El cierre de escuelas en Latinoamérica fue el más prolongado del mundo


Latinoamérica
sufrió el cierre de escuelas más largo del mundo por la
pandemia
.

Según un informe de Unicef, en promedio, los establecimientos educativos en la región permanecieron cerrados 158 días –desde marzo de 2020 hasta febrero de 2021–, mientras que la estimación global fue de 95 días.

Las escuelas de esta parte del mundo abrieron de manera completa durante sólo 6 días el año pasado, mientras que el promedio en los colegios del resto del mundo fue 37 días.

“El promedio del calendario escolar es de 190 días, estamos hablando de que el 83 por ciento de ese calendario se perdió en clases presenciales”, explicó Ruth Custode, especialista de educación de la Oficina Regional de Unicef para América Latina y el Caribe.

“No podemos concebir que un año después de la pandemia y en un segundo año escolar sigamos con las escuelas cerradas cuando se han abierto los bares, restaurantes y centros comerciales. Hemos perdido ya un año en el que no sabemos qué aprendieron los niños”, agregó la experta. Para Custode es probable que muchos alumnos nunca regresen a la educación.

El cierre más largo

Según el mencionado informe, en todo el mundo hay 14 países en los que las escuelas se han mantenido durante el último año cerradas y, de ellos, dos tercios son latinoamericanos y caribeños.

Panamá es el país que más días tuvo las escuelas completamente clausuradas (211 jornadas), seguido de El Salvador (205) y Bangladesh (198).

También se destacan los prolongados cierres en Bolivia (192 días), Brasil (191), Costa Rica (189) y México (180).

Según Custode, la situación en Latinoamérica tiene “causas múltiples”, entre ellas el hecho de que los sistemas educativos en la región son especialmente vulnerables, con bajos presupuestos y muchos centros sin condiciones básicas de higiene como agua corriente.

Pandemia

Esas dificultades se han agravado con la pandemia, lo que ha hecho que para los Gobiernos sea muy difícil tomar la decisión de reabrir las escuelas y garantizar la seguridad tanto de los alumnos como de los profesores.

En su reporte, Unicef apuntó también que en la región la mayoría de los cierres se han decretado de forma generalizada, desde los ministerios, con “una misma receta para todos” que no ha tenido en cuenta la situación de muchas zonas donde el virus tiene poca presencia y las escuelas podrían haber permanecido abiertas.

“Estas estimaciones indican que la región es, por mucho, la más afectada por el cierre de escuelas en todo el mundo. Aquí los niños, niñas y adolescentes han estado fuera del aula más tiempo que cualquier otro niño, niña o adolescente en el mundo.

En el futuro, para América Latina y el Caribe la pérdida será más desastrosa y de mayor alcance que en cualquier otra región. No sólo para los alumnos, también para los padres y la sociedad en general”, señaló Jean Gough, Directora Regional de Unicef para la región.

El cierre de escuelas tiene consecuencias devastadoras para el aprendizaje y el bienestar de los niños. Los más vulnerables y los que no pueden acceder al aprendizaje a distancia corren un riesgo mayor de no regresar nunca al aula, e incluso de verse obligados a contraer matrimonio temprano o al trabajo infantil.

“En muchas partes del mundo, las escuelas son las primeras en reabrir y las últimas en cerrar. Pero en América Latina y el Caribe, las escuelas suelen ser las últimas en abrir y las primeras en cerrar”, agregó Gough.

“A medida que comienza el nuevo año escolar en la mayor parte de la región, varios países han comenzado a reabrir. Sin embargo, todavía hay varios (países) en donde las aulas permanecen cerradas. Para ellos, es urgente priorizar la reapertura y tomar todas las medidas para que sea lo más seguro posible”.

Estudiar a distancia, en veremos

Según Unicef, Latinoamérica no cuenta con las condiciones necesarias para que todos los alumnos puedan estudiar a distancia, por lo que este tipo de estrategias son sólo “parches” y no soluciones definitivas.

“Necesitamos soluciones que realmente garanticen el derecho a todos y especialmente a los más vulnerables. La única forma para estos niños que no tienen conexión, de los sitios rurales, los migrantes, es regresar a las clases presenciales”, sostuvo Custode.

Pero la falta de aprendizaje en sí no es lo único que preocupa a los expertos, que avisan de que sin ir a clase, los niños están perdiendo el proceso de socialización que es fundamental a esas edades y ya están sufriendo las consecuencias.

“Estamos perdiendo mucho más que la educación y esto va a tener repercusiones a corto, mediano y largo plazo”, cerró la especialista de Unicef.

El “precipicio digital”

Unos 1.300 millones de niños de entre 3 y 17 años, es decir, dos terceras partes de los menores en edad escolar de todo el mundo, no tienen en su vivienda acceso a internet, clave para poder seguir la educación a distancia.

La proporción es similar si se observa el rango de jóvenes de 15 a 24 años, ya que 759 millones de ellos, el 63 por ciento en el total, no disponen de conexión en el hogar, según un informe de Unicef y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

Más cifras

La tasa se dispara en la zona occidental y central de África, donde hay 194 millones de niños sin acceso a internet, el 95 por ciento del total, mientras que en el área sur de Asia y en el África oriental y meridional el dato es del 88 por ciento.

En América latina y el Caribe hay 89 millones de niños sin conectividad en el domicilio, el 49 por ciento.

Según expertos, estas carencias “aíslan del mundo a los chicos”.

clases_II_1614799514.jpg
clases_IIA_1614799514.jpg
clases_T_1614799514.jpg
clases_i_1614799514.jpg
clases_i_1614799514.jpg
clases_II_1614799514.jpg
clases_IIA_1614799514.jpg
clases_T_1614799514.jpg