Con los granos y la carne, los Longo le dan rosca a la economía circular

En plena pampa húmeda, donde el extremo sudeste de la provincia de Córdoba roza sus límites con la esquina noroeste de Buenos Aires, la familia Longo desarrolla una actividad empresarial que es ejemplo de integración horizontal y vertical, con el foco en el agregado de valor.

El grupo radicado en Serrano está conformado por cinco empresas: Consignataria Serrano (comercializa hacienda tanto propia como de terceros), Industrial Longo (planta extrusora de soja), La Paloma (siembra y cosecha), Abuela Antonina (logística y transporte) y Farmer (servicio de confección de forrajes).

Sobre una superficie que alcanza las cinco mil hectáreas entre propias y alquiladas, los Longo cultivan principalmente soja y maíz que destinan en su totalidad a la alimentación animal. Poseen un feedlot con capacidad para engordar cinco mil cabezas y una granja porcina con 1.200 madres, que están duplicando para llevarla a 2.400.

El modelo integrado de los Longo en Serrano: cosecha agrícola, confección de forrajes, elaboración de alimento animal y granja porcina. (Gentileza Juan Manuel Longo)

Esto significa que de un consumo diario de entre 50 y 60 toneladas de alimento por día, los cerdos pasarán a demandar más de 120 toneladas, lo que implicará incrementar la compra de granos a otros productores para agregarle valor tranqueras adentro.

Ahora comenzaron un plan para completar el círculo de la sustentabilidad: por medio de compostaje, empezaron a utilizar los efluentes del feedlot para fertilizar la agricultura. El próximo paso es incorporar un biodigestor para producir biogás con los efluentes porcinos y movilizar una turbina que genere energía eléctrica, además de reaprovechar esos residuos también para fertilización.

En este contexto, la apuesta final es fabricar biodiésel, destinado a abastecer a su parque de maquinaria agrícola y a la flota de ocho camiones con los que diariamente movilizan granos, alimentos y animales.

Ciclo completo

“Andamos con la lengua afuera, porque hacemos todos los procesos nosotros. Y para las inversiones, deberíamos tener un banco propio. Pero bueno, reinvertimos, no sacamos el dinero afuera del país”, rescata Juan Manuel Longo, uno de los integrantes de la empresa familiar.

Cosechado los granos, el agregado de valor tiene varios frentes: el maíz se suministra a los animales picado con máquinas propias, con las que también prestan servicios a terceros, o en forma de alimento balanceado que se produce en una planta de molienda propia.

La soja, en tanto, es convertida en expeller mediante la planta extrusora, que elabora el aceite que se utiliza en parte para incorporar en las dietas de los cerdos;otra parte se comercializa y es la que se plantea la empresa convertir en biodiésel.

En Serrano, los Longo tienen también un feedlot de cinco mil cabezas. (Gentileza Juan Manuel Longo)

“Procesamos unas mil toneladas mensuales: el 50 por ciento lo consumimos y el resto lo vendemos a otras granjas. Pero tenemos también una línea parada que estamos reparando y acondicionando para poner en marcha. Cuando nos dupliquemos, vamos a consumir internamente todo, por eso también queremos duplicar la capacidad de producción de la planta”, señala Longo.

Según sus cálculos, en los meses de picado y cosecha, más los movimientos de hacienda, suelen necesitar entre dos y tres camiones cisterna por mes, que significan hasta 100 mil litros de gasoil. “Ya tenemos la materia prima que es el aceite, es solo un pasito más”, explica Longo.

En cuanto a los efluentes, la granja porcina actual genera alrededor de 100 metros cúbicos diarios de desechos sólidos y líquidos. Cuando la nueva granja alcance su máximo nivel productivo, el nivel alcanzará los 200 metros cúbicos.

“La idea es aprovechar los sólidos para generar biogás y dar energía eléctrica a la planta extrusora y a la de alimento balanceado. Podríamos generar hasta 0,3 megavatios y cubriríamos alrededor un 70 por ciento de lo que consumimos”, remarca Longo.

Los Longos también tienen maquinaria para confección de forrajes; por ejemplo, para rollos de alfalfa. (Gentileza Juan Manuel Longo)

El potencial, además, es mantener los desechos líquidos y utilizarlos para fertilización de la soja y el maíz que luego se transforman en forraje, y completar el círculo sustentable. “Hicimos estudios y es impresionante la cantidad de nitrógeno y fósforo que tienen”, valora Longo.

A tal fin, ya construyeron dos lagunas de tratamiento, cubiertas con geomembranas, que permiten retener los efluentes más de un año. La aplicación a campo se hará mediante un cañón recientemente adquirido con el que pueden cubrir 700 hectáreas.

A la par, también comenzaron a reutilizar los desechos del feedlot a través de compostaje. “Los estamos devolviendo a los campos donde se realiza el picado de maíz que, al no dejar rastrojo, quita materia orgánica”, remarca Longo.

Una mega granja

Hace un mes, la familia Longo de Serrano fue noticia porque pagó por su propia cuenta la mitad de la inversión para mejorar siete kilómetros de un camino rural que conecta a su granja porcina actual con la nueva que están construyendo.

Sucede que necesitan consolidar la vía por la que transitarán todos los días varios camiones cargados con alimentos para cerdos y con capones que saldrán para la faena.

Hasta ahora, la granja poseía 1.200 madres en un ciclo completo de gestación, maternidad, destete y engorde.

El proyecto que están ejecutando es para el armado de galpones exclusivos para engorde en otro campo, lo que les permitirá duplicar la producción.

La producción porcina enfrenta una coyuntura desmejorada en relación a los meses anteriores. (Imagen ilustrativa - gentileza Juan Manuel Longo)

“A mediados de agosto vamos a tener terminados los primeros galpones, y comenzarán a entrar los primeros animales. Allí arrancará la cadena de retención de madres, para empezar a inseminar en septiembre y desde allí son 11 meses. Calculamos que entre agosto y septiembre del año que viene la nueva granja ya va a estar a pleno”, confía Juan Manuel Longo.

En total, el productor estima que el año próximo la población de cerdos en el establecimiento tendrá 30 mil cerdos en simultáneo. “Cuando esté terminada, la granja va a sacar ocho millones de kilos de carne por año”, proyecta.

La unidad no sólo producen porcinos para consumo, sino que también destina parte a reproducción genética para comercializar madres a otros criaderos.

En paralelo, también está evaluando duplicar el feedlot, que actualmente tiene una capacidad para cinco mil cabezas. La estrategia apunta a realizar recrías a corral, aprovechando que tienen los equipos de picado necesarios para garantizar la comida para los novillos.

Actualmente, en las empresas del grupo trabajan de manera estable unas 80 personas. Con la nueva granja llegarán a 100.