¿Influyó también tu trabajo en la Fundación Vida Silvestre Argentina?

–Sí. Trabajé 11 años con ellos. Cuando era chiquito, leía todas cosas de afuera. Le preguntaba a mi mamá si había osos o elefantes en Mendoza. Y me lamentaba de vivir en un lugar donde no había nada. Pero después, al salir a la montaña con mi papá, empecé a ver lagartijas, cóndores, huanacos, un mundo que no conocía. De adolescente, me empecé a interesar por ese tema. Trabajé con unas ilustraciones educativas para escuelas de Mendoza sobre los animales de acá. Y después, como Vida Silvestre tenía una revista, les propuse una historieta sobre las problemáticas de la especies argentinas. Como su logo es un oso hormiguero, creé ese personaje, llamado Ñurumì, que es su nombre en guaraní. Empecé así a enterarme de un montón de cosas. Por eso, al final de cada libro de La saga de los distintos tiene al final un pequeño glosario sobre cada animal.

–Has contado que prestás atención a las devoluciones de tus lectores. ¿Cómo te llegan? ¿Te importan?

–Siempre me escriben o me hacen llegar mensajes. A algunas cosas las tengo en cuenta, como algo que se me pasó o no presté atención. Hay algunos comentarios rebuscados o gente que ve cosas donde no las hay. Pero son pocas. Si son interesantes y de buena leche lo que me observan, lo pienso y lo reveo. El nacimiento de Lola en Mayor y menor fue porque me lo pidieron los lectores, por ejemplo, para refrescar la dicotomía entre Nacho y Tobi, e incluir a una nena. Eso estuvo bueno.

Chanti, historietista (Foto: gentileza Chanti)

–A diferencia de grandes clásicos como “Mafalda” o “Los Simpson”, los personajes de “Mayor y menor” crecen, cumplen años, cambian. ¿Por qué decidiste hacerlos así?

–Se dio naturalmente. En la primera historieta de Mayor y menor Tobi tenía 4 años y Nacho, 7. Cuando me aceptan para hacerla en Rumbos quise mostrar desde el principio por qué Nacho estaba tan celoso, cómo había cambiado su vida con la llegada del hermano. Entonces, lo quería hacer crecer hasta llegar a los 4. Me permitía mostrar cómo, al principio, Nacho no podía ni jugar con Tobi y luego se hacen compañeros de aventuras, aliados. La llegada de Lola los obligó a crecer más. Van pasando los años, pero a su manera. Capaz hay cuatro fines de año en los que Tobi no creció. Nadie me lo ha dicho. Pero no importa, es una historieta, puede pasar de todo.

–Sobre tu obra: hay un humor relacionado con la mirada infantil, ¿cuánto de eso proviene de tus recuerdos de la infancia y del contacto con chicos de ahora?

–Están las dos cosas, tengo una afinidad natural con los chicos, me gusta escucharlos. Me interesa saber qué les gusta, qué dibujos ven. Gracias a eso voy tanteando como es su mundo. No ha cambiado tanto, cambian la tecnología o las películas, pero los chicos se siguen copando con las historias. Y se enganchan con historietas en pleno siglo 21, con tanto entretenimiento por todos lados. Las historias entretienen desde el principio de la humanidad. De chico, leía muchas historietas y era muy crítico, me gustaban las buenas historias, las que no me subestimaban. Había dibujos que se repetían, como Tom y Jerry, que me cansaban, y otros como La pantera rosa, donde podía pasar cualquier cosa. No quería hacer historias predecibles.

  • La saga de los distintos. Volumen 2. Chanti. Planeta Junior. $ 1.400.