La escasez de microchip en el mundo frenó la planta de Volkswagen en Córdoba

La fábrica de cajas de cambio de Volkswagen en Córdoba licenció a sus trabajadores desde el pasado lunes 5 hasta el domingo 25 de julio, por efecto de la escasez de microchips en el mundo.

Hasta ahora, este problema no había afectado ninguna de las plantas automotrices de esta ciudad –Stellantis (Fiat), Iveco, Renault y Nissan– o del resto del país. Sin embargo, la escasez de microprocesadores es un tema que “día a día” analizan los fabricantes de vehículos en Argentina, por el cual algunos están ajustando sus programas de producción, según fuentes del sector.

En Brasil, la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea) calcula que dejó de producir entre 100 mil y 120 mil unidades –la proyección para este año es de 2,46 millones– por la falta de microchips. El mismo problema se repite en Estados Unidos y Europa.

También está afectando a los fabricantes estadounidenses de maquinaria agrícola, provocando el retraso en la entrega de equipos nuevos y la expansión del mercado de usados en el país del norte.

Si bien se trata de un problema a nivel global, el Centro Industrial Córdoba de Volkswagen Argentina es la primera industria metalmecánica en el país que se ve obligada a frenar su actividad productiva por este tema.

Según informaron a La Voz fuentes de la empresa alemana, la planta local volvería a la actividad a partir del próximo lunes 26 de julio, fecha en la que se estima podría normalizar su provisión de microchips.

De todas maneras, no es la única empresa en el país que se ha visto complicada por esta situación.

Por qué faltan los microchips

La escasez de microchips comenzó el año pasado, como resultado de una serie de factores que coincidieron con el avance en el mundo del virus Covid-19.

Las restricciones impuestas en buena parte de los países del mundo desató un aumento en el consumo de computadoras, equipos informáticos, sistemas para conectividad 5G, juegos electrónicos y virtuales y otras tecnologías.

Las automotrices, grandes consumidores de microchips por el avance de la electrónica y la conectividad en los vehículos, frenaron la producción y, por lo tanto, las compras a nivel global. Cuando retomaron la producción en el mundo, buena parte de los semiconductores se habían derivado a otros mercados.

A todo esto, no sólo las fábricas de microchips se vieron afectadas por la pandemia, sino también la logística internacional. Hay que tener en cuenta que la producción del taiwanés TSMC, el mayor fabricante de microchip en el mundo, utiliza componentes que se hacen en países como Japón y Alemania.

“El faltante por la pandemia se complicó por un sobreconsumo a nivel mundial de todos los productos informáticos y de conectividad, que se calcula es del orden del 30 por ciento. Complicadas por el virus Covid-19, las fábricas de microprocesadores no dieron abasto”, explica Leonardo Marques, director de la Cámara de Informática del Interior (Cidi).

Según el empresario del sector electrónico, en el país este problema también está afectando la provisión normal de switch, equipos de conectividad, CPU y GPU (parte del CPU que se encarga de procesar todos los gráficos que utiliza el sistema), como también a los proveedores de componentes informáticos.

Sucede que el boom de las criptomonedas en el mundo generó, además, un aumento en el consumo de placas de video de alta capacidad, compitiendo con la demanda creciente del mundo gamer. El resultado fue la suba en los precios de estas placas en Estados Unidos –principal mercado referente– de los 1.500 dólares, en la pre-pandemia, a 3.000 o 4.000 dólares.

Como la producción de microchips requiere de altos volúmenes de inversión, no son muchos los fabricantes en el mundo. Además de TSMC, están United Microelectronics (Taiwán) y GlobalFoundries (Estados Unidos), que en general producen los diseños de compañías como Qualcomm, Mediatek o AMD. A estos se suman Samsung, Intel y no muchos más.

“La industria de los microchips ha empezado a subastar al mejor postor, lo que provoca faltantes de productos económicos. La industria a nivel global estima que esto va a empezar a normalizarse recién a finales de este año o avanzado 2022”, agrega.