Unas 4.100 millones de personas en el mundo carecen de protección social

Unas 4.100 millones de personas en el mundo (alrededor del 53 por ciento de la población del planeta) carecen de manera absoluta de protección social.

El dato se desprende del informe global La protección social en la encrucijada: en busca de un futuro mejor que publicó ayer la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El documento señala que sólo el 47 por ciento de los habitantes del orbe está cubierto al menos con una prestación social.

Pese a la expansión sin precedentes de la protección social registrada en pandemia, más de la mitad del planeta carece de coberrtura (AP)

La asistencia contempla el acceso a la atención médica y a la seguridad del ingreso en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, accidente en el trabajo, maternidad o pérdida del principal generador de ingreso de la familia, así como para las familias con hijos.

El trabajo destaca que pese a la expansión sin precedentes de la protección social durante la crisis global generada por el Covid-19, “más de 4.000 millones de personas en el mundo siguen estando completamente desprotegidas”. También aclara que la respuesta a la pandemia fue desigual e insuficiente, aumentando la distancia entre los países de altos ingresos; además, “no logró ofrecer la protección social indispensable que todos los seres humanos merecen”, subraya.

“Este es un momento propicio para utilizar la respuesta a la pandemia a fin de construir una nueva generación de sistemas de protección social basados en los derechos”.

Guy Ryder, Director General de la OIT

Una infografía que acompaña el resumen muestra las considerables diferencias regionales en materia de protección social. Así, mientras Europa y Asia Central gozan de las tasas de coberturas más altas (84 por ciento de la población cubierta), África exhibe el “paraguas” social de menor cobertura (apenas el 17 por ciento). América tiene un nivel de protección social mayor a la media mundial. En nuestra Región, el 64,3 por ciento de la población recibe al menos una prestación social.

La desagregación del registro de beneficiaros muestra que el 26,4 por cientos de los niños de las Américas tiene alguna cobertura social efectiva. Las madres de recién nacidos figuran con el 44,9 por ciento y las personas con discapacidad severa, con el 33,5 por ciento. En tanto, el 35,4 por ciento de los trabajadores dispone de beneficios sociales en caso de accidentes de trabajo o enfermedad profesional; la proporción se reduce al 18,6 por ciento en el caso de las personas desempleadas y se eleva al 77,5 por ciento en los adultos mayores.

Sólo el 28,9 por ciento de las personas vulnerables en nuestro continente recibe algún tipo de asistencia social.

La protección social en el mundo y en las Américas

Brechas y desigualdades

Entre las conclusiones del informe de la OIT sobre la extensión de la protección social en tiempos de Covid-19, se destaca que la irrupción de la pandemia puso de manifiesto “las profundas desigualdades y las brechas importantes en la cobertura, la integralidad y la adecuación de la protección social en todos los países”.

El informe de OIT muestra las diferencias regionales considerables en materia de protección social (AP)

Asimismo, valora que la desgracia sanitaria global suscitó “una respuesta política sin precedentes en el ámbito de la protección social”. Así, destaca que los gobiernos, en términos generales, instrumentaron medidas de protección social como respuesta de primera línea con el propósito de proteger la salud, el empleo y los ingresos de las personas, como también para garantizar la estabilidad social.

Otro aspecto que rescata el trabajo de OIT es que la recuperación socioeconómica sigue siendo incierta, razón por la que “seguirá siendo decisivo destinar más recursos a la protección social”, considera. A propósito, trae a colocación la recientes previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que advierten de una recuperación divergente, en la que los países de ingreso alto “disfrutan de un rápido repunte económico mientras que los de ingreso bajo ven revertidos sus recientes avances en materia de desarrollo”.

A partir de ese panorama, “garantizar una recuperación centrada en las personas en todo el mundo depende del acceso equitativo a las vacunas”, razonan los expertos.

“No se trata sólo de un imperativo moral, sino también de una necesidad de salud pública: un profundo abismo en la disponibilidad de las vacunas desencadenará nuevas mutaciones víricas que socavarán sus beneficios pública a nivel mundial”, advierten.

Planteada la certeza, la OIT coloca como desafío central la necesidad de establecer la protección social universal y hacer realidad el derecho humano a la seguridad social para todos. “Esa es la piedra angular de un enfoque centrado en las personas para alcanzar la justicia social global”, postula.

“Con ello se contribuye a la prevención de la pobreza y a la contención de las desigualdades, a la mejora de las capacidades humanas y de la productividad, al fomentar la dignidad, la solidaridad y la equidad, y a la revitalización del control social”, concluye.