Afganistán: prudencia y expectativas ante promesas de los talibanes

La comunidad internacional recibió con cautela las promesas de mayor moderación de los talibanes, mientras continúan las evacuaciones de Afganistán y el mundo se ajusta a la nueva realidad del retorno de los islamitas al poder.

Los talibanes multiplicaron sus gestos de apaciguamiento hacia la población desde que entraron a Kabul, la capital, hace tres días, tras una ofensiva fulgurante con la que tomaron el control de casi todo el país y provocaron el colapso del Gobierno afgano.

El movimiento ultraintegrista anunció ayer una amnistía en ese país del Oriente Medio asiático, de unos 655 mil kilómetros cuadrados de superficie y alrededor de 40 millones de habitantes. También prometió respetar los derechos de las mujeres de acuerdo con las normas de la ley islámica; no obstante, muchos afganos desconfían de ese compromiso.

La cautela encuentra explicación en que cuando la confederación tribal gobernó Afganistán, de 1996 a 2001, impuso una versión rigurosa en extremo de la ley islámica. Por caso, las mujeres no podían trabajar ni estudiar ni salir de sus casas sin un tutor masculino, y los delincuentes enfrentaban castigos terribles.

El orden de poderes talibán Afganistán

Promesas de arranque

En su primera conferencia de prensa desde que los talibanes retomaron el poder, el vocero Zabihullah Mujahid prometió que el movimiento respetará los derechos de las mujeres, aunque dentro de las normas de la ley islámica.

Mujahid agregó que los talibanes garantizarán la seguridad de las misiones diplomáticas y organizaciones extranjeras en Afganistán.

También dijo que aceptarán la prensa “independiente”, siempre y cuando “no trabaje contra los valores nacionales”.

Mujahid señaló además que Afganistán no dará refugio a nadie que atente contra otras naciones, 20 años después de que Estados Unidos derrocó a los talibanes por negarse a entregar al líder de la red yihadista Al Qaeda, Osama bin Laden.

Esto fue una exigencia central de Estados Unidos, cuando el anterior gobierno del presiente Donald Trump alcanzó un acuerdo con los talibanes en 2020 que derivó en la retirada de las tropas bajo el actual mandatario, Joe Biden.

Honrar la palabra

Rupert Colville, vocero de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se refirió tanto a las promesas de los talibanes como al temor de la población.

“Tales promesas deben ser honradas, y, por ahora –de manera comprensible, dada la historia–, estas declaraciones son recibidas con escepticismo”, señaló el funcionario a periodistas en Ginebra, Suiza.

Por su parte, el organismo de la ONU para los Refugiados (Acnur) pidió prohibir las expulsiones de afganos hacia su país de origen, incluso si su demanda de asilo fue rechazada, ante el “riesgo inminente” que corren en Afganistán bajo el régimen talibán.

Mientras, el Departamento de Defensa de Estados Unidos aseguró ayer que elaboró planes para albergar de manera temporal a hasta 22 mil afganos y a sus familias en tres instalaciones militares en Afganistán. Además, envió seis mil soldados para asegurar el aeropuerto de Kabul y evacuar a unos 30 mil estadounidenses y a civiles afganos que colaboraron con los norteamericanos como intérpretes o en otras funciones.

Por otro lado, un oficial británico aseguró que los talibanes no interrumpieron hasta ahora la evacuación de personas vinculadas a las fuerzas de su país en el país asiático.

El vicealmirante de la Marina Real, Ben Key, aclaró, no obstante, que se tuvieron que llevar a cabo discusiones “pragmáticas, tácticas, de bajo nivel’’ con los talibanes dado que ellos controlan los puntos de entrada al aeropuerto.

España, Alemania, Francia, Holanda, el Reino Unido y varios otros países trataban de acelerar ayer la repatriación de sus ciudadanos.

Diálogo

A todo esto, el alto representante de Política Exterior y Seguridad Común de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, defendió la necesidad de que el bloque entablara un “diálogo” con los talibanes porque son quienes “han ganado la guerra”, con el objetivo de evitar que su llegada al poder en Afganistán derive en una crisis humanitaria y en un potencial “desastre” migratorio.

En un plano más político, Rusia dijo que veía señales positivas de los talibanes y que consideraba eficaces sus esfuerzos para garantizar el orden en las calles y evitar saqueos ante el vacío de poder y el desbande del Ejército y de la Policía.

China, mientras tanto, acusó a Estados Unidos por el “terrible caos de disturbios, de división y de familias rotas” en Afganistán, pero señaló su disposición de cooperar con los talibanes y de continuar sus relaciones “amistosas y cooperativas” con el país vecino.