El viento de cola de las “commodities”: ¿sigue o cambia de dirección?

La pandemia de Covid-19 ha sido un golpe para la economía, no sólo argentina sino mundial, del que aún no se ha podido recuperar. De todos modos, para algunas naciones hubo oportunidades; por ejemplo, para los exportadores agroindustriales.

Según un informe del economista Juan Manuel Garzón del Ieral-Fundación Mediterránea, las materias primas agrícolas y los alimentos en febrero tuvieron un precio promedio que superó entre 20 por ciento y 30 por ciento al del mismo mes del año pasado, antes de que el nuevo coronavirus se globalizara.

Entre los más importantes para Argentina por su peso en la generación de divisas, la soja y sus derivados subieron más del 50 por ciento; el maíz, 46 por ciento; y el trigo, 40 por ciento. De esta manera, llegaron a sus mayores cotizaciones en siete años. 

De allí que haya proyecciones de que el ingreso de dólares por exportaciones será récord o estará entre los más altos de la historia este año. 

Hasta ahora, fueron varios los factores que traccionaron esta suba que comenzó a mediados del año pasado: la recuperación de la economía y el comercio global, la liquidez mundial, la debilidad del dólar y las bajas tasas de interés, que transformaron al mercado de
commodities
en un refugio de inversión seguro.

De todos modos, el indicador clave, según Garzón, es la aceleración de las importaciones chinas. “Para tener dimensión, en los dos primeros meses de este año, el gasto en bienes importados por parte de China ha crecido 34 por ciento y 26 por ciento respecto a similares períodos del 2020 y 2019. Y cuando se repasa el detalle, se observan variaciones interanuales muy elevadas en las compras de muchas commodities: 80 por ciento en los aceites, 49 por ciento en cereales y harinas”, ejemplifica. 

Ese peso del gigante asiático es, en paralelo, el que explica que este ciclo alcista de precios parezca comenzar a perder fuerza.

Por citar el caso de la soja: tras alcanzar los 525 dólares por tonelada en enero, en el mercado internacional, se mantuvo los últimos dos meses fluctuando en torno a esa cifra. El sueño de muchos actores económicos y del Gobierno de verla otra vez por encima de los 600 dólares, por ahora, quedaría trunco.

“Las importaciones de soja de China dejaron de crecer en los últimos tres meses y se estabilizaron en 100 millones de toneladas anuales, lo que estaría indicando que este volumen le está resultando suficiente al gigante para generar existencias con las que se siente relativamente cómodo y también para abastecer el flujo esperado de consumo de su mercado interno”, repasa Garzón.

A esto hay que agregar los factores especulativos del Mercado de Chicago, donde los contratos de futuros de la soja están operando con un ajuste de entre 10 por ciento y 15 por ciento. Mientras los valores actuales permanecen en un rango de 510 a 520 dólares la tonelada, para septiembre se ubican a 460-470 dólares, y para noviembre cerca de 450 dólares. Con el maíz sucede lo mismo.

Los fondos de inversión utilizan la compra y venta de contratos de soja de la misma manera en que salen y entran con las operaciones en acciones bursátiles. Por eso, cuando se vuelcan a comprar contratos elevan los precios y cuando ocurre como en la actualidad, que están desarmando en forma lenta pero sostenida sus posiciones, presionan a la baja.

Si bien Garzón no menciona las causas de esta decisión, podría obedecer al refortalecimiento del dólar y una suba de las tasas de interés que está ocurriendo a nivel mundial, que atraen de nuevo a los inversores.

De todos modos, un aspecto que hay que dejar en claro es que si la soja baja y se posiciona a 450 dólares, lo mismo es una excelente noticia tanto para los productores como para la economía nacional y para el Gobierno: es un valor muy superior al de los últimos años, cuando le costó superar la barrera de los 400 dólares.

¿Superciclo?

En la misma sintonía que Garzón, los investigadores Federico Di Yenno, Emilce Terré y Javier Treboux de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) elaboraron un reporte en el que analizan por qué suben los precios de las commodities y si es posible que esta suba se sostenga o no durante más tiempo.

Lo hicieron a partir de una charla dictada por un experto del mercado global, Ivo Sarjanovic, exgerente de varias unidades de negocio de Cargill y actualmente director no ejecutivo de Adecoagro y de Sucafina. 

Como base del análisis, los economistas de la entidad remarcan un dato no menor: el índice de commodities de la agencia Bloomberg pasó de su valor más bajo en la historia (se mide desde 1991) a fines de abril de 2020, cuando la pandemia de Covid-19 estaba en su mayor apogeo, a crecer a una tasa del 36 por ciento anual en febrero pasado.

A partir de allí, el objetivo del análisis es saber si es un incremento que va para largo plazo o es solamente un cambio en la demanda de corto plazo que se va a disipar con el tiempo. A tal fin, identificaron algunos factores clave:

Posicionamiento de los fondos de inversión.  La sobrerreacción de los precios respecto a los niveles prepandemia obedece en parte al incremento del déficit fiscal de las principales economías globales y el acompañamiento de políticas monetarias acomodaticias que han hecho caer fuertemente las tasas de interés a corto plazo. Se generó un fuerte aumento en la emisión monetaria, lo que alimentó las expectativas de inflación. 

Para cubrirse de esto, los fondos de inversión destinaron parte de esa masa monetaria a incrementar sus posiciones compradoras en los mercados de futuros alimentando el rally alcista en las materias primas. En la actualidad, los fondos mantienen una posición compradora neta, lo que significa una tendencia al alza de los precios.

Según la BCR, es la posición compradora neta más importante de la historia, incluso mayor a la mantenida en 2008 y 2012, últimos grandes ciclos de alza de cotizaciones.

“Si comparamos contra el ligero posicionamiento alcista que experimentaban los mismos un año atrás, el posicionamiento comprador presenta un incremento del 700 por ciento, y una suba de un 40 por ciento en los últimos seis meses. El sector que presenta compras más importantes es el agrícola, cuyos 10 principales productos negociados alcanzan una posición neta larga de más de un millón de contratos”, destaca el reporte.

Stocks ajustados por fuerte demanda de China. La demanda que viene ejerciendo el gigante oriental es intensa. Por ejemplo, de repente triplicó sus compras de maíz y se transformó en el primer importador global de ese producto, al tiempo que las 100 millones de toneladas que adquiriría de soja constituyen un récord. Esto significa un fuerte ajuste en las existencias de ambos granos, lo que fortalece los precios.

Energía verde. “El renovado énfasis en las políticas de energía verde en los recientes paquetes de estímulo anunciados por los responsables políticos de todo el mundo, es otra razón por la que algunos arguyen que estamos en los albores de un nuevo ‘superciclo’ de precios de las materias primas”, señala el documento de los investigadores de la Bolsa rosarina.

Analizados estos aspectos, la conclusión del informe es que si bien existen elementos que permiten pensar que el sostén sobre los precios puede mantenerse en el corto y mediano plazo, existen también señales que indican que en el interior del conjunto de las commodities habrá tanto ganadores como perdedores. 

“Sólo el tiempo dirá si nos encontramos en las vísperas de un superciclo de precios, o los mayores valores corregirán rápidamente los niveles de oferta para transicionar a un período en línea con su tendencia natural”, resume la BCR. 

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DÓLARES. El ingreso de divisas generadas por el agro sería récord este año, debido a la revalorización de los precios internacionales.