La propuesta actual de la formación psicopedagógica postula construir saberes en torno a la educación sexual integral (ESI) que actúen de marco interpretativo y permitan analizar e intervenir en situaciones vinculadas a la sexualidad en los diferentes espacios de intervención, especialmente en las instituciones escolares.

“En el contexto presente, tanto nacional como internacional, se plantea la necesidad de introducir la perspectiva de género en los diferentes ámbitos: educativo, sanitario, jurídico, comunitario y social. Desde nuestra disciplina, será un desafío pensar y llevar a cabo nuestras prácticas en torno a la equidad de género, teniendo en cuenta las nuevas configuraciones familiares y crianzas contemporáneas. Una nueva mirada profesional en salud mental y educación que aloje las diferentes subjetividades sin llevarlas a lo patológico”, explica la licenciada Marcela Alluz (MP 12-3057), integrante de la comisión de Arte y Sociocomunitaria del Colegio Profe de Psicopedagogía de Córdoba.

“Las ideas centrales sobre las que se propone trabajar en la clínica son la concepción integral de la sexualidad y la educación sexual, la perspectiva de género y diversidad, y el reconocimiento de los jóvenes como sujetos de derecho en el marco de la Ley 26150”, agrega la licenciada Clarisa Carraro (MP 12-1758), integrante de la misma institución.

Las especialistas señalan que “la pretensión de la psicopedagogía en este momento epocal es fortalecer la tarea de los psicopedagogos a partir de la profundización teórica, el análisis e intercambio entre colegas y la reflexión en torno a estrategias de intervención contextualizadas”.

“De esta manera, se aporta a la construcción de un posicionamiento que permita acompañar a los estudiantes en sus procesos de aprendizaje y socialización, considerando a la sexualidad como un aspecto fundamental en el desarrollo de esos procesos”, añade a su turno el licenciado Pablo Saavedra (MP 12-1911), también integrante del Colegio Profesional de Psicopedagogía de Córdoba.

Estos profesionales recuerdan que, tradicionalmente, la escuela ha depositado sobre las disciplinas biológicas la ‘educación sexual’ de los estudiantes, asumiendo un posicionamiento limitado de la sexualidad”.

“A 13 años de la sanción de la ley de Educación Sexual Integral (26.150) atravesamos un proceso permanente y expansivo de su implementación en las aulas, brindando capacitación a los docentes para que construyan herramientas conceptuales y metodológicas para incluir la ESI en sus espacios curriculares”, añaden.

Para Alluz, Carrara y Saavedra, “es absolutamente necesaria la formación docente en este sentido para dejar de lado prácticas obsoletas que, sin embargo siguen circulando en las escuelas y que no alojan las diferentes maneras de vivir la sexualidad en niños y niñas que caen por los agujeros de una trama que no sostiene”.

“Es necesario que los psicopedagogos adquieran herramientas de transmisión de conocimientos científicos, actualizados y pertinentes sobre las prácticas de cuidado integral en el marco del ejercicio de los derechos, de tal manera de posibilitar a los y las estudiantes la construcción de sus proyectos de vida personales”, concluyen estos especialistas.